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El fotógrafo mexicano que destacó World Press Photo Foundation

Por El Economista | 1 Enero, 2019 - 11:00
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El trabajo a través del lente de Yael Martínez fue seleccionado por la institución y será exhibido en diferentes países.

Yael Martínez Velázquez es uno de los seis talentos seleccionados por el World Press Photo Foundation para su próximo programa global 6×6 que reúne a los mejores fotógrafos de seis regiones del mundo: Norte y Centroamérica; Oceanía; Sudamérica; Europa; África y Asia. Durante un año el trabajo del mexicano será expuesto en diferentes sedes del mundo, empezará la exhibición de su trabajo en países como Alemania y África, con el objetivo de acercar a los artistas seleccionados a una audiencia global.

En entrevista, el fotógrafo guerrerense contó a El Economista que ser parte de esta selección es un puente para ser el portavoz de las personas que viven en contextos complejos y plagados de violencia, como él y su familia lo han vivido en carne propia.

“No necesitamos ir del otro lado del mundo para retratar situaciones extremas, por eso decidí retratar a mi comunidad. Ser un realizador de imagen y periodista, labor que he desempeñado en algunos trabajos, es para mí un canal en el que se puedan escuchar, y retratar, las voces de las personas que están pasando por estas situaciones de violencia e invisibilización”, dijo.

La manera íntima con la que Yael retrata los duelos y los golpes de violencia a comunidades indígenas y afrodescendientes en México conmovió a la crítica del 6x6 Global Talent Program World Press Photo. “El enfoque de Yael Martínez para la fotografía documental es valientemente íntimo y empuja los límites de las prácticas tradicionales de narración. Por ejemplo, Martínez se ubica en varias fotografías, que no sólo agregan una capa increíblemente emocional a su trabajo, sino que también desafían nuestra forma de pensar acerca de la fotografía documental” expresó la institución acerca del trabajo del mexicano a cargo del comité de selección conformado por Juan Brenner, fotógrafo y director de arte independiente (Guatemala); Ana Casas Broda, fotógrafa, editora y cofundadora de Hydra + Fotografía (España / México); Barbara Davidson, fotógrafa (Canadá), y Loup Langton, fotógrafo y editor independiente (Estados Unidos).

—¿Cuáles son los temas de los que alimentas tu fotografía?

—Desde el año 2013 he venido trabajando el tema de violencia y desapariciones forzadas. Me interesa describir visualmente lo que pasa en la familias en México que sorteamos estas situaciones. Difícilmente he podido publicar estos trabajos en México porque siempre hay un veto por estos temas o se prioriza el breaking news. Entonces los trabajos de largo aliento cuestan más trabajo publicarlos.

—¿Qué significa para ti ser seleccionado como uno de los mejores fotógrafos a nivel global?

—Es significativo, pero considero esto como una plataforma en la que yo pongo sobre la mesa casos que siguen pasando, y que tener una evidencia ayude a resolverlos. Eso es lo que a mí me toca.

—¿Dónde se ubican las situaciones violentas de tus imágenes?

—Estuve trabajando en la sierra caliente de Guerrero y Michoacán, también en Tijuana antes de que pasara la Caravana Migrante, y tengo algunos registros de la violencia en el estado de Sinaloa. En dos proyectos que llevo a la par, también retrato la injusticia social que viven las comunidades afrodescendientes, y otro con el que tuve el apoyo de Magnum Photo sobre la espiritualidad en las comunidades indígenas, por ejemplo, los rituales de lluvia en Guerrero. Hay una vinculación en estos dos últimos temas: las comunidades están en lugares geográficos en donde reina el crimen organizado, lo que aumenta la precariedad en la que viven y el contexto social es cada vez más complejo. En lugar de encontrar soluciones están quedando más aisladas lo que desencadena otro de los temas con el que he trabajado: la movilidad forzada. Estas comunidades han tenido que moverse a causa de la violencia”.

—¿Cómo nació tu afición por la fotografía?

—Yo vengo de una familia de artesanos joyeros en Taxco y mi padre siempre nos vinculó al arte, cuando estaba en la prepa me gustaba ver un programa de televisión que era de fotógrafos; pero yo no tenía ni una cámara, sin embargo, me aferré a la idea y después de ser asistente de fotografía de arquitectura, en 2008, empecé a generar proyectos propios porque siempre me ha gustado la fotografía humanista y documental. Además, siempre he visto mis proyectos como personales.

—Además de ser un creativo reconocido en el mundo también te interesa la formación de nuevos documentalistas.

—Sí, tuve la fortuna de formarme en Oaxaca en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), en donde ahora junto a figuras como Joan Liftin, Antoine d’Agata, Pablo Ortiz Monasterio y Sylvia Plachy daremos un taller de fotografía documental. La idea es que a través de la educación plural se generen oportunidades para la gente a la que le entusiasma la fotografía. En México hay mucho talento y para mí es importante mantener vivos estos proyectos en la comunidad y seguir generando nuevas voces.