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Desde Lima hasta Cusco: la esencia histórica de Perú

Por Gilberto Marquina/ El Economista.com.mx | 8 Diciembre, 2017 - 14:57
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Imponentes vestigios arqueológicos que dan cuenta del glorioso pasado de estas tierras sudamericanas.

El Distrito de Miraflores, uno de los más turísticos y visitados de la capital peruana es el inicio de nuestro recorrido, ese que nos mostrará los secretos y misterios de una de las cunas civilizadoras de la humanidad.

Es justo aquí en la costa del Pacífico sur, donde yace una de las zonas arqueológicas más antiguas de Perú: La Huaca Pucllana.

Este centro ceremonial de la Cultura Lima, que se desarrolló entre el 200 y el 700 antes de Cristo, se compone de una pirámide truncada de 20 metros de altura y de siete niveles que fue construida a base de pequeños bloques de adobe colocados de forma vertical, utilizando la técnica del librero y cantos rodados.

A esa imponente edificación se suma un conjunto de seis plazas, patios y un pequeño museo, esos espacios alguna vez fueron testigos del poderío de esta antigua ciudad cuyo nombre significa “lugar de juegos sagrados”.

La zona arqueológica cuenta con un circuito turístico por el cual nos podemos desplazar con un guía oficial que nos acompañará en el recorrido, así, además de disfrutar del sitio arqueológico, podremos observar la recreación de rituales limas como el Yschma o los del rompimiento de vasijas.

El guía también nos lleva a admirar algunas tumbas Wari, a explorar los parques de fauna y flora nativa, así como a conocer los métodos de la elaboración de adobe.

Huaca Pucllana se puede visitar de miércoles a lunes de 9 a 17 horas y los recorridos nocturnos están disponibles de miércoles a domingo de 19 a 22 horas.

Tesoro arqueológico

A unos minutos de Miraflores, en el distrito de Pueblo Libre, está el Museo Larco. Ahí se exhibe, quizá, una de las colecciones arqueológicas más importantes de Perú.

Este centro cultural está ubicado en una antigua mansión virreinal del siglo XVIII, rodeada de hermosos jardines, donde a través de su colección permanente es posible conocer más de 5.000 años de historia precolombina de esta nación sudamericana.

Nuestro recorrido inicia en la Galería de las Culturas que, en tres salas, muestra objetos de piedra, madera y cerámica de las diferentes culturas que habitaron estas tierras andinas.

Visitamos la sala textil, que aloja una de las joyas del museo: El Manto Paracas, un textil con más de 2.500 años de antigüedad.

Después nos dirigimos a la sala de Ceremonia del Sacrificio para conocer los diferentes rituales, tanto humanos como de animales, así como observar varios de los instrumentos usados en éstos.

Otra de las salas que sorprende es la de Recipientes Ceremoniales, donde admiramos vasijas, cuencos, copas y vasos utilizados en diferentes ritos y fabricados con cerámica o metales preciosos.

En la Galería de Oro y Joyas se presentan objetos confeccionados con oro y plata como joyas, instrumentos musicales, objetos ceremoniales, armas, máscaras y ajuares funerarios, así como miniaturas de metales preciosos y textiles adornados con oro. La sala cierra con una impresionante pieza: un atuendo ceremonial Chimu que los historiadores creen se usó como ajuar funerario.

También amerita una visita la Galería de Arte Erótico con utensilios, vasijas y figuras de representaciones sexuales en la cultura precolombina peruana. Una de las tantas cosas que hace único el museo es su Depósito que está abierto al público y en el que es posible perderse por sus pasillos y deleitarse con más de 35,000 piezas de cerámica en sus interminables estantes.

Al finalizar la visita, no deje de recorrer sus hermosos jardines y hacer una pausa en el Café del museo para degustar algunos platillos típicos de la gastronomía peruana. Antes de salir no olvide visitar la Boutique. Ahí encontrará excelentes recuerdos de su visita.

El histórico Cusco

Es tiempo de salir de la ciudad de Lima y dirigirnos a Cusco. El vuelo dura, aproximadamente, 1 hora 15 minutos, en el cual tenemos la oportunidad de disfrutar de una vista inigualable de los andes.

Lo primero que llama la atención al llegar a la ciudad son los hermosos techos rojos de las construcciones del Centro Histórico, sus estrechas calles y su imponente plaza principal.

El primer lugar que visitamos son las ruinas del Coricancha, considerado el templo más importante del imperio Inca, el cual está dedicado al dios Inti (sol).

