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¿Los menores deben ser juzgados como adultos?

Por Luz Carime Hurtado González/El Espectador | 1 Enero, 2018 - 14:47
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Un adolescente pagaría ocho años de cárcel de ser hallado culpable por el homicidio y tortura de su hermana. ¿Se deben endurecer las penas? Ese es el debate.

Señales de arrastre en la carretera, desnuda, con el cuerpo ensangrentado, la cara magullada por los golpes, así encontraron sus familiares a Karen Sofía Romero, de 10 años de edad, quien había desaparecido en la madrugada del pasado 23 de diciembre. Leidy Burbano Caviedes, madre de la niña, la buscó en todos los rincones de la casa, en el municipio de Mayoyoque, Putumayo, hasta que la encontró sin vida. Lo que nunca imaginó fue que un adolescente de 15 años (su hijo) sería señalado como el responsable.

La historia es del todo estremecedora. Según fuentes de la Fiscalía, el joven confesó a vecinos que mató a su hermana para vengarse de su padre. “Todo indica que el joven sentía celos de sus hermanas”. Sobre la relación entre ellos, el padre Samuel Romero dijo en entrevista con Caracol Radio que a veces era difícil, “por ratos peleaban y por ratos jugaban, él con las dos niñas más pequeñas era más brusco, como que no tenía mucho cariño hacia ellas”.

De acuerdo con Romero, el joven ya había amenazado a la familia: “Le dijo a la otra hermana que la iba a matar a ella primero y que a mí me iba a matar dormido”. El padre aseguró que sus otras hijas, de 16 y 11 años, están muy tristes y dolidas y que tienen miedo de que su hermano se escape o quede en libertad. Un hecho que por ahora no sucederá, ya que fue recluido en un centro para menores y la Fiscalía le imputó cargos ante un juez de infancia y adolescencia por los delitos de homicidio agravado en concurso con tortura, de los cuales se declaró inocente.

Atrocidades como la sufrida por la pequeña Karen han reabierto el debate en torno a si es hora de que los jóvenes sean judicializados a partir de los 14 años y, en algunos casos, procesados como adultos.

En caso de que se demuestre que el responsable de la muerte de Karen Sofía es su hermano Alexander, lo que establece la legislación actual es que debe permanecer en un centro de reclusión para menores infractores como máximo ocho años, en casos de homicidio, secuestro o extorsión. No obstante, la ley 1096 de 2006 -que tiene vacíos y varios sectores han tratado de modificar para que sea más dura- también señala que sólo podrán estar en estos centros hasta los 21 años de edad. Y no podrán ir a centros penitenciarios para adultos.

Las opiniones

Para el abogado penalista Iván Cancino, es indispensable que se rebaje la edad penal para delitos graves como homicidios, tortura, extorsiones y delitos sexuales. “En delitos graves el menor debe ser tratado como adulto o debe existir una diferenciación en el proceso”. Sin embargo, es enfático en que el derecho penal no soluciona el problema: “Se debe revisar con urgencia la política de educación y, principalmente, los valores de familia. Este problema no se soluciona con un castigo. Los menores tienen derechos, pero también tienen deberes que cumplir”.

Aunque en la Fiscalía no se está trabajando a la fecha en un proyecto que considere el cambio en el sistema penal adolescente, si reconocen fallas en el actual sistema. “El tratamiento penal para menores ha sido una batalla de años. Un castigo de ocho años a esa edad ya es una sanción severa. Existen algunas fallas, como la falta de centros de reclusión en el ICBF para los que superan la mayoría de edad. A la fecha, menores, adolescentes y adultos comparten un mismo espacio, lo que no conduce a la resocialización”, señaló a este diario una fuente del ente investigador.

Por su parte, el psiquiatra Gustavo Guevara asegura que a los 14 años los jóvenes ya saben cuál es la diferencia entre lo bueno y lo malo, “los adolescentes a esa edad han alcanzado un desarrollo de personalidad, con bases éticas y morales. Saben, por ejemplo, cuál es la consecuencia de matar a alguien”, agregó. Sugiere que se rescate el respeto a la autoridad representada en la familia, la escuela y las autoridades. “Como se pierden las figuras de autoridad, la calle se las da y ese círculo es el que está afectando el desarrollo social”.

Este vacío legal es la base de un problema mayor. Desde la época del narcotráfico, las guerrillas y hasta hoy con organizaciones ilegales como el Clan del Golfo, los niños están siendo utilizados por la delincuencia. No se puede considerar al adolescente como el único culpable, sino que ese es el resultado de una sociedad que es corresponsable, en la medida en que no previno las cosas. El debate sigue abierto, sin una propuesta concreta para el cambio en el tratamiento penal.