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''Las emociones permitieron sobrevivir a las especies''

Por Helena Cortés Gómez/ El Espectador | 1 Febrero, 2017 - 11:25
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El psicobiólogo español Ignacio Morgado aseguró que la inteligencia no sólo es genética.

La inteligencia, la memoria, la conciencia y el aprendizaje fueron temas abordados históricamente por filósofos, líderes religiosos o científicos aislados como Freud. Hoy, las neurociencias, la biología, psicología, antropología y otras áreas del conocimiento trabajan conjuntamente para resolver cómo suceden estos procesos cerebrales.
 
En la cuarta edición del Hay Festival Medellín, Sostenibilidad y Cultura, El Espectador conversó con Ignacio Morgado, psicobiólogo español, profesor e investigador del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, quién intercambió ideas con el neurólogo colombiano David Pineda en el Parque Explora.
 
Morgado ha participado en estudios de las universidades de Rhur (Alemania), de Oxford (Reino Unido) y del Instituto Tecnológico de California (Estados Unidos). Ha merecido varios premios académicos y ha sobresalido como coordinador de la colección de neurociencia de Ariel, editorial en la que ha publicado obras como Emociones e inteligencia social y Aprender, recordar y olvidar.
 
- En su último libro, “La fábrica de las ilusiones”, encontramos varios capítulos sobre la inteligencia, ¿esta se hereda o se forma?
- Se han hecho trabajos científicos, sobre todo con gemelos de todo tipo que tienen el 50 o el 100 por ciento de genes iguales, y se ha encontrado que cuando tienes muchos genes equivalentes, hay bastante coincidencia en la inteligencia de los dos. Sin embargo, los mejores trabajos que conozco, que por ejemplo se han hecho con gemelos adoptados por diferentes familias, les han atribuido el 35 o 40 % de inteligencia a los genes, lo que significa que hay un gran margen para desarrollarla que no depende de los genes.
 
- ¿Cómo define un psicobiólogo las emociones?
- Las emociones son un proceso mental muy antiguo, aparecieron con los mamíferos hace más de 200 millones de años, mientras que los procesos más racionales tienen mucho menos antigüedad biológica, de hace unos 50 o 60 millones de años. Eso ya de entrada nos da una idea de que, desde el punto de vista de la biología, la emoción es un proceso, digamos, más regado en la naturaleza de los seres vivos, mientras que la razón es más contemporánea.
 
En psicobiología distinguimos la emoción del sentimiento para estudiar científicamente ese proceso mental. Cuando estamos emocionados hay una revolución en todo el cuerpo, se altera la fisiología: cambia la resistencia eléctrica en la piel, va más sangre a la musculatura periférica, cambia la respiración, las glándulas suprarrenales segregan adrenalina, cambia la postura del cuerpo, incluso según la emoción se manifiesta una expresión facial u otra. Algo inconsciente pasa en el cuerpo, lo que luego es expresado de forma muy especial como sentimiento: miedo, alegría, tristeza, envidia, odio, todas percepciones conscientes.
 
 
- ¿Para qué tenemos emociones?
- Las emociones aparecen en la evolución como un mecanismo para potenciar algo que existía antes de las emociones, el instinto, la capacidad que tienen muchos animales para sobrevivir, huir del peligro, todo eso lo hacen de una forma automática, instintiva. Al reptil le atribuimos instintos, no emociones. Las emociones potencian aún más el instinto, lo hacen más fuerte, por tanto las emociones son un mecanismo de adaptación que nos permite energizar el cuerpo para poder responder a las circunstancias que nos emocionan.
 
- ¿Cómo seríamos sin emociones? ¿Podríamos sobrevivir sin ellas?
- Las emociones han permitido sobrevivir a muchas especies, adaptarse a los cambios en el ambiente y después han penetrado en muchos procesos mentales y hoy en día podemos decir que las emociones influyen en la memoria, en la toma de decisiones, en la comunicación, en el lenguaje.
 
- ¿Nacemos con ellas o las aprendemos?
- El factor genético nos condiciona mucho, cada uno de nosotros heredamos de nuestros progenitores la fuerza que tendrán nuestras emociones para expresarse y esto será diferente en cada persona, pero a lo largo de la vida el ambiente y el contexto en el que uno ha vivido, hará el trabajo final para terminar de esculpir nuestra manera de pensar, así como de sentir, a lo largo de la vida.
 
- Usted menciona que solemos recordar más lo que nos emociona que lo que no, ¿cómo sucede esto y por qué?
- Entre más fuertes son las emociones que tenemos, más posibilidades hay de recordarlas en el futuro. Una de las estructuras más importantes de las emociones es la amígdala, que tiene conexiones diversas con la corteza cerebral, con el hipocampo, con las regiones del cerebro que están implicadas en la memoria. Así que activando las emociones también estás activando mecanismos que potencian la formación de la memoria.
 
- ¿Debemos estudiar científicamente las emociones para aprender mejor?
- En la educación, un factor muy importante es la motivación. Para que los alumnos aprendan, como decía Aristóteles, muchas veces lo mejor no es empezar por el principio, sino por aquello que motiva más, que emociona más. De esa forma puedes atraer más fácilmente la atención de los alumnos, porque una de las cosas que fallan cuando no recordamos algo, no son los mecanismos de la memoria, sino en la atención.