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Las consecuencias de no ejercitarse en la cuarentena
La falta de actividad física en los días de confinamiento no solo traen consigo una posible subida de peso, puede afectar tu salud de otras formas.
Hasta las personas más sedentarias se mueven en su cotidianidad. Para ir al banco, para coger transporte, para ir de una reunión a otra. El confinamiento, no osbtante, nos ha robado todas esas movilizaciones obligadas y necesarias. La mayoría de nosotros no ha salido ni a la esquina. Muchos podrán pensar: “Igual, yo no hacía ejercicio antes de la pandemia”. Pero el asunto es que al menos nos movíamos más y, por otra parte, ahora sí que lo vamos a necesitar.
Caen nuestras defensas
Muchas investigaciones aseguran que el deporte optimiza el funcionamiento de nuestro cuerpo, nos hace más fuertes y mantiene nuestro sistema inmunológico trabajando adecuadamente. El profesor Norman Lazarus, del King’s College de Londres y quien hace dos años hizo una investigación sobre el efecto del ejercicio en personas mayores, asegura: “Si el ejercicio fuera una píldora, todos deberíamos tomarla. Tiene amplísimos beneficios para el cuerpo, la mente, los músculos y el sistema inmune”. Todo esto es ideal para luchar contra el coronavirus.
Perdemos músculo y masa ósea
No nos daremos cuenta mientras estemos encerrados, pero apenas podamos salir a la calle veremos que nos cuesta subir escaleras, que nos duelen las piernas después de recorridos cortos, que los brazos no aguantan un poco de peso. Esto es especialmente preocupante en las mujeres mayores de 40, ya que, con la caída de los estrógenos, se ralentiza la creación de masa ósea.
Nos engordamos
Incluso si mantenemos la dieta de siempre y no nos dejamos llevar por la ansiedad del encierro, lo más probable es que ganemos unos kilos de más, ya que nuestro cuerpo quemará menos energía. Es decir, nuestro metabolismo se desacelerará y eso hará que quememos menos calorías.
Empeora nuestra capacidad aeróbica
El corazón y los músculos trabajarán a media marcha por tanto tiempo, que empezaremos cansarnos con mayor facilidad. Y, cuando volvamos a la vida de siempre, nos sentiremos exhaustos ante cualquier esfuerzo. Además, el sedentarismo puede hacer que retengamos líquidos y que nuestra circulación empeore, así que podemos acabar la cuarentena con celulitis, con el cuerpo hinchado y hasta con la tensión y el colesterol en las nubes.
Cae nuestro estado de ánimo
El encierro puede producir ansiedad, depresión y otros problemas mentales, especialmemente en las personas acostumbradas a ser muy activas. Por esta razón, no se puede asumir el confinamiento como si fuera un largo fin de semana. Es necesario crear rutinas, bañarse, hacer ejercicio, poner la cabeza a trabajar. El deporte, además, hace que liberemos hormonas que nos hacen sentir bien y que controlemos la ansiedad.
Atraemos el insomnio
Nuestros días serán menos agotadores; estaremos expuestos todo el tiempo a la luz de la casa y de las pantallas, que alteran nuestro reloj circadiano; y andaremos con la cabeza a mil con las malas noticias de los medios. Todos estos factores son una bomba a la hora de dormir. Realizar algún tipo de actividad física estos días, generará cierto desgaste muscular, nos ayudará a estar más cansados a la hora de ir a la cama, y a liberar tensiones mentales y emocionales. Ideal que el deporte no se haga después de las 8:00 de la noche, porque a algunas personas las puede activar en lugar de cansarlas.