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La actriz que se erige como rostro contra el acoso sexual

Por El Observador | 14 Marzo, 2018 - 11:42
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Tras cinco años de silencio, la argentina Calu Rivero denunció los vejámenes sufridos durante las grabaciones de la telenovela Dulce amor.

El Observador | Calu Rivero –actriz y modelo argentina de 30 años– extiende el brazo izquierdo, señala un tatuaje y dice mirando a una cámara que la replica en cientos de miles de hogares a través de la televisión (más tarde a través de internet) lo siguiente: "Esto no lo conté nunca. Es un arma pero con mano de mujer. ¿Qué te creés que es? ¿Querés saber cuándo me lo hice? Cuando me pasó todo esto. A mí no me toca nadie. A mí se me va a respetar".

Recientemente, se sentó durante una hora en el living del espacio televisivo Intrusos, conducido por Jorge Rial. Fue el final de una gira que hizo por distintos medios hablando de los "excesos inapropiados" (esa expresión fue la recomendación de sus abogados) que vivió en 2012 durante el rodaje de Dulce amor, la exitosísima telenovela de Telefé que protagonizaba junto a Juan Darthés.

Rivero se bajó de la telenovela antes de que terminara. No hubo muchas explicaciones. Los responsables de la producción le dijeron, en aquel entonces, que callara.

En diciembre de 2017, Rivero decidió hablar. Lo hizo a través de sus redes sociales. Publicó una extensa carta que empezaba así: "Cinco años de silencio al ser tomada por la chica problemática en el contexto que más amo: el actoral. Cinco años de silencio por no estar preparada para enfrentar la catarata de agravios que recibe quién pone en evidencia la conducta inapropiada de un galán, padre de familia, felizmente casado. Cinco años viendo cómo algunos medios confundían a Calu persona con Natasha personaje, esa impulsiva, buscona, jugada, que no le importaba nada, que me tocó interpretar. Cinco años sin poder decir lo que sentí, ni cuánto me dolió y marcó, y eso que tuve y tengo a un excelente terapeuta. A veces no necesitás una mano tapándote la boca o una pistola en la cabeza amenazándote para sentir que se acaba tu mundo. Más aún, cuando dicha persona pide en los medios que me retracte y que le pida disculpas públicas porque sino me demandará por daños y perjuicios (...) La verdad es poderosa porque sana. La verdad aparece solo si nos atrevemos a decirla. Ya lo hice. Ya no me callo más".

El texto fue compartido por miles. Entre las personas que lo retuitearon, estaban las actrices Jimena Barón, Griselda Siciliani y Carla Peterson; también Florencia Bas, mujer de Ricardo Darín y padre del Chino Darín, ex pareja de Rivero. De repente el secreto a voces dejó de serlo. Julieta Ortega, Mercedes Morán, Carla Conte, voces feministas como Julia Mengolini la acompañaron, dijeron "le creo", repitieron –casi que en coro– "a mí también me pasó". El #NoesNo se convirtió en la bandera de Rivero, se replicó miles de veces y se inmortalizó en su imagen caminando en el mar de mujeres que se reunió en la marcha bonaerense del 8M. En una entrevista con el programa televisivo 50 Minutos de La Nación, Rivero dijo: "Voy a marchar para que esta igualdad entre los géneros y los sexos sea real; para que lo me pasó a mí no le pase a nadie más; para que no exista esa mirada juiciosa sobre los otros; para que cuando decimos no es no y se nos escuche y se nos respete".

Con los brazos en alto y un cartel que sostenía con fuerza, la actriz volvió a decir: "No es No. Y eso no me hace una chica complicada". A su alrededor le gritaban: "Las pibas estamos con vos", "Te bancamos", "Yo te creo, hermana".

La sororidad –esta palabra que aún no está en la Real Academia Española pero que se usa para representar la hermandad entre las mujeres– se convirtió en una firme red de contención. La periodista del suplemento feminista Las 12 de Página 12 Luciana Peker narró la caminata de Rivero en las siguientes líneas: "Las chicas buscaban en las fotos que lentificaban los pasos un espejo que rompa con el espejo que proponen los medios. 'Ser una persona pública tiene una responsabilidad y si eso puede ayudar a sacar el miedo a otras chicas está bueno', decía Calu. 'El feminismo es un hogar', sintió al terminar la marcha. Y en el Congreso las lágrimas se volvieron también una forma de brillo, sin alfombras rojas pero con la marea de la purpurina verde como respuesta a la prepotencia del Machowood de los señores de la televisión local".

Y después Rivero –empoderada, clara, solvente, sensible y también estoica– respondió una y otra vez a las mismas preguntas. Con o sin cámaras. En la radio, en la televisión, en revistas. Contó que lo llamó a Adrián Suar cuando se enteró de que Darthés iba a protagonizar la telenovela Simona (en el aire por Canal 13 y producida por Pol-ka), que hubo mujeres que le dijeron "Guarda" cuando se enteraron de que iba a trabajar junto a él, que todavía no le llegó ninguna notificación del juicio que –supuestamente– el galán le va a hacer por daños y prejuicios, que de lo único que se arrepiente es de no haber hablado antes. Y, después de hacer las paces con Rial (en 2011 la trató de pelotuda) dijo: "Las mujeres hoy estamos fuertes. Cada una con su lucha, pero todas juntas".