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La dinámica actual de la competencia puede aumentar los riesgos de suicidios

Por ABC Color | 3 Julio, 2014 - 17:41
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Aunque no determinantes, la lógica social de la inmediatez y las expectativas centradas en lo material constituyen factores de riesgo para quitarse la vida.

Los expertos están anotando que existe una dinámica social de la inmediatez, de poca paciencia, en la que se desea todo y ya, que implica profundas frustraciones si no se consiguen los objetivos, generándose una escasa tolerancia a la no consecución de ese tipo de logros.

Las expectativas, en muchos casos de las familias de la sociedad actual, se centran en lo material, provocando endeudamiento y a su vez mayor carga laboral para cumplir con esos objetivos, y se descuida así factores protectores esenciales, como los momentos de ocio, el compartir en familia y el diálogo como medios preventivos ante las posibilidades de un suicidio.

Los factores de riesgo externo no son determinantes en la decisión de una persona, porque cada persona reacciona de forma diferente ante situaciones determinadas, explica la psicóloga Licia Martínez, del Programa Abrazo de la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia, sin embargo, es necesario prestar atención a las señales de alerta y a los factores protectores.

“La dinámica de la competitividad va en detrimento de ser realistas con las expectactivas porque todos los seres humanos tenemos virtudes y defectos, es decir hay cosas para las que vamos a ser buenos pero hay alguien mejor que nosotros y hay cosas que podemos mejorar”, explica la profesional.

Para Martínez hay, al menos, nueve factores protectores que las personas deben tener en cuenta, para evitar estos hechos.

- Contar con una importante red de amigos o con personas en quienes confiar.

- Contención de algún familiar.

- Contención de algún referente para el niño o adolescente, profesora u otros.

- Tener una gama considerable de actividades sociales, actividad física o deportiva y artística.

- Compartir momentos de diversión, ocio en familia, que no demanden precisamente mucha inversión, para mostrar que no hace falta mucho para compartir.

- Valoración adecuada de los defectos y virtudes, visión realista de uno mismo.

- Fomentar el sentido del humor y los aspectos satisfactorios de la vida.

- Sentirse competente en alguna actividad.

- Escucharse, atender lo que dice una persona desde lo emocional.
¿Cómo entender el sentimiento?


Muchas personas se preguntan qué problemas tan graves puede tener una persona que toma la decisión de acabar con su vida, sobre todo en el caso de adolescentes. Sobre esto, Martínez indica que por más nimio que pueda parecerle a la gente el problema que se plantea una persona en esa situación, no lo es.

Para la persona que analiza quitarse la vida, es un problema que le causa mucha molestia y que le hace sufrir mucho, entonces no se trata de querer morir, sino de la búsqueda de una forma de acabar con ese sufrimiento.

“Hay que ver al afectado como una persona que sufre, porque más allá de que el problema para un adulto o para otro adolescente sea nimio, para esa persona no es menor. Le está causando bastante malestar, una tristeza que no puede controlar solo o sola y necesita mucha ayuda y acompañamiento”, indicó.

Señala que es muy importante dejar de tratar el tema como un tabú, por ejemplo en la casa, cuando alguien manifiesta de alguna forma ese tipo de pensamiento, se debe confrontarlo, preguntarle qué siente y por qué está analizando ese tipo de acciones, a fin de encaminarlo hacia ayuda profesional.

“Cuando se le menciona, aunque no en todas las familias, responden de mala forma y no se habla, y es necesario conocer la realidad para poder hacer algo”, insiste la psicóloga.

Generalmente las personas depresivas tienen una “visión de túnel” donde cualquier problema que enfrentan no tiene solución, por eso necesitan ayuda para superarlo, para que se les muestre otro camino.