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Eyaculación precoz es más común de lo que se cree: afecta al 22% de los hombres

Por Prensa Libre | 4 Junio, 2014 - 10:55
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En muchas sociedades, por cuestiones culturales, es muy complicado que un hombre reconozca tener alguna limitante en su desempeño sexual; sin embargo, estas disfunciones no serían un caso tan aislado.

La más frecuente de las disfunciones en el desempeño sexual masculino es la eyaculación precoz, dado que la sufre al menos uno de cada cinco hombres, o bien, el 22% de la población masculina, de acuerdo con datos proporcionados por el urólogo Alfredo Amenábar.

El experto indicó que este problema es mucho más frecuente que la disfunción eréctil, ya que el primero aparece desde el inicio de la vida sexual del paciente, mientras que el segundo suele presentarse después de los 40 años.

“La eyaculación precoz es una disfunción sexual que se caracteriza por la eyaculación que ocurre antes o durante el primer minuto, luego de la penetración vaginal, o bien la inhabilidad de retrasar la eyaculación en todas o casi todas las penetraciones”, explicó el médico.

Este problema puede afectar la autoestima del hombre y repercutir en sus relaciones de pareja, al punto de evitar la vida sexual.

El tiempo

Según Amenábar, en la década de 1960, el ginecólogo William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson Master —quienes efectuaron un estudio de la respuesta sexual humana— entrevistaron a varios hombres acerca de cuánto tardaba su relación sexual; sin embargo, sus respuestas no eran certeras.

“Hasta hace poco no teníamos una idea de cuánto tiempo era lo normal para un hombre, porque es algo muy variable. Pero después de estudios científicos, con diferentes aparatos y mediciones se ha determinado que cuando el hombre, en cada relación sexual o casi todas, tiene una eyaculación antes de alcanzar un minuto —desde que hay penetración— es un eyaculador precoz”, dijo el urólogo.

También se determinó que el lapso normal para un hombre son tres minutos, que pueden prolongarse a cinco.

Causas 

Amenábar comentó que por casualidad que se descubrió una base biológica importante para este problema. Se detectó que uno de los efectos secundarios en pacientes que tomaban antidepresivos era que no eyaculaban. Se probó dar antidepresivos a los eyaculadores precoces y les ayudó.

“Lo que era un efecto secundario indeseado para unos se convirtió en terapéutico para otros”, resaltó.

“Fue así que se logró tener una idea de qué neurotransmisores están involucrados en la eyaculación. Se determinó que es a nivel cerebral, es la serotonina la que hace que eyaculemos más despacio. Los antidepresivos, que son medicamentos que elevan la serotonina a nivel cerebral, hacían que los pacientes se tardaran más en eyacular. Es entonces que se descubre una base biológica importante”, comentó.

Es importante agregar que hay dos tipos de eyaculadores precoces: los primarios, que son los que nacen ya con este problema (65%) y los secundarios o tardíos, que son aquellos cuya eyaculación es un síntoma o está causada por otra condición.

“Usualmente hay tres condiciones: los cuadros de prostatitis —inflamación de la próstata— los hipertiroideos y el más común, pacientes que tienen problemas de erección. Al tratar estas condiciones, se corrige también el problema”, explicó el médico.

Tratamiento

Para los eyaculadores precoces primarios, se usó durante mucho tiempo los antidepresivos, pero podían presentarse efectos secundarios. Actualmente, se han desarrollado nuevas moléculas, una de ellas es la dapoxitina que es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina de corta duración de acción.

Es importante tener claro que no se debe abusar de su uso y que la mejora puede ser progresiva. Además, es el médico quien debe prescribirla previa evaluación y diagnóstico correcto que se hace mediante el historial clínico y pruebas de sangre para determinar la causa. La automedicación es perjudicial.

Consejos médicos

Los hombres que sospechan que padecen este tipo de disfunción deben saber: esta disfunción es más común de lo que creen.

Deben romper el hielo y afrontar el problema.

No es algo de lo que se deben avergonzar.

Es importante hablarlo con la pareja y buscar ayuda médica y psicológica si fuera necesario.

Es importante que consulten al médico, ya que pueden existir otros problemas relacionados con su disfunción.