Este sitio es una de las más grandes expresiones de la ingeniería inca, el cual está ubicado bajo el Convento y Templo de Santo Domingo, y los cronistas de la época relatan que estuvo completamente cubierto de láminas de oro en sus muros y pisos.

Dentro del Convento podemos admirar las ruinas del Templo del Sol, el Templo de las Estrellas, el Recinto del Arcoíris, la sala de sacrificios, el Recinto del Rayo, Trueno y Relámpago, así como los Jardines Sagrados.

A 3 kilómetros de Cusco está Sacsayhuamán, otra obra arquitectónica Inca, construida con rocas talladas de tamaño descomunal y unidas sin ningún tipo de adherente. Algunas de más de 5 metros de altura con un peso aproximado de 250 toneladas.

A primera vista parece una muralla de roca sólida, se cree que fue una construcción de tipo ceremonial, pero el tamaño de sus paredes hizo creer a los conquistadores que se trataba de una fortaleza militar.

Sacsayhuamán está dentro del Parque arqueológico del mismo nombre y tiene una extensión de 3,000 hectáreas. En este sitio, también están los vestigio de Qenqo, Tambomachay y Puca Pucara.

Moray y la sal de maras

Dejamos Cusco y emprendemos un viaje por carretera y terracería de casi una hora, para llegar a Moray, una zona arqueológica, que nos muestra, desde su mirador, una serie de andenes circulares concéntricos realizados sobre depresiones naturales.

La serie más grande tiene 12 andenes y una profundidad de 90 metros. Éstos funcionaban como un laboratorio agronómico, ya que cada círculo tenía un microclima particular de acuerdo con la profundidad en que se encontrara y eran utilizados para obtener diferentes tipos de cultivos.

Nuestro camino continúa y es momento de visitar las milenarias salinas de Maras, ubicadas en la pendiente de un cerro donde se han construido pozas que se llenan con el agua salada que nace de un manantial y mediante un proceso artesanal de evaporación se obtiene la famosa sal de maras.

La salinera nos ofrecen una vista espectacular, ya que desde la parte más alta podemos apreciar las más de 6,000 pozas de recolección de sal y ver a los trabajadores realizando diferentes faenas para obtener la Sal de los Incas.

Dejamos Maras e iniciamos un recorrido de dos horas que nos lleva a Aguascalientes o Machu Picchu Pueblo, como prefieren nombrar a esta población ahora.

El Santuario Incas

Decidimos iniciar el recorrido a primera hora. Abordamos un autobús que nos lleva directo, en un trayecto de 25 minutos, por una sinuosa carretera y en un ascenso que parece no tener fin, hasta la puerta de la zona arqueológica. Desde ahí el camino se hace a pie.

Pasamos veredas de tierra que nos conducen a una cornisa sobre la montaña, desde donde emerge, de entre la neblina, la ciudadela Inca de Machu Picchu, custodiada por montañas y acantilados.

A la derecha de la ciudadela vemos balcones o terrazas de cultivos, al frente la montaña joven, el Huayna Picchu, la cual aparece en la mayoría de las fotografías y si se mira con atención se ven, sobre ésta y hasta su cima, más terrazas de cultivo.

La vereda por la que entramos es el final del camino Inca y concluye en la puerta de la ciudad. Al cruzarla, vemos lo que eran las viviendas y talleres. Caminamos por sus pasillos y visitamos algunas habitaciones. El recorrido nos lleva al templo del sol y el mausoleo y bajo éste encontramos el templo de la Madre Tierra (pachamama), para dar paso a la Residencia Real, que se compone de dos habitaciones de fina mampostería.

Esta residencia nos da acceso a la Plaza Sagrada, donde admiramos el Templo Principal y el Templo de las Tres Ventanas. Una escalinata nos lleva al Intihuatana (lugar donde se amarra al sol), un observatorio solar compuesto por una escultura monolítica que servia para medir el tiempo. Unos pasos más adelante nos encontraremos con la Roca Sagrada, que es una representación de una montaña, esculpida sobre roca en un pedestal.

Machu Picchu fue construida en el siglo XVII como un centro religioso Inca y fue la residencia de descanso de emperador inca Pachacútec. Está dividida en dos sectores principales, el urbano y el agrícola y cuenta con 172 recintos. Las construcciones de la ciudad ocupan un área de 530 metros de largo por 200 ancho.