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El imperecedero encanto de Salvador de Bahía

Por El Observador | 22 Abril, 2019 - 15:00
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El colorido destino del nordeste de Brasil sigue encantando a los muchos turistas que cada año llegan a disfrutar de sus playas y ciudad.

Hay destinos que nunca pasan de moda, o que por lo menos saben reconvertirse y volver una y otra vez al podio de los más deseados, como el de Salvador de Bahía, la ciudad más poblada de la famosa región nordestina de Brasil. Figura entre los primeros 20 destinos a visitar entre los 52 lugares recomendados en 2019 por el New York Times. Si bien Bahía recibe visitantes todo el año, la época preferida está entre los meses de diciembre y marzo, que además incluye el carnaval de Bahía, uno de los más importantes del país del norte.

Como gran ciudad que es, tiene una buena red de transporte público, y en la zona del centro se puede transitar perfectamente a pie. 

Salvador posee un enorme acervo patrimonial, histórico y cultural. Su centro histórico alberga el conocido barrio Pelourinho. El incalculable valor y belleza de sus edificios coloniales así como sus coloridas fachadas le valieron el título de Patrimonio de la Humanidad por Unesco. Esta distendida ciudad conserva su patrimonio edilicio del siglo XVI, con la sede de gobierno en la Ciudad Alta y el centro urbano en la Ciudad Baja. La zona del Pelourinho realmente merece al menos medio día para recorrerla (mucho mejor en horas de la mañana). Son varios los puntos a tener en cuenta para una caminata por la zona. Bahía es cuna cultural de Brasil, y el escritor Jorge Amado es uno de sus principales representantes. La Fundación Casa de Jorge Amado se puede visitar y posee un enorme archivo con documentos, fotografías, libros, además de un café-teatro y exposiciones. Otro de los atractivos son los famosos blocos (comparsas) que ensayan en diferentes puntos de la ciudad. Uno de los más famosos es Olodum, pero hay varios más, y se los puede encontrar prestando atención al oído y así se llega a algún ensayo. Por las noches pueden descubrirse varios de estos grupos que despliegan un gran espectáculo con el sonido de sus tambores. 

Uno de los edificios distintivos es el de la catedral de San Salvador. El otro templo de gran importancia es la iglesia y el convento de San Francisco, uno de los más visitados por los turistas; aquí el barroco se encuentra en todo su esplendor. La iglesia de Nuestro Señor de Bonfim de estilo rococó, cuya imagen es la más venerada a nivel local y nacional, es otro de los sitios destacados. Aquí es donde se venden (y de donde provienen) las famosas cintas de la suerte, un ícono bahiano indiscutido. El paseo por templos religiosos podría incluir a Nossa Senhora do Rosario dos Pretos, en el llamado Largo del Pelourinho. 

Otro clásico es el Mercado Modelo, en la parte baja de la ciudad, con más de 250 tiendas que venden todo tipo de artesanías. Este es el lugar adecuado para comprar todo tipo de recuerdos y regalos. Además, es muy alegre y se pueden ver performances y shows de capoeira. Al Mercado Modelo se llega por otro ícono de Bahía: el elevador Lacerda, inaugurado a fin del siglo XIX, se creó para conectar la parte alta con la parte baja de la ciudad. 

Uno de los atractivos del lugar es el Faro da Barra, el más antiguo de América, construido en el siglo XVII, un paseo ideal para recorrer la estructura edilicia y conocer su maquinaria francesa. 

Un sitio famoso y adorado por los niños es el llamado lago de los Dioses, en donde flotan ocho enormes estatuas (de 7 metros de altura cada una). Son figuras orixás, dioses yoruba que simbolizan el espíritu y las raíces africanas de una gran parte del pueblo bahiano. El conjunto de esculturas rinden tributo al candomblé.

En otra tónica, pero no menos importante, se encuentra el fuerte de San Marcelo (o San Onofre), una estructura circular sobre un banco de arrecifes a unos 200 metros de la costa, otrora fortaleza para protegerse del enemigo que atacaba por el mar. Hoy puede visitarse para conocer además sus salas de exposición con fotografía y pintura, tomando una embarcación desde una terminal cercana al Mercado Modelo.

Por las tardecitas y noches, una de las zonas donde la bohemia, la música, los tragos y las diferentes opciones gastronómicas se imponen, es el Barrio Vermelho. Y si se desea ver danzas, desde capoeira, danza do fogo y demás, un lugar imperdible es el teatro Miguel Santana. En cuanto a la cultura afrobrasileña, el lugar donde apreciarla es el Museu Afro-Brasileiro, con un acervo de más de 1.100 piezas donde aprender sobre tan interesante sincretismo cultural. 

Las playas

Bahía es muy completa, posee todos estos atractivos urbanos y a la vez brinda a sus visitantes la riqueza natural y de relax de sus playas. Son 50 kilómetros de playas que se dividen entre las de la Ciudad Alta (bañadas por el océano Atlántico) y las de la Ciudad Baja, donde llegan las aguas de la bahía de Todos los Santos. Son playas en cuya mayoría hay una gran franja de arena, se practican deportes y poseen servicios e infraestructura. Una de las más conocidas es la Praia da Barra, en el barrio del mismo nombre, y es muy frecuentada por los locales. Sus atardeceres son muy famosos, con el Farol (Faro) da Barra como protagonista de la hermosa postal. A cierta distancia pero de gran concurrencia por su belleza, Praia do Forte es un lugar donde merece la pena ir a pasar un día (está a unos 80 kilómetros de Salvador), ya sea en tour o ir por cuenta propia en el transporte público. Otra de las playas famosas es Itapuã, a unos 40 minutos de Salvador, muy famosa para ir a pasar la tarde y disfrutar del movimiento de sus bares y restaurantes.