Para el compositor José Cantoral, la industria musical vive su mejor momento luego del cambio tecnológico que significó la llegada de internet, el cual transformó las formas de distribución y dio pie para las plataformas de streaming como Spotify, Apple Music o Deezer. Sin embargo, considera que los creadores no ganan como se merecen.

“Antes era importante que estuvieras (como compositor) en un disco de un gran intérprete que te pudiera representar, y que por las ventas pudieras recibir una gran participación”, comentó el compositor, quien está convencido de que se ha hecho mucho en la lucha por los derechos de autor en nuestro país.

“La parte digital está cuidada en el sentido de que tienes la huella digital y esa huella digital te permite saber cuándo está sonando y en dónde está sonando tu canción. La Sociedad de Autores y Compositores de México no se quedó dormida y comenzó a hacer gestiones legales y jurídicas para que las leyes apoyen a los compositores. La SACM está a la vanguardia”.

“Desafortunadamente, quien cobra la mayor parte del derecho de autor son las productoras discográficas, quienes son las que manejan el catálogo y cobran por muchas obras (a las plataformas de streaming), pero entre tanto material el cobro se pulveriza. Al final de cuentas, lo que se está luchando es por un porcentaje mayor, porque el derecho primigenio lo tenemos los autores, ya que sin canción no puede seguir creciendo la pirámide”, nos dice Cantoral, quien considera que se está yendo por buen camino.

Por su parte, Alán Santos, compositor, músico del grupo Centaurvs y Timy & The Monsters, y director del sello Rock Juvenil, considera que en estos tiempos, una banda independiente que sea dueña de la música que compone, puede tener más ventajas sobre un grupo que pertenece a una disquera: “Los esquemas cambian dependiendo del tamaño de la banda o del acuerdo con el sello discográfico, pero puedes ser una banda independiente y recibir más ingresos de los que podrías haber recibido siendo parte de una disquera grande”.

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“Para las bandas pequeñas y medianas, que han tenido la posibilidad de dar a conocer su música a través de redes, tienen la posibilidad de recolectar regalías que de otra manera. Muchos artistas grandes… si generan 100 millones de plays, no reciben lo que les correspondería al 100 por ciento. La manera de distribución ya no es como antes, las reglas han cambiado y ahora nos corresponde adaptarnos como músicos, compositores e intérpretes”.

Preguntamos a Alán Santos por qué ocurren estas cosas en una época en la que es más fácil darte cuenta de cualquier plagio y nos contestó lo siguiente: “En la música tonal —que es lo que se usa en la música popular—, tienes combinaciones limitadas y es ahí es donde entra este tema. En este contexto en cuenta el cómo, es decir, hay que encontrar nuevas maneras de presentar la música e introducir elementos propios”.

“Pero por otro lado, gracias a internet, es más fácil que se den cuenta si usaste algún elemento de alguien más (es más visible ahora), pero la música nueva está basada, en su mayoría, en las técnicas de sampleo: es más fácil que te identifiquen pero curiosamente es la técnica de composición más utilizada hoy en día. Y es parte de la historia de la música. Si revisamos el proceso, la música clásica se ha inspirado en la música popular, no estamos en una burbuja y no nos podemos abstraer”, finalizó a Alán quien asegura que lo más importante es trascender este miedo a componer y ser plagiado.

Por su parte, Cantoral concluyó lo siguiente: “Hay que seguir a la par de tecnología que está cambiando todos los días para poder legislar lo suficiente de tal manera que no existan baches en la ley que te dejan desprotegido. ¿Qué podemos hacer nosotros? Los autores debemos conocer las reglas del juego y renovarnos. Sí es importante una administración limpia y pulcra (en referencia a la SACM), pero nadie va a darte inspiración o suerte para que un tema un tema tuyo lo grabe un artista y sea un hit muy importante y puedas disfrutar de las regalías”.