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La leyenda viviente de Christian Lindberg, el mejor trombonista del mundo

Por María Antonia Ramírez / El Espectador | 27 Septiembre, 2018 - 14:00
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Este músico sueco suma más de 70 álbumes como solista además de trabajar como compositor.

Al final del segundo ensayo de la semana, en el cálido auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia, Christian Lindberg se dirige a su camerino con la cara roja. Es considerado el mejor trombonista del mundo y se ve que comienza a acostumbrarse a la altura de la capital colombiana, luego de estar frente a la Orquesta Filarmónica de Bogotá durante cuatro horas.

“Soy un gran fan de Los Beatles y del jazz”, comenta el músico sueco, quien comenzó su formación a los 17 años, por medio de un amigo del colegio que lo animó a crear una banda inspirada en la música de Louis Armstrong. La conexión con el instrumento de metal fue amor a primera vista. Lo sinfónico vino después.

Considerado por la prensa especializada como el Paganini del trombón, comenzó su carrera en la música lejos del panorama clásico. En su afán de expandir su conocimiento, incursionó en el universo de notas, partituras y armonías sonoras gracias a que su primer profesor era de música académica.

A partir de ahí empezó a experimentar con la composición y la dirección. De este modo, afirma que toda la música se entrelaza: “He creado muchas piezas para el trombón, instrumento que no tiene protagonismo. En ellas destaco una mezcla de texturas y colores sonoros que incluyen salsa, jazz y rock”.

Su obra Black Hawk-Eagle para trombón y orquesta, que ejecutará junto con la Filarmónica de Bogotá, está inspirada en Gilbert Varga, director húngaro, a quien describe como un águila, con gran fortaleza y disciplina.

“La vida es como un gran viaje, donde conoces a muchas personas, que pueden influenciarte. El mundo de la música es muy pequeño y normalmente nos conocemos unos con otros en todas partes del mundo”, afirma Christian Lindberg, a quien los trombonistas de la OFB recibieron en el aeropuerto con flores y admiración.

Para Néstor Slavov, jefe del grupo de trombón de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Lindberg es un músico que cambió las dimensiones del trombón al llevarlo a competir con instrumentos como el violín, la flauta y el piano. “Él grabó piezas virtuosas como el invierno de las Cuatro estaciones, de Vivaldi; El vuelo del moscardón, de Rimski-Kórsakov, o Czardas, de Monti. En su larga trayectoria ha ejecutado varios estilos y épocas, desde la medieval hasta la época moderna”.

Su preparación va más allá de la música, porque al tocar un instrumento se activan el cuerpo y la mente. “Tengo 60 años y para mí es vital ejercitarme. Hago yoga y meditación, lo que me ayuda a mantenerme en forma, porque científicamente está comprobado que si no te ejercitas reduces tu capacidad cerebral, lo que genera grandes problemas psicológicos como la depresión”.

Respecto a las nuevas generaciones, el trombonista opina que la situación es muy difícil, porque hay un ambiente distinto en el entorno de la música clásica. Sin embargo, les recomienda que “sigan adelante, sé que toma tiempo, pero deben recordar que este trabajo toma mucho tiempo, incluso si tienen 20, 21 o 22 años. Sin importar en qué se desempeñen, luchen y no se rindan tan pronto”.

Christian Lindberg dirigirá la Filarmónica de Bogotá este viernes 28 y sábado 29 de septiembre, en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia, que interpretará Romeo y Julieta, obertura fantasía, de Tchaikovsky; el Concierto en re mayor para trombón alto, de Leopold Mozart, la Sinfonía n° 3 de Sibelius y su pieza Black Hawk-Eagle para trombón y orquesta.