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Grafiti como telón de fondo agrega crítica social a festival de teatro en Cuba

Por Sarah Marsh/ Reuters | 24 Octubre, 2017 - 14:42
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Colaboración entre veterana directora y artista callejero subraya la inquietud de algunos con la creciente la llegada de turistas a la isla.

Una obra que parodia los extremos a los que llegan algunos cubanos para ganar unos pocos dólares de los turistas, y está ambientada por un grafitero famoso por su crítica social, ha despertado interés en el festival de teatro anual de La Habana.

La primera colaboración entre la veterana directora de teatro Nelda Castillo, de 64 años, y el artista callejero Yulier Rodríguez, de 27, subraya la inquietud de algunos cubanos con un repunte reciente en la llegada de turistas a la isla de gobierno comunista.

El espectáculo interdisciplinario, “¡Guan melón! ¡Tu melón!”, es también un ejemplo de las formas innovadoras en que los cubanos están explorando los límites de la expresión crítica.

Los perturbadores murales de criaturas de Rodríguez que parecen desnutridas y malformadas se habían hecho omnipresentes en toda La Habana durante los últimos tres años, reflejando su visión del oscuro camino en que se encontraba la sociedad.

No obstante, el artista dijo que las autoridades lo detuvieron durante dos días en agosto y le ordenaron que dejara de pintar en espacios públicos.

El grafiti es considerado como vandalismo en muchos países, aunque Rodríguez sospecha que las autoridades lo detuvieron más porque no les gustaba el contenido de su trabajo.

“A la hora de estar limitado en las calles, yo creo que ya cualquier espacio viene siendo como un espacio de resistencia para mí”, explicó el artista.

Castillo, quien colabora a menudo con artistas visuales, dijo que invitó a Rodríguez a pintar las paredes del famoso teatro El Ciervo Encantado porque sabía que su grafiti enriquecería su obra.

“La obra fundamentalmente es en la calle, es la lucha del cubano en la calle en el contexto de las nuevas relaciones con Estados Unidos y todo este turismo americano que empezó a caer”, explicó. “Su obra también trata el tema de la lucha en la calle”, añadió.

En la obra, que se estrenó el año pasado, un dúo cómico intenta frenéticamente entretener con canciones cubanas a los turistas que llegan en los cruceros y venderles enormes cigarros y conos de papel con cacahuetes.

Un estudiante con una falsa sonrisa maniaca, un inglés rudimentario y andares hipersexualizados vende chocolate y ofrece clases de salsa, giras por la ciudad y actos de cabaret “como una forma de ganarse la vida”.

En una economía en dificultades que se contrajo el año pasado y donde el salario promedio estatal es de 30 dólares por mes, el sector turístico es una mina de oro relativa.

Castillo dijo que el grafiti de Rodríguez -criaturas inquietantes, asustadas y de aspecto hambriento, con cuatro ojos, dos bocas abiertas o una corona de calaveras- es como otro protagonista de la obra.

“El diálogo siempre enriquece cuando es coherente”, dijo Castillo.

Los dos guardaron silencio sobre su colaboración hasta el día en que se abrió al público, al comienzo del festival de teatro, que se prolonga desde el 20 al 29 de octubre.

“Ojalá que alguien de más allá no diga ‘mira, borra este grafiti’”, comentó Rodríguez.