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Estudio de testamento revela nuevos aspectos sobre Marco Polo

Por Philip Pullella/ Reuters | 18 Abril, 2018 - 08:45
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Investigación ofrece también un mayor apoyo a la opinión generalizada de que el viajero estuvo en China, lo cual ha sido cuestionado por algunos historiadores.

El 9 de enero de 1324, el viajero, comerciante y escritor veneciano Marco Polo se preparaba para su viaje final, a la otra vida, la cual él, como cristiano temeroso de Dios, estaba seguro que existía.

Con 70 años, Polo convocó a un sacerdote-notario a su casa en Venecia para grabar sus palabras en latín en una piel de oveja que mide aproximadamente 67 por 27 centímetros.

Ahora, un estudio de tres años del testamento por parte de académicos e historiadores ofrece una nueva visión de Polo, así como un mayor apoyo a la opinión generalizada de que visitó China, que algunos historiadores habían cuestionado.

La Biblioteca Nacional Marciana de Venecia, conservador del testamento, copublicó un libro de gran formato, que contiene una reproducción en pergamino del testamento de hace casi 700 años, incluidas marcas dejadas cuando la oveja fue esquilada y manchas de tinta al lado de la escritura.

El trabajo, llamado “Ego Marcus Paulo Volo et Ordino” (“Yo, Marco Polo, deseo y ordeno”), está destinado principalmente a coleccionistas, fanáticos de la historia y bibliotecas. Fue producido junto a Scrinium, una editorial veneciana.

“La última ‘transcripción diplomática’ del testamento tiene 150 años”, dijo Stefano Della Zana, director cultural de Scrinium, al referirse al término utilizado por los expertos que estudian las letras y la escritura a mano antiguas para realizar interpretaciones modernas.

“Esto se hizo con las últimas técnicas científicas y estándares académicos de filología, por lo que los errores anteriores se han corregido”, explicó.

Según el profesor Attilio Bartoli Langeli, una de las causas del malentendido se debió a que la letra del notario era “una escritura en cursiva decididamente mala, torpe y descuidada”.

Polo dejó dinero a instituciones de la Iglesia en Venecia, perdonó deudas pendientes y liberó a su sirviente, un tártaro al que llamó Pedro, “para que Dios pueda absolver mi alma de toda culpa y pecado”.

A fines del siglo XX, algunos historiadores argumentaron que Polo nunca llegó a China, sino que recogió historias del imperio mongol de los mercaderes persas que conoció en el Mar Negro.

La mayoría de los historiadores han rechazado esta opinión y Della Zana dijo que el hecho de que el sirviente de Polo fuera un tártaro, que era un pueblo mongol, apoya la evidencia de que sí llegó a China.

La evidencia adicional yace en un inventario de las posesiones de Polo que surgieron después de su muerte y enumeraron elementos del lejano oriente, como el caro almizcle.