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La tierra y sus recursos en el Museo Paleontológico de Trelew en Argentina

Por Télam/ LifeStyle | 18 Abril, 2016 - 16:36
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Casi 100.000 personas al año visitan en una superficie de mil metros cuadrados y fue fundado en 1990, una colección con más de 23.000 piezas y un taller de moldes para preparar réplicas para exhibiciones e investigación.

 

El Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), que lleva el nombre del naturalista, geólogo, y docente italiano Egidio Feruglio, es una de las más importantes instituciones científicas de Argentina y un referente internacional en paleontología por sus descubrimientos, investigaciones y muestras.
 
"Aquí hay pruebas de la evolución de la vida en la Tierra, desde que los anfibios, por supervivencia, comenzaron a salir desde el agua hacia el continente", indica Patricia Canteriño, una guía especializada del lugar.
 
El museo, que recibe 100.000 visitantes por año en una superficie de mil metros cuadrados y que fue fundado en 1990, incluye un laboratorio de preparación de fósiles, una colección con más de 23.000 piezas y un taller de moldes para preparar réplicas para exhibiciones e investigación.

 

Los fósiles exhibidos corresponden a los dinosaurios Eoraptor, Herrerasaurus, Piatnitzkysaurus floresi, Amargasaurus, Giganotosaurus, Epachthosaurus, Argentinosaurus, Gasparinisaura, Carnotaurus, Titanosaurus, Abelisaurus, Tyrannotitan chubutensis y el Titanosauria gigante del Chubut, hallado en 2014 y considerado el animal terrestre más grande de la historia de la Tierra.
 
Los testimonios aparecen en el hall de entrada, donde hay un esqueleto de tiranotitán chubutensis de 12 metros de largo por 5 de alto, y continúan en cuatro salas donde se exponen centenares de piezas de colección y otros 30 dinosaurios.
 
El circuito, que avanza hacia atrás en el tiempo, sigue con figuras de un primitivo grupo humano halladas en la Cueva de las Manos del río Pinturas, ubicada en Santa Cruz, y continúa, en sentido opuesto a la línea del tiempo, hasta llegar a los orígenes de la vida en la Tierra.
 
El recorrido por las cuatro salas, que representan eras geológicas, comienza por la cenozoica y sigue por la mesozoica, la paleozoica y la precámbrica.
 
El inicio presenta el espacio del holoceno, donde se encuentran las únicas figuras de seres no extinguidos, como el grupo humano vestido con pieles, y continúa con los animales nunca vistos con vida por ningún hombre.

 

 

El primer tramo del paseo permite ver antepasados del caballo, como el hippidion, mucho más pequeño que el actual; toxodontes, que eran hipopótamos y rinocerontes sudamericanos; el gliptodonte, que es el peludo más viejo conocido; el impresionante tigre dientes de sable, del sur de Brasil, que vivió entre hace 10 mil y 2,5 millones de años; y una réplica del Fororraco, un ave de dos metros de altura que pesaba casi 300 kilos.
 
La máxima atracción se produce en la sala de la era Mesozoica, en la que surgieron y desaparecieron los dinosaurios. "El museo cuenta con 16 dinosaurios distintos: 12 esqueletos en posición de vida, un dinosaurio exhibido en forma parcial y tres como modelos con piel", sostuvo Canteriños.
 
La sala también exhibe réplicas en tamaño real de las gasparinosauras o "dinosaurios de bolsillo", que no superaban los 50 centímetros; del carnotaurus o Rey de la Patagonia, un carnívoro con cuernos óseos en la frente; y el herbívoro amargasaurus, con su esqueleto en cresta.
 
En la sala del Paleozoico se aprecian restos o réplicas de animales más pequeños que testimonian una etapa de tránsito en la que la vida dejó su espacio marino y salió a la tierra en una transición de invertebrados a vertebrados.

 

 

La parapuzosia, que es el amonite gigante más grande conocido, puede verse en tamaño y forma naturales a través de una réplica traída desde Alemania.
 
La sala de la era Precámbrica, la más extensa y de orígenes imprecisos, expone vitrinas con muestras de restos de estromatolitos, que no son animales sino minerales y constituyen las más pequeñas y primarias formas de vida que surgieron del agua.
 
La era Precámbrica está expuesta en vídeos que se proyectan con intervalos de cinco minutos en el microcine, donde hay referencias a los primeros organismos vivos, ADN, ARN, unicelulares, y se remonta hasta el momento del Big-Bang que dio origen al Universo.
 
La exhibición se completa en el primer piso con esqueletos de animales marinos actuales, aún no fosilizados.
 
El MEF opera, además, el Geoparque Bryn Gwyn, que en galés significa "Loma Blanca", una reserva natural sobre una barda del valle del Chubut cercana a Gaiman y a unos 25 kilómetros de Trelew, que funciona como museo de sitio, donde se muestran fósiles parcialmente expuestos en recorridos guiados.