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Las casas de Neruda, muestras del alma del poeta a 110 años de su natalicio

Por Loreto Oda Marín | 12 Julio, 2014 - 18:11
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Cada casa posee su propia magia, su propia historia y es fuente de diversos secretos y detalles que sorprenden y maravillan al visitante. Los rincones esconden sorpresas. Todas se entremezclan con la vida y narrativa de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, nombre con el que vino al mundo el poeta en 1904.

Entrar a una casa de Pablo Neruda es un viaje no sólo en el tiempo, sino también, al alma del poeta chileno ganador del Premio Nobel de Literatura que este año celebra el aniversario 110 de su natalicio y 90 de la publicación de una de sus más famosas obras, "Veinte poemas de amor y una canción desesperada".

Cada casa posee su propia magia, su propia historia y es fuente de diversos secretos y detalles que sorprenden y maravillan al visitante. Los rincones esconden sorpresas. Todas se entremezclan con la vida y narrativa de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, nombre con el que vino al mundo el poeta en 1904 en Parral, al sur de Chile.

La Chascona, ubicada en Santiago, la comenzó a construir el activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia en 1953 para su amada Matilde Urrutia, quien era su amor secreto por ese entonces. El nombre de aquella casa, enclavada en las faldas de un cerro San Cristobal en el barrio Bellavista, es en honor a ella, dado que era el apodo que el poeta le puso en honor a su abundante cabellera roja.

Al tratarse de un refugio para su amor secreto, solo algunos amigos del poeta estaban al tanto de su existencia. Entre ellos, el muralista mexicano Diego Rivera, quien pintó un retrato de Matilde con dos cabezas, pero que en medio de su cabellera, de forma sutil, se ve el perfil de Neruda, aludiendo así al romance oculto de ambos, el que salió a la luz en 1955 cuando Neruda se separa de Delia del Carril y se va a vivir al hogar de diversos pisos con vista a la cordillera de Los Andes. 

Esta casa de Neruda posee una puerta oculta detrás de un armario, la que era utilizada para sorprender a sus amigos o bien para escabullirse y dormir siesta.

Unos años después, en 1959, el poeta autor de "Canto general" le encomendó la misión a sus amigas Sara Vial y Marie Martner a que encontraran una casa para él en Valparaíso. 

“Siento el cansancio de Santiago. Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata... ¿creen que podré encontrar una casa así en Valparaíso?”, manifestó el poeta poniendo la vara alta a la misión.

Después de mucho andar, encontraron la que luego se transformaría en La Sebastiana, nombre en honor a su primer propietario y constructor. Este inmueble, ubicado en el cerro Florida, encantó al poeta su espectacular vista al océano Pacífico y por su construcción llena de terrazas y escaleras, ya un sello en Neruda.

La Sebastiana también cuenta con sorpresas en todas partes, gracias a los diversos elementos que coleccionaba Neruda, como mapas antiguos, marinas y otras pinturas, entre ellas un retrato de Lord Cochrane y un óleo que muestra a José Miguel Carrera poco antes de ser fusilado. 

“Yo establecí la casa. / La hice primero de aire. / Luego subí en el aire la bandera / y la dejé colgada/ del firmamento, de la estrella, de / la claridad y de la oscuridad...”, escribió Neruda en su poema La Sebastiana, el que luego fue incluida en el libro Plenos poderes.

La inauguración de este nuevo hogar, que tardó tres años en ser remodelado muy al estilo de un barco, fue el 18 de septiembre de 1961, en una fiesta que ha sido catalogada de memorable.

A Neruda le gustaba esperar el Año Nuevo en La Sebastiana, la que por su bella vista al mar es un mirador privilegiado par el tradicional espectáculo pirotécnico del puerto. De hecho, fue allí donde pasó su último fin de año, el de 1972.

Como si estuviera conectado con sus refugios y la realidad de Chile, el poeta falleció a los pocos días de que se derrocara al presidente Salvador Allende, el 23 de septiembre de 1973. 

El también político ya había hecho explícito su deseo de ser enterrado en su casa en Isla Negra, la que se encuentra en el litoral chileno, en la comuna de El Quisco.

“Compañeros, enterradme en Isla Negra, / frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras/ y de olas que mis ojos perdidos/ no volverán a ver...”, declaró el premio Nobel.

Y es que Isla Negra era su refugio frente al mar. Esa casa de madera con gran influencia marina en su arquitectura y decoración, en gran parte por las diversas colecciones de caracolas, barcos dentro de botellas y mascarones de proa, le entregaba paz al poeta y le permitía escribir. 

“La costa salvaje de Isla Negra, con el tumultuoso movimiento oceánico, me permitía entregarme con pasión a la empresa de mi nuevo canto”, escribió en sus memorias.

La casa fue terminada en 1945, pero estuvo en constante renovación, ya que proyectó ampliaciones hasta 1965.


