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El rasgo de personalidad propio de la gente inteligente

Por BioBioChile.cl | 17 Noviembre, 2017 - 14:29
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Investigadores midieron la correlación entre la habilidad evaluadora de los sujetos y un rasgo que etiquetaron como “humildad intelectual”.

“Errar es humano y rectificar es de sabios”, afirma un refrán ancestral. Los psicólogos y neurólogos de la Universidad de Duke han confirmado científicamente el proverbio, según los resultados de una investigación publicada en el especializado Boletín de Personalidad y Psicología Social.

El estudio midió la correlación entre la habilidad evaluadora de los sujetos y un rasgo que etiquetaron como “humildad intelectual”. La humildad intelectual consiste en la conciencia del individuo de que está “potencialmente equivocado” en sus criterios. A ese concepto le opusieron la arrogancia intelectual, que alude a la incapacidad de la persona para percatarse del error.

Mark Leary, el líder del proyecto, ideó junto a su equipo una escala única de humildad intelectual. Para ello se basaron en otros atributos como la apertura, la curiosidad, la tolerancia a la ambigüedad y el dogmatismo. Luego llevaron a cabo cuatro estudios por separado, para estimar la humildad intelectual en participantes con criterios opuestos (en particular, religión y política).

En un caso, los pusieron a leer ensayos que argumentaban a favor o en contra de la religión. Luego les pidieron que calificaran la personalidad del autor. Los individuos intelectualmente humildes (identificados previamente según la escala), fueron mucho menos críticos con las opiniones antirreligiosas que los intelectualmente arrogantes. En el caso de la política ocurrió igual. Al ponerlos a valorar a los políticos que cambian de opinión sobre un tema, los participantes intelectualmente humildes se mostraron menos propensos a criticarlos, sobre todo en caso de que aparecieran nuevas evidencias que justificaran el cambio.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que las personas con una humildad intelectual alta “discriminaron entre argumentos fuertes y débiles con más éxito que los participantes intelectualmente arrogantes”. El rasgo fue decisivo en la capacidad de apreciación objetiva entre un grupo y otro. Según el profesor Leary, esta capacidad se puede entrenar. Para ello invita a las personas a informarse más, atendiendo a diversas fuentes para evitar el sesgo.

La aplicación de esta herramienta ha llegado al mundo corporativo. Google, una de las empresas más exitosas de la historia, incorporó a la humildad intelectual como una de las cinco cualidades esenciales para contratar a sus empleados. Laszlo Bock, el ejecutivo a cargo de este trabajo, explicó que “sin humildad no se puede aprender”.

Otra investigación a cargo de Karina Schumann, Carol Dweck y Tenelle Porter, de la Universidad de California, también concordó con los resultados de sus colegas de Duke. “Queríamos comprobar que las personas con mayor humildad intelectual estarían más dispuestas a aprender de aquellos que no estaban de acuerdos con ellas”, cuenta Portner en un artículo.

“Les pedimos a los participantes que informaran sus posiciones sobre asuntos importantes (por ejemplo, control de armas, pena capital, acción afirmativa en admisiones a la universidad). Luego les pedimos que imaginesen discutir el problema que encontraron más importante con alguien que tenía la opinión contraria. Como se predijo, las personas que tenían una mayor humildad intelectual tenían más probabilidades de escuchar la perspectiva de la oposición y tratarían de aprender algo de ella”, agregó.

“La humildad intelectual está asociada con estar más dispuestos a aprender de la visión opuesta. Los que tienen una mayor humildad intelectual parecen tener una mente más abierta, sin duda una ventaja en cualquier entorno en el que uno pueda encontrar desacuerdos”, concluyeron los psicólogos.