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Juguetes ecológicos y una perfomance más lenta mejoran sexo en pareja

Por LifeStyle.com | 21 Septiembre, 2014 - 15:39
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Al iniciarse la primavera en el hemisferio sur, sexólogos dan consejos para una renovada “estación del amor”…

Ya lo cantaba Luis Eduardo Aute: “Y aunque nunca llegue a ser Harrison Ford como amante, quiero un bailar un slow whit you”. Expertos sexuales le están encontrando razón a esa vieja y buena canción del español, ya que la innovación en la cama, como incorporar juguetes sexuales ecológicos, y una perfomance más lenta son parte de los nuevos consejos que se están entregando en las consultas especializadas.

Si bien la recomendación es para toda persona, en cualquier situación, resulta oportuna para el hemisferio sur, en donde se da comienzo a la primavera. Sabido es que en esta estación, conocida como “del amor”, las personas generan más feromonas, hormona que profundiza la conquista y el deseo.



La propuesta de lo “slow” si bien tiene su origen en una respuesta crítica al “fast food”, también tiene su expresión en el erotismo al hacer frente a esa añeja práctica de hacer un breve juego en la relación sexual antes de ir directo al grano.

Walter Ghedin, psiquiatra, sexólogo y autor del libro “Sexo y sexualidad”, señalaba en el diario Clarín que “los hombres se apuran porque quieren penetrar –la tan mentada ‘potencia viril’–, mientras que las mujeres demandan penes erectos porque quieren ser penetradas –un resabio del ‘patrón de género procreativo’–, todo lo cual genera una tensión que impide llegar a un placer verdadero, donde se registren las sensaciones propias y las del otro: el placer, en cambio, es efímero: sólo un orgasmo que libere las tensiones del día”.

Lo cierto es que la filosofía de parar la máquina para registrar –y también ser registrado- se extiende cada vez más a la sexualidad.



No es para asustarse, en el sentido de que todo el mundo ahora va a tener que aprender sexo tántrico y otras técnicas orientales, pero sí considerar el juego erótico como parte esencial de la relación, generando una decantación natural y dinámica del encuentro genital.

“Aún se deben romper muchos patrones y mostrarles a las parejas que un encuentro que no termina con una penetración sino con una masturbación mutua, también es una relación sexual”, ha dicho Ghedi.

La acelerada dinámica de los tiempos actuales atenta contra esa mirada. Sin embargo, toda la cultura “fast” está relacionada a muchas de las disfunciones sexuales en los hombres. La mayor parte de las explicaciones en torno a la eyacuación precoz, por ejemplo, se encuentra en la incapacidad de desarrollar una relación sexual lenta y natural, sin presiones.

En las mujeres, en tanto, la opción rápida genera una intenso cuadro de insatisfacción.

Es más, el juego “slowly” puede formar parte de lo cotidiano, del día a día. Un mensaje de texto sugerente a su pareja desde la oficina, algún juego de señales a través de los smartphones, pueden nutrir la relación hacia lugares intensos.



Las innovaciones que vienen para la estación del amor incluyen también  elementos anexos como lubricantes orgánicos (aceite de oliva, de almendras y sésamo) hasta el uso de verduras como juguetes sexuales.

La onda también es ecológica, gracias a la aparición de productos libres de plásticos tóxicos, como esposas hechas de materiales reciclables, preservativos de látex orgánico, biodegradables y sin aditivos y vibradores sin pilas que se cargan con energía solar.

Porque una idea que busca esta nueva tendencia sexual es también liberar a la mujer de sus posibilidades imaginativas.

Sandra Magirena, médica ginecóloga y sexóloga clínica, señalaba en la prensa argentina que “este camino empodera a la mujer para que se atreva a estimular su fantasía erótica, salir del lugar pasivo, convertirse en protagonista y atreverse a armar un escenario en su casa: usar lo que hay para imaginar, para jugar sin apuros, como hacen los niños”.

Así las cosas, la mesa está realmente servida para una muy buena primavera…