En época de vacaciones los aeropuertos se repletan de turistas que sueñan con conocer lejanos y paradisiacos lugares, que son muy difíciles de acceder por otra ruta que no sea por aire. No obstante, en ocasiones esos sueños personales o de familias completas se pueden ver condicionados o destruidos por la fobia a subirse a un avión. Pero, ¿cómo se puede explicar este profundo miedo a volar?  

 

Tal como explica Cristóbal Schilling, psicólogo y director del Centro de Hipnosis Clínica de Chile, “el miedo es una respuesta natural cuando sentimos un peligro real ante algo que por lo general puede poner en peligro nuestra integridad o ser una promesa de dolor y sufrimiento. El problema se da cuando el objeto del miedo es irracional o exagerado. En este sentido, las fobias justamente se caracterizan por ser miedos que superan lo racional, lo concreto y razonable. Son miedos raros que muchas veces limitan la vida de quienes los padecen”. 

 

En el mismo sentido, el hipnoterapeuta agrega que “uno de los motivos de consulta que frecuentemente atendemos en el verano tiene relación con temor a volar. Personas que no sólo le temen a volar, sino son incapaces de subir a un avión y emprender un viaje. Esta situación en muchas ocasiones genera una auténtica incomprensión del núcleo familiar, pudiendo sentir rabia por lo limitante de la vida del paciente. Aun así, en ningún caso se debe obligarlos a enfrentar su miedo, pues podría llegar a desencadenar resultados aún peores, agudizando los miedos hasta generar graves problemas en la personalidad”.

 

A diferencia de otras fobias, ésta en particular tiene un componente que refuerza el temor gracias a las noticias de accidentes aéreos, ya que al ser ocasionales generan portadas y son exhibidos con lujo de detalle en los medios, acercándonos el temor más generalizado, el temor a morir, ya que a pesar de es el medio de transporte más seguro, cuando se producen accidentes genera resultados fatales. 

 

 

Respecto al origen de estas fobias, el especialista explica que “en primer lugar a partir de un suceso traumático ocurrido generalmente en la infancia y luego reprimido u “olvidado” en el inconsciente, es por ello que por lo general el paciente no entiende ni sabe el porqué de su temor. En el miedo a volar, también en ocasiones es recordado, y tiene que ver con vuelos con eventos en donde el pasajero sintió que corrió riesgo su vida, una turbulencia muy fuerte, un aterrizaje brusco o un clima adverso durante el viaje. La otra causa es aprendida, por lo general copiada o enseñada por los padres o parientes cercanos, generalmente por otra persona que padece fobia a volar.” 

 

Por otro lado, el experto resalta que “la superación de la fobia es posible y más rápido de lo que las personas creen. Una de las formas, según la psicología, es la desensibilización sistemática. Esto consiste en que la persona con fobia vaya poco a poco, lentamente y a su propio ritmo enfrentando este temor irracional. Es decir, si desea conocer otro continente, será recomendable primero realizar un viaje breve, de menos de una hora, y posteriormente con más distancia”.

 

“La otra alternativa es la hipnosis realizada por un psicólogo clínico, donde uno de los motivos de consulta más frecuente en el verano es por este tipo de temores. En este caso, con un trance en hipnosis, la mente es capaz de liberar este temor encapsulado y recordar lo que originó la fobia. Posteriormente, y junto con generar la sanación de esta experiencia, la fobia desaparece sobre un 75% de los casos, incluso en una primera sesión”, asegura el director del Centro de Hipnosis Clínica.