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Gael García Bernal: ''No existen parámetros para ponerle fronteras a la creatividad''

Por Claudio D. Minghetti/ Télam | 17 Febrero, 2017 - 06:24
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El actor mexicano enfrenta uno de los desafíos más grandes de su carrera: interpretar al personaje que sintetiza el universo ficcional y justifica la intriga de "Neruda", del chileno Pablo Larraín.

"Neruda" toma un episodio de la vida del poeta chileno en un momento clave de la historia de su país, la crisis política que enfrentó como senador del Partido Comunista en 1948, al pararse de frente a la persecución que inició al gobierno de entonces a la izquierda, y lo forzó a su primer exilio.
 
En el guión, escrito por el dramaturgo Esteban Calderón, García Bernal encarna al detective de la policía Óscar Peluchonneau, encargado por el presidente Gabriel González Videla, producto de de una coalición que incluyó el PC chileno, para perseguir a Pablo Neruda hasta dar con él como fuera.
 
En "Neruda", además de García Bernal como el detective, el poeta es encarnado por Luis Gnecco, y su esposa argentina Delia del Carril por la argentina Mercedes Morán, acompañados por el español Emilio Gutiérrez Caba, Diego Muñoz y Alejandro Goic, entre otros.
 
García Bernal ya había trabajado con Larraín (cineasta que ahora participa en la puja por los Oscar de Hollywod con "Jackie", versión libre de Jacqueline Kennedy) en una obra trascendente como lo fue "No", que le permitió recibir el premio Ariel en México.
 
García Bernal es dueño de un singular histrionismo, que aportó a propuestas disímiles como "Diarios de motocicleta", "El pasado", "El ardor", "Eva no duerme" y "Vidas privadas", todas coproducciones con la Argentina; y también participó de "El crimen del padre Amaro", "Babel" y "La mala educación", entre otras.
 
"Neruda" forma parte de la sólida filmografía de Larraín, y logra sacar polémicas conclusiones acerca del personaje de Neruda y su tiempo, a partir de una ficción que en ese sentido resulta más efectiva que cualquiera aproximación que se pudiera ajustar a hechos concretos de su vida.
 
 
- ¿Cómo recibiste la propuesta de Larraín?
- El punto de partida es una ficción, pero con elementos reales. Por eso definirla como real no es correcto. Es una ficción, de principio a fin, inspirada en personajes y sucesos reales, pero no todos. Es un homenaje nerudiano y también borgeano a la poesía y a la literatura.
 
- Hay quienes cuestionan esa libertad en la inspiración...
- La película genera cierto desconcierto, en Chile sobre todo, porque mucha gente creía que era una biopic. Pero no lo es. Neruda es inabarcable.
 
- Es una historia que recurre a juegos literarios y cinematográficos...
- Creo que a Neruda le hubiese encantado esta película, porque es un retrato muy fiel a su imaginación, al contexto en el que se vivía entonces, y es algo que retrata fielmente. La posguerra, el conflicto que surge en contra de los comunistas, la posición de los poetas en el poder.
 
- Larraín y su guionista eluden los planteos políticos convencionales…
- No caen en las controversias políticas que son muy fáciles y muy banales, para comparar o denostar. La pregunta está planteada de forma muy interesante, cuando una compañera militante le pregunta a Neruda: "¿Cómo vamos a ser los comunistas cuando triunfemos: como usted o como yo?". Y la respuesta de él es fantástica, le dice: "Como yo, vamos a comer en la cama y a hacer el amor en la cocina".
 
- Una respuesta para sacar conclusiones...
- A mí me encanta esa respuesta, es fascinante, porque no resuelve esa controversia que siempre tuvo el comunismo, la del siglo XX sobre la igualdad, y sin embargo a la vez la contesta: de que no le falte nada a nadie. Al dar esa respuesta Neruda describe una postura de vida que abre posibilidades, que lleva la responsabilidad a tu mesa: hay que comer bien y coger más, vivir la vida y disfrutarla.
 
- Hay que tener en cuenta el factor humano, la distancia entre lo teórico y lo práctico…
- Es una respuesta simbólica, porque de alguna manera cada quien la entiende a su forma: qué casa necesito, qué espacio necesito, qué trabajo necesito, qué tiempo libre necesito, cuánta familia necesito. Es interesante la época de esta historia, que vemos con cierta nostalgia o añoranza porque trataba de incorporar a las personas más marginadas dentro de la sociedad.
 
 
- ¿La película realiza una suerte de revisión histórica?
- Sí, pero no con el afán de reivindicar ciertas cosas del ahora sino de revisitarlas, como una especie de patrimonio que tenemos, para aprender, para jugar. Es un ejercicio fascinante el que hace la película en ese sentido, muy alejada de lo que uno puede esperar de un cine de denuncia o social, realista.
 
- No se la puede encuadrar...
- Es muy interesante que no haya un nicho en donde ponerla: yo le llamo un cine que termina teniendo unas consecuencias de reconciliación impresionantes, y genera una discusión muy necesaria.
 
- La ficción permite múltiples lecturas...
- Sí, está la lectura de que Neruda y el policía son uno mismo, por ejemplo.
 
- Tu versión de Emilio Eduardo Massera de "Eva no duerme" tenía algo que ver con este Peluchonneau, los dos son antihéroes que narran en off...
- Sí, pero Massera pudo haber sido cualquier personaje. Eso es lo interesante: en la ficción se pueden tomar elementos de la realidad y jugar con ellos. Hay gente que se pregunta cuál es el límite para jugar con los elementos reales, y yo les digo que es una conversación que tenemos que superar porque no existe un parámetro para para poner fronteras a la creatividad: el juego es histriónico y, si no, estamos jodidos.
 
- ¿Con tanto cine a cuestas, te considerás un ciudadano del mundo?
- Ciudadano de México y de la Argentina. Son los países que siguen ganando. He hecho tantas películas en mi país como aquí.
 
- Venís de trabajar con con Jonás Cuarón en "Desierto" y con Werner Herzog en "Salt and Fire" en Bolivia. ¿Está firme el proyecto "Z", donde serás El Zorro, de nuevo con Cuarón?
- Si, lo está, pero no sabemos cuándo se va a hacer.