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Los misterios de la noche en un nuevo documental

Por Facundo Macchi/ El Observador | 17 Febrero, 2020 - 11:00
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Esta producción de Netflix utiliza una nueva tecnología que permite obtener imágenes más claras durante la noche.

La noche siempre fue un misterio para los seres humanos. Un territorio ajeno, cargado de secretismos y trampas ocultas bajo el velo de la oscuridad. 

El ojo humano no puede ver entre las sombras, pero su curiosidad es insaciable. Entonces, cuando llegó la tecnología refinada, encontró la oportunidad perfecta para desarrollar un aparato que pudiera captar todo lo que sucede allá afuera cuando el sol se oculta y solo quedan los sonidos inquietantes.

La tierra de noche es la primera serie documental que va tras las pisadas de las especies animales y vegetales que ya todos conocemos, pero que nunca antes se habían podido ver en la noche y con tanta precisión. Utilizando cámaras de vanguardia ultrasensibles, un grupo de realizadores logró filmar a todo color los rincones más recónditos del planeta apenas iluminados con la luz de la luna.

 

Cada uno de los capítulos –que ya se pueden ver en Netflix– es un viaje por distintos mundos e intenta contar y mostrar las historias de la naturaleza que suceden en la oscuridad. Selvas tropicales, urbes, el hielo del ártico y la sabana africana son los territorios por los que las nuevas cámaras se deslizaron. Todo narrado con la voz de la actriz Samira Wiley (muchos la recordarán por sus papeles en Orange is the new black y The Handmaid’s Tale).

Pero lo que tiene de destacable esta nueva producción del gigante de streaming –más allá de las historias y las imágenes inéditas que muestra– es la aplicación de la tecnología de una manera muy original en el mundo de la realización audiovisual. Y también cómo el trabajo científico se articuló con los quehaceres cinematográficos para arrojar un producto que podría marcar un precedente con una consigna clara: es tiempo de conocer aquellas particularidades del mundo salvaje a las que el ojo humano no tiene alcance. Ahora se puede.

De la guerra a Netflix

En la serie hay una frase que se repite varias veces en cada capítulo: “esto fue filmado con cámaras de última tecnología”. Es cierto.
Hasta hace no mucho tiempo, las cámaras tenían los mismos problemas que el ojo humano y necesitaban luz para poder capturar imágenes con detalle. Durante décadas, los documentalistas que deseaban retratar la vida silvestre en la oscuridad necesitaban de luces brillantes que terminaban por ahuyentar la vida salvaje.

En La tierra de noche se utilizaron dos equipos distintos, uno más moderno que el otro. El primero viene directamente desde el campo de batalla. Son cámaras termosensibles que pueden seguir en alta definición –se nota hasta en el pelaje de los felinos– los movimientos de los animales. Una tecnología inspirada en equipos militares.  

A su vez, cámaras con luz infrarroja permitieron explorar las profundidades de la naturaleza sin que los animales se asustaran, porque la mayoría no puede percibir esa luz.

Estas dos ya eran tecnologías conocidas por tener ciertas limitaciones. No son capaces de capturar colores, por lo que el resultado de las imágenes siempre fue en blanco y negro. Lo innovador en este caso –y que abre la cancha en el mundo de la realización– son una serie de cámaras que Netflix mandó adaptar especialmente para conseguir una imagen a todo color iluminada únicamente con la luz de la luna llena. Durante las largas noches de rodaje, ya si una nube pasaba y tapaba la gran estrella, no se podían conseguir las tomas. Fue un trabajo ajedrecista. 

Vale la pena remarcar que la luz de la luna llena es 400 mil veces más tenue que la del sol, pero los resultados –impecables– parecen efectos especiales.

“Para una plataforma obsesionada con la calidad de sus imágenes, esta producción fue un gran salto y requirió muchas pruebas y autorizaciones por parte de varios organismos para poder filmar con ellas a los animales. Pero los realizadores sabían que esta era una oportunidad para entrar en un mundo nuevo”, escribió la productora de la serie en su sitio web.

La naturaleza nocturna al descubierto

Es difícil innovar en el rubro documentales que retratan la naturaleza. O bien las imágenes deben ser alucinantes o el enfoque de los reportajes debe tener algo novedoso, que no se haya descubierto antes.

En ese sentido, La tierra de noche es un acierto. No solo las imágenes son distintas, sino también las historias que los realizadores y científicos se encontraron en la noche. Una de las más impactantes es la de una rana que habita los bosques de Alaska. Durante los inviernos más crudos, la temperatura en la noche puede alcanzar los 16 grados bajo cero. El frío atraviesa la delgada piel de la rana, que apenas puede generar calor. A medida que la noche avanza, las funciones vitales del animal empiezan a detenerse. Entonces se congela y su corazón deja de latir. Pero llega la mañana y los primeros rayos de sol hacen el pequeño milagro: la rana se descongela y “vuelve a la vida”, como si nada hubiese pasado.

Estos pequeños relatos que componen el documental ayudaron a la ciencia a conocer una nueva cara en del comportamiento animal. Después de años rastreando manadas y grupos animales mediante GPS, los investigadores pudieron acceder a material inédito que redefinió algunas ideas y creencias, como que las actividades de los guepardos, los tiburones blancos y otros animales estaban restringidas a la luz del día. A su vez, se encontraron nuevas especies, algunas de ellas con colores resplandecientes y células capaces de generar su propia “luz viva”.

La tierra de noche es un experimento valiente y que seguro inspirará nuevas formas de contar historias.