Fue aquí donde Neruda escribió gran parte de la última fase de su obra, reuniendo gran parte de su colección de libros y en donde solía pasar las Fiestas Patrias. Como en todas sus casas, organizaba variadas fiestas para reunir a sus amigos en torno a la buena mesa y el mar.

"Cada casa guarda un mundo y a la vez está abierta al mundo exterior, al paisaje que incorpora. Así, por ejemplo, el océano es parte de la casa de Isla Negra, su azul, su olor, su ruido, la invaden. Pareciera que el mar entró en la casa y dejó dentro de ella los mascarones, los veleros y caracolas que guarda. En estas tres casas están las principales materias de la poesía de Neruda: objetos y sensaciones de su infancia, su más grande amor, en La Chascona; el mar, el Isla Negra, y la humanidad, esa abigarrada multitud de vidas excéntricas o comunes, una muestra de la cual encontró el poeta en los múltiples recodos de Valparaíso", detalló Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Pablo Neruda.

“El océano Pacífico se salía del mapa. No había dónde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana”, declaró el poeta haciendo alusión a Isla Negra.

Tanto La Chascona como La Sebastiana e Isla Negra tuvieron su propia muerte y resurrección luego del Golpe Militar de 1973. Las tres fueron víctimas de daños y posteriormente reconstruidas.

Aún habita él...

Las tres casas son una clara muestra del alma del poeta. Por ello, es que la Fundación Pablo Neruda ha desarrollado durante todo el año una serie de actividades para recordar otro aniversario de su natalicio.

"Cada una de ellas posee un nutrido calendario de actividades que se realizan de manera gratuita y abiertas a la comunidad. En todas ellas la poesía es la protagonista, pero no sólo la de Pablo Neruda, sino también la de otros poetas y, sobre todo, las voces más jóvenes de la lírica chilena y extranjera, que Neruda siempre quiso destacar. En julio haremos intervenciones urbanas, como también conciertos y recitales que recordarán a Pablo", declaró el director ejecutivo de la Fundación Pablo Neruda.

Un ejemplo de ello es una intervención artística que hará la fundación en septiembre en el metro de Santiago, donde se instalarán nuevas ilustraciones.

Como este año además del natalicio se celebra los 90 años del famoso poema, hay más motivos para celebrar y en esta oportunidad se hará a lo grande: nada menos que con la publicación a fin de año de una veintena de poemas inéditos, bajo el sello Seix Barral. 

"El hallazgo de este material correspondió a un trabajo arduo realizado por el director de la Biblioteca de la Fundación Pablo Neruda, el escritor Darío Oses, quien efectuó una minuciosa tarea de catalogación que terminó con un material que aún permanecía sin publicar de los cuadernos y papeles que se guardan en nuestros archivos. La fundación conserva todos los documentos de Pablo Neruda en bóvedas de seguridad, con temperatura y humedad controladas, además de estar blindadas en caso de otros accidentes. Este es el material sobre el cual Oses realizó esta tarea que terminó en un final feliz, como es el hallazgo de estos poemas inéditos que se convertirán en publicaciones a fines de este 2014 para Latinoamérica y 2015, para Europa. Los estudiosos de la obra de Pablo Neruda tendrán una oportunidad única de reencontrarse con el Pablo de siempre, el poeta del amor, pero también de descubrir nuevas miradas sobre su obra", explicó Sáez.

Muchas personas quieren estar cerca del legado de Neruda, viniendo de todas partes del mundo a visitar sus diversas casas, incluso en algunos casos, realizan exclusivos viajes para conocerlas.

En ellas existen más de tres mil artículos que refieren al universo poético nerudiano, los que poseen una carga simbólica y artística. "Quienes visitan nuestras casas-museo se llevan postales, plumas y libretas, como también tazones o poleras con estampados nerudianos. Pero también disponemos de una amplia colección de libros del poeta, en diferentes formatos, desde las ediciones de bolsillo, en varios idiomas idiomasy también libros de tapa dura con bellas fotografías. Se han ido desarrollando diferentes productos, algunos de ellos por artistas, como Sofía Hott, quien a partir del trabajo de las bordadoras de Isla Negra, creó un pequeño set de trabajo para niños con poesía bordada”, especificó Sáez, quien añadió que uno de los retos de este año para la fundación es "apoyar la creación artística y literaria, en especial de las nuevas generaciones, facilitando sus casas museos para actividades culturales de todo tipo, entregando premios y ofreciendo talleres".

Gracias a estas obras inéditas, y a las ya tan famosas, más las diversas actividades que se realicen este año, las personas podrán estar más cerca de Neruda, de ese artista que a pesar del tiempo no hace más que ganar vigencia, porque su obra y su espíritu se mantienen vivos y siguen ganando seguidores. Sus escritos en tinta verde y sus audios con su voz nasal permanecen fuertemente resguardados en sus diversas casas, que por ahora son el lugar que mejor resguardar la esencia de Neruda.