Artículos
Este ingeniero colombiano está entre los mejores fotógrafos del mundo
Entre 370.000 fotografías de todo el mundo, la suya fue elegida como una de las mejores en el Sony World Photography Award.
Juan Camilo Arias es un ingeniero civil de Medellín con una maestría en restauración de edificios históricos. Se empezó a interesar por la fotografía cuando estudiaba su maestría en Europa, donde le tomaba fotos a todo lo que veía. Además, su esposa es fotógrafa y a él le gusta mucho lo que ella hace. Fue así como descubrió su otra pasión y decidió tomar clases profesionales en la academia Yurupary de la capital antioqueña.
¿Cuándo se inició en la fotografía?
Las clases profesionales las empecé hace tres años. Y como hobby, creería que aproximadamente hace 15.
¿Qué tipo de fotografía le gusta?
No tengo un tema específico definido, lo único que sé es seguir la luz. Me gustan los paisajes, bodegones, los retratos, la arquitectura, es decir, le tomo fotos a todo lo que veo.
Cuéntenos un poco del premio que acaba de ganar.
El Sony World Photography Award es uno de los certámenes más prestigiosos del mundo en fotografía. En este caso, yo gané en la categoría de mejor foto del país y escogieron la mía por parte de Colombia.
¿Este premio es para aficionados o para profesionales?
Es para cualquier persona a la que le guste la fotografía. Ellos tienen diferentes categorías, para niños, estudiantes, profesionales. Casi cualquier persona que tome una foto la puede enviar libremente, está abierto para todo el público.
¿Con cuál foto ganó?
La tomé mientras estaba en una práctica fotográfica en el estudio de un profesor que se llama Andrés Sierra. Estábamos allí y llegaron los perros de él y se sentaron en el sofá, y fue una escena muy bonita, porque mientras yo comía uno de los perros alzó la cabeza y sacó la lengua. En ese momento capté la imagen y quedó una foto con luz natural muy bonita, porque a pesar de estar en contraluz está iluminada y con unos tonos muy neutros.
Quedó una foto muy tierna, muy natural y muy bonita.¿Cómo surgió la idea de enviar esa foto?
Desde la academia nos animan a que participemos en concursos. Me animé porque uno como fotógrafo siempre piensa que tiene la mejor foto, entonces dije: ¡vamos a ensayar!, y me dijeron que sí.
¿Por qué esa foto y no otra?
En fotografía lo más difícil es escoger la foto porque uno está encariñado con todas las que ha tomado. En mi caso, le pregunté a mi esposa y le pedí su opinión, y ella escogió esa. Yo digo que jugó mucho la intuición femenina en este caso, porque ayudó a que ganara la foto.
¿Qué título tiene la foto?
Los perros. Es un título sencillo, pero de alguna manera expresa que los perros se adueñaron del sofá, que es algo que siempre ha sido propio de las personas. En este caso, ellos se sentaron y fueron los protagonistas de la foto
¿Tiene perros?
No, pero es más por el tema del espacio en el apartamento.
¿No es como irónico ganar con este tema y no tener perro?
Sí, es verdad, pero esa es la magia de la fotografía, que uno como fotógrafo debe estar pendiente de todos los momentos y todos los detalles. Había muchas personas en la clase y solo yo lo vi.
¿Sabe cuántas fotos de Colombia participaron?
Tengo entendido que, en todo el concurso, se enviaron más de 370.000 fotos de todo el mundo, y saber que entre esa cantidad de fotos escogieron la mía es un privilegio, un orgullo y una felicidad muy grandes.
¿Cuando usted envío la foto pensó en ganar o lo hizo más por el ánimo de participar?
Siempre guardé la esperanza de ganar, de que iba a pasar algo bueno, y cuando pasó la sensación fue mucho más grande de lo que imaginé.
¿Qué reconocimiento trae el premio?
Es una invitación a la ceremonia que se realizará el 17 de abril en Londres. Van todas las personas que ganaron en las diferentes categorías. Al siguiente día hay una exposición de las fotografías ganadoras en una de las galerías más importantes de Londres, Somerset House. También se imprime un libro y se hace el reconocimiento a nivel mundial de este premio.
¿Qué siente al ser ganador de un premio tan prestigioso?
Se siente una felicidad indescriptible porque esto involucra la familia, la academia, es decir, es un reconocimiento a toda esa labor.
¿No es muy extraño un ingeniero ganándose un premio de fotografía, porque se dice que son muy cuadriculados y muy poco sensibles? ¿Cómo logró usted esa combinación?
Creo que eso se logra desde pequeño en la familia y en la parte educativa. Creo que, siendo ingeniero, tengo una muy buena sensibilidad que pocos tienen, y esto me ha permitido este logro.
Si le tocara escoger entre la ingeniería y la fotografía, ¿por cuál se inclinaría?
Quiero seguir con mi profesión. La restauración de edificios me apasiona y la fotografía ha sido más bien un hobby, porque me permite desestresarme, ver la vida de otra forma. Antes veía solo problemas de ingeniería, y ahora ya veo también problemas de luz, quiero que la fotografía sea un placer y no se me convierta en una carga porque tengo que sacar determinadas fotos como compromiso.