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Estudio revela que en Chile existen dos genes de la cepa Carménère

Por Loreto Oda Marín | 13 Noviembre, 2015 - 11:19
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Este descubrimiento es parte de una investigación llevada a cabo entre la Viña Casa Silva, la Universidad de Talca, el Instituto alemán Max Planck, la Universidad Técnica Federico Santa María y el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico.

El Carménère tiene un historia romántica con Chile, debido a que fue en 1994 cuando esta cepa fue redescubierta en el país latinoamericano, luego que en 1860 se produjera una gran desastre en los viñedos franceses, los cuales fueron atacados por un insecto llamado filoxera, lo que derivó en que este tipo de uva se perdiera.

En un principio era tratada como Merlot, eso hasta que el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot se dio cuenta que se trataba de Carménère.

Desde entonces esta cepa tomó gran importancia y muchos comenzaron a producirla, pero la verdad es que no todos sabían hacerlo como correspondía.

Si bien se ha avanzado mucho en esto, ahora los progresos podrían ser mayor, eso gracias al estudio que llevó a cabo Viña Casa Silva en conjunto con la Universidad de Talca, el Instituto alemán Max Planck, la Universidad Técnica Federico Santa María y el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef).

En el año 2000 la viña comenzó a estudiar su terroi y se unió con la Universidad de Talca para conseguir una cantidad una muestra lo bastante representativa para determinar el perfil genético de los clones de Carménère. Esta muestreo abarcaría prácticamente el 100% de esta cepa en Chile.

Fue así como se descubrió que en el país latinoamericano existen dos genes de la cepa Carménère identificados genética, fenotípica y metabólicamente.

"Estos dos clones tienen características y comportamientos diferentes. Saber eso nos va a permitir separarlos y dejar de pensar que tenemos muchos clones diferentes que nos desvirtúan cualquier estudio. En este momento como tenemos un respaldo genético podremos estudiar en profundidad dos clones y no desvirtuarnos en estudiar cosas iguales y buscando comparación. Eso nos puede ayudar mucho en buscar para cada uno de estos clones su mejor condición y conocer qué tipo de vinos dan cada uno, ya sabemos que entregan elementos secundarios diferentes y los vamos a poder determinar según el estilo de vino que alguien quiera hacer", explicó Mario Geisse, director técnico de la viña.

De hecho, Yerko Moreno, participante del estudio, detalló que en Chile más que tener cambio genético hay diversidad de origen, es decir, la diferencia está en el terroi.

Es así como este trabajo es el primer paso para posteriores estudios, dentro de los cuales estará el pensar cómo mezclar estos dos clones y en qué proporción hacerlo. "Quizás, no va a ser lo más apropiado vitivinícolamente trabajarlos los dos juntos dentro del viñedo, si no por separado y después hacer blend dependiendo de las características que consiga cada uno", afirmó
Geisse, quien estima que en cuatro o cinco años más se tendrán las primeras señales de los taninos y algunas respuestas a esta interrogantes.