Quien piense que esto de las formas de ser en las personas es algo ligero y fácil de entender, la verdad es que poco capta de la realidad. En rigor, si ser una persona abierta y comunciativa tiene pros y contra, ser de la manera contraria ha sido ampliamente estigmatizada en los últimos años.

 

Los conceptos de introversión y extraversión se desarrollan desde los trabajos del psiquiatra Carl Jung y hasta hoy lo que puede decirse sobre estos conceptos es todas las personas tienen un poco de cada componente. El punto es que en caa cual hay uno predominante. 

Enfrentando el estigma, no todos los introvertidos son tímidos o antisociales, ni todos son estrictamente de bajo perfil; de la misma manera, el éxito no se obtiene solamente llamando la atención.

 

En términos generales, las personas cuyo carácter predominante es la introversión, suelen ser muy interesados en el desarrollo cultural y, a pesar de que poseen estupendas cualidades, no siempre socialmente se les hace justicia en ese punto. Es que la gente ama el carisma de los extrovertidos, sean o no los mejores.

 

Lo importante es que si bien no soportan conversar sobre trivialidades y no son el alma de la fiesta, ser una persona introvertida goza de algunas ventajas.

 

 

Las personas con este carácter siempre se mantienen mentalmente ocupadas y enfocadas. Por lo mismo, no se aburren. Con los pensamientos que tienen les basta y les sobra. 

 

Hay gente que no puede estar sin una multitud alrededor, pero no es el caso de los introvertidos. Cuando están solos, lo cierto es que disfrutan al máximo.

 

Apartarse del "mundanal ruido" es para este tipo de personas una forma de recargar energías después de haber convivido con otros en el trabajo, en el tránsito, en el mercado, en reuniones o fiestas. El contacto con su entorno suele fatigarlos.

 

En esa dinámica, es raro que un introvertido tenga amigos falsos, por lo que su círculo de contactos es reducido y lo aprecian. Por todo ello, el uso del tiempo para este tipo de personas es mucho más efectivo.

 

El escuchar y observar les permite a los introvertidos desarrollar al máximo sus habilidades creativas. Como dice un especialista "si alguien visitara su mente, probablemente se sorprendería".