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Los 60 años del teleférico de Caracas, un paseo obligado en la capital venezolana

Por El Mundo | 11 Diciembre, 2015 - 12:13
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Su forma de transporte de última generación cuenta con 87 cómodas cabinas con capacidad para ocho pasajeros cada una.

El Teleférico de Caracas cumple 60 años de haber entrado en funciones, presentándose como una de las visitas más obligadas si se pasea o viene como turista a la capital de Venezuela.

En los años ’50, en pleno régimen de Marcos Pérez Jiménez, el Ejecutivo Nacional solicita la construcción de un sistema teleférico, que pasando el entonces cerro El Ávila, conectaría a Caracas con La Guaira.

Esto se hizo con el fin de tener, aparte de la autopista Caracas-La Guaira, inaugurada en 1953, un sistema de transporte rápido y seguro para casos de emergencia nacional.



No obstante, al gobierno de Pérez Jiménez, en su afán de grandes construcciones que trascendieran con el tiempo, convirtió al complejo en un ambicioso proyecto turístico que incluiría un hotel en la cima de la montaña caraqueña, sirviendo al teleférico como transporte para llegar allí.

También este sistema fue concebido para uso militar, en caso de alguna contingencia según explicó José Tomas Sanabria, arquitecto del Hotel Humboldt, en un documental de la época: “Caracas es un pequeño valle muy frágil y así, con este teleférico, tendremos por lo menos la ventaja de movilizar 800 soldados a la hora”, dijo.

Los ingenieros venezolanos que estuvieron a cargo de la obra fueron Oscar Urreiztieta, Gustavo Larrazábal y la compañía Eneca. Diseñadas por los arquitectos Alejandro Pietri Pietri y Alfredo Jahn, se construye en las estaciones Maripérez, ubicada en la avenida del mismo nombre, y El Cojo, ubicada en Macuto, una estructura de concreto en forma de concha para la protección física de las cabinas y la maquinaria.



El teleférico se inauguró el 11 de diciembre de 1955, por el propio Marcos Pérez Jiménez y fue abierto al público el 19 de abril de 1956. Lógicamente, fueron muchos los visitantes y turistas que subieron al majestuoso Ávila en esos días. De hecho, a un año de su apertura, ya había transportado más de un millón de personas.

Uno de los puntos claves y más anhelado por quienes suben a la montaña capitalina es ver de cerca esa estructura plateada que corona la cima: el Hotel Humboldt.

Esa construcción es un icono por su moderna arquitectura. Su construcción se realizó entre  mayo y noviembre de 1956 y fue inaugurado el 29 de diciembre de ese año, siendo bautizado por Pérez Jiménez como “la hostería de la cota 2.000”.

Sin embargo, más que funcionar para el alojamiento de turistas, ha sido famoso como escenario de famosas fiestas y eventos sociales que reunen a los grupos mas acomodados de la sociedad.

Y es que después de la salida de la cadena Sheraton, en 1976, el hotel cae en el abandono. Hubo varios intentos de rescate y se pudo abrir parcialmente en 2001, pero aún se trata de un tema pendiente.

Durante la presidencia de Hugo Chávez, se celebró un contrato de 30 años con la Inversora Turística de Caracas (ITC), que inició un proyecto denominado Ávila Mágica en el sistema del teleférico.

La compañía realizó importantes cambios en la infraestructura, sin embargo, el estado venezolano le quitó la concesión en el 2000 por no haber cumplido con las mejoras pautadas.

De esta forma pasó a llamarse Sistema Teleférico Warairarepano, nombre que conserva hasta la actualidad, siendo administrado por el Ministerio de Turismo, a través de su ente adscrito Venezolana de Teleféricos (Ventel).

Su forma de transporte de última generación cuenta con 87 cómodas cabinas con capacidad para ocho pasajeros, de las cuales 73 de ellas son para pasajeros particulares, diez para pasajeros VIP, dos de carga, llamadas también arañas, y una para emergencias.

Se estima que el sistema teleférico pueda transportar alrededor de 2.000 personas por hora, si su velocidad es de 6 mts/seg. siendo el tiempo del recorrido de 10 minutos exactos; no obstante, la velocidad normal de operación es de 4 mts por segundo, durando el recorrido 15 minutos.