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