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Las claves para viajar solo sin miedo

Por Especial Pablo Trochon para El Observador | 18 Octubre, 2018 - 10:59
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Una de las mejores experiencias que puedes tener es un viaje contigo mismo y, aunque la idea puede asustarte, aquí tienes los consejos que necesitas para lograrlo.

Viajar en compañía de uno mismo implica una infinidad de líneas de fuga que lo convierten en una experiencia que no se debe, bajo ningún concepto, relegar al mero espacio de lo posible. El aprendizaje sobre uno mismo, el desafío de enfrentar situaciones imprevisibles, el diálogo con los otros, el temple de las emociones, el ejercicio de la capacidad de asombro, el uso del miedo como un motor y el disfrute puro son solo algunos de las aspectos que atraviesan este tipo de aventura.

Efectos colaterales

Viajar solo por supuesto que tiene momentos duros, situaciones de incertidumbre, cuadros de tensión, pero cualquiera de ellos vale por no perderse ni un gramito de todo lo bueno, lo gratificante, lo emocionante que va a vivir.

Son muy pocos los riesgos íntimamente ligados a viajar, y la vida sin riesgo no es vida. Todo aquello que se interponga entre mi realidad y mi deseo no debe ser visto como un obstáculo sino como un trampolín: viajar solo está bueno, viajar solo es sano, viajar solo es revelador.

Divisar qué es lo que motiva este tipo de viaje es la primera clave para que el resultado sea exitoso. Piensa profundamente por qué se elige esa opción y qué se espera de este desafío. Luego se encontrarán, fluyendo y sin planificar en exceso, los modos de satisfacer aquellas razones. Debe aguzar sus habilidades sociales y terminará conociendo personas entrañables que le contarán historias deliciosas pese a las fronteras aparentes de los idiomas y de las culturas: monjes tibetanos que en Myanmar te llevan del brazo a conocer sus casas, parejas de ancianos en Laos que te convidan a tomar el té, jóvenes que te invitan a acampar con ellos en Colombia, familias mexicanas que enseñan sus banquetes, anfitriones turcos que te ofrecen ir a cenar con sus amigos, desconocidos suecos con los que resuelves el mundo en apenas horas, franceses que te muestran recovecos de su patria y todo por el simple hecho de conocer, de conversar, de compartir, de ser en comunión.

Recuerda: en definitiva, nunca estás solo; estás junto a todas las personas que te encontrás en el viaje, y estás con vos. Disfrutar de tu compañía es algo que no podés perderte. Cuando viajas solo sos dueño del tiempo, del espacio y por eso también es sano darte tiempo para elongar tus capacidades de improvisación, para que esa potestad no se te vuelva en contra y termines siendo guiado por un cúmulo de justificaciones y prejuicios.

Este tipo de experiencias tiene como denominador común la alta dosis de libertad con la que se debe lidiar: hacer y deshacer a tu antojo, quedarte más en el lugar que te cautive y huir del que no te haga sentir cómodo, asistir a las fiestas o museos que te vengan en ganas y dormir la mona cuando así lo sientas. Sin explicaciones, sin discusiones, sin malestares, sin resignaciones. 

Instrucciones de vuelo

Para que tu experiencia sea más enriquecedora convive con locales en Couchsurfing o comparte historias, recomendaciones y salidas con otros extranjeros alojándote en hostales o en Bed & Breakfast. Otra opción es buscar restaurantes con mesas comunales o cenas organizadas con Meal Sharing. Usa transportes compartidos donde puedas charlar sobre las potencialidades que aún no conoces o incluso forjar una amistad en las rutas y en las malas.

Mira más a la gente y lee menos la guía: allí reside la clave de una sociedad y además te brindará los tips de cómo desenvolverte. Estate calmado; viajar solo es una experiencia de fortalecer la paciencia y aprender a ser más contemplativo: abundarán las situaciones que te estresen y deberás aprender a ver su real magnitud.

Disfruta

Un viaje no es solo visitar atracciones, sino que también es vivirlas y dedicarte un tiempo para vos como lo haces en tu casa, para ello no te olvides de llevarte tu música, libros (a veces los ebooks son una solución), el cuaderno para tus diarios de viaje o para tus dibujos, la cámara para una jornada de exploración fotográfica y si sos afecto a la gastronomía no dejes de hacer cursos de cocina tradicional. No te pierdas de una buena siesta en los alpes suizos o una noche de admirar las estrellas de la noche cusqueña acostado en una hamaca.

¿Estrategias?

La sonrisa abre imperios y conquista caminos. No necesitan de traducción y allanan el diálogo. Del mismo modo, aprender algunas palabritas del idioma local que predispongan al interlocutor a escucharte y ayudarte siempre es un buen gesto de apertura. Pará con los prejuicios: no interpretar las buenas actitudes como signo irrevocable de la mala intención, del engaño. La gente es buena, la mayoría de cosas que ocurren son buenas. Que hay catástrofes o peligros nadie lo niega, pero son en un porcentaje tan chiquito (que empero intentamos habitar) que no vale ni invertir un gramo de energía. 

Cuestiones de seguridad

Lo normal, preguntar por zonas complicadas, no andar revoleando la cámara por todos lados, intentar no arribar muy tarde en la noche para buscar hospedaje, usa Maps.me para conocer los recorridos en taxi, ser amable. Y para las mujeres que anden en la duda: ¡viajen!, no hay desperdicio, hay miles de mujeres viajando solas por el mundo sin más dificultades que decidir si van hacia allá o hacia allí. Simplemente decir que en algunos países musulmanes será recomendable cubrir el cuerpo por respeto a sus tradiciones y para no dar a entender ningún tipo de provocación: está claro que nada justifica las conductas masculinas invasivas, esto es solo para tener una mejor vivencia frente a prácticas ajenas.