El Observador | En el último Wimbledon, la tenista de Luxemburgo Mandy Minella sorprendió al mundo al disputar la primera ronda con cuatro meses y medio de embarazo.

 

Si bien perdió 6-1, 6-1 ante la italiana Francesca Schiavone, la número 82 del ranking WTA dijo sentirse feliz por atravesar el mejor momento de su vida junto a su esposo Tim Sommer, quien además es su entrenador.

 

La noticia se conoció posteriormente, cuando la pareja publicó una foto en Facebook con Sommer besándole la panza a su esposa. Será el primer hijo del matrimonio.

 

"Wimbledon es mi último torneo esta temporada", dijo a la prensa Minella, cuyo bebé nacerá a finales de año.

 

La tenista dijo que no alteró su dieta aunque come más ensaladas –que ella misma se prepara– que comidas fuertes. También dijo que evita los saltos, monitorea seguido los latidos de su corazón y que duerme siestas cada vez que el cuerpo se lo pide. "Tengo suerte de ser mi propia jefa", le dijo al Daily Mail.

 

No es la primera vez que una deportista juega embarazada. Ni en tenis ni en ningún otro deporte.

 

El pasado 20 de abril, Serena Williams publicó en su cuenta de Instagram una foto de perfil en la que escribió "20 Weeks" (20 semanas) dando a entender que estaba embarazada junto a su esposo Alexis Ohanian, uno de los cofundadores de Reddit, un sitio web de marcadores sociales y agregador de noticias donde los usuarios pueden dejar enlaces a contenidos web.

 

La fecha significaba que cuando le ganó el Abierto de Australia a su hermana Venus estaba de ocho semanas. Antes había jugado el torneo de Auckland. Luego anunció su baja en los Masters 1000 de Indian Wells y Miami alegando una lesión de rodilla. Poco después publicó la foto. El 27 de junio posó desnuda para Vanity Fair ya con seis meses de panza.

 

 

Otra tenista, la alemana Tatjana Maria, jugó con tres meses y medio de embarazo la primera ronda de Wimbledon 2013. Perdió 6-0, 6-1 contra Hsiew Su-Wei de Taiwán.

 

La australiana Evonne Goolagong ganó cuatro veces del Abierto de Australia, dos de Wimbledon y uno de Roland Garros entre 1971 y 1980. El único Grand Slam que se le resistió fue el US Open. En 1976 perdió en la final ante Chris Evert (6-3, 6-0) luego de saber que estaba embarazada. Cuatro años más tarde se retiró del US Open, otra vez, cursando las primeras etapas de su segundo embarazo.

 

Otras deportistas como la bielorrusa Victoria Azarenka interrumpieron su carrera al embarazarse.

 

El hecho de que el tenis sea un deporte individual favorece que las deportistas sigan en competencia a pesar del embarazo.

 

En deportes colectivos de contacto las deportistas no toman el riesgo de poder recibir un golpe tanto de una adversaria como de la pelota. Eso ocurre en el fútbol, en el hockey sobre césped –donde la bocha es muy pesada y peligrosa– o el hándbol, donde se defiende con rudeza en las cercanías de las áreas.

 

Un caso diferente se da en el vóleibol donde las competidoras se dividen red mediante. Eso llevó a la puertorriqueña Diana Reyes a presentarse en los Juegos Olímpicos de Río 2016 con dos meses de embarazo.

 

"Me estoy protegiendo y no hay nada que temer o que me impida jugar", dijo apenas llegó.

 

Una leyenda del deporte mundial, la soviética Larisa Latynina, fue madre dos veces sin dejar de competir en gimnasia artística. La máxima ganadora mujer de medallas en la historia de los Juegos Olímpicos tenía cinco meses de embarazo cuando disputó el Mundial de Unión Soviética 1958. No solo ganó el all-around sino que también se colgó el oro en salto de potro, barras asimétricas y barra fija siendo plata en suelo.

 

Cada madre es un mundo. En 2011, la maratón de Chicago fue noticia porque una corredora aficionada de 27 años llamada Amber Miller completó los 42,195 kilómetros con 39 semanas de embarazo y luego se fue a dar a luz tras completar el recorrido en seis horas y 25 minutos.