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Estudio científico comprueba relación entre dieta mediterránea y retraso del envejecimiento

Por LifeStyle.com | 4 Diciembre, 2014 - 09:43
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Investigación de la Universidad de Harvard publicada en la revista British Medical Journal señala que alimentación a base de pescado, aves, legumbres, frutas y hortalizas frescas protege los códigos genéticos.

Los telómeros son unos tramos del ADN que protegen los códigos genéticos. Algunos expertos los han comparado con las puntas protegidas de los cordones de los zapatos. Su papel principal es mantener en las mejores condiciones los cromosomas responsables del paso del tiempo.

Un reciente estudio hecho en la Universidad de Harvard y publicado en la revista especializada British Medical Journal afirma que el apego a una dieta mediterránea ayuda a la conservación natural de los telómeros y, por lo tanto, del paso del tiempo.

Así, una alimentación a base de pescado, aves, legumbres, aceite de oliva, frutas y hortalizas frescas ayuda a una longevidad natural, ya que retrasa los signos de envejecimiento. La mantención se logra a través de la protección que dicha dieta genera en los telómeros.

Aunque en los países mediterráneos se consume más grasa que en los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor.

La causa de dicha realidad se centra en las propiedades existentes en los productos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, que son la base de la dieta mediterránea: aceite de oliva (que reduce el nivel de colesterol en sangre), pescado (en especial, rico en ácidos grasos ω-3), frutas y verduras e -incluso- el consumo moderado del vino tinto (por el aporte de los antocianos y resveratrol a una buena circulación sanguínea).

Cuando el cuerpo envejece, los telómeros se acortan. La dieta mediterránea atrasa ese efecto. Los investigadores de la Universidad de Harvard subrayan el vínculo de esa alimentación con telómeros más largos.

El doctor Mike Knapton, director médico asociado de la Fundación Britácuidanica del Corazón, subrayó -por su parte- que los resultados del estudio "refuerzan nuestro consejo que comer una dieta balanceada y saludable reduce el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón".

El 16 de noviembre de 2010 la dieta mediterránea fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. Sus beneficios se concoen a nivel científico desde el año 1948, cuando el epidemiólogo Leland G. Allbaugh estudió el modo de vida de los habitantes de varios sectores de Europa.

Su mayor difusión se alcanza luego de la Segunda Guerra Mundial cuando el fisiólogo norteamericano Ancel Keys encabeza un estudio sobre las enfermedades coronarias, el colesterol de la sangre y el estilo de vida de siete países europeos concluyendo en que la menor incidencia de las enfermedades coronarias se debía a la "manera mediterránea" (mediterranean way) de alimentarse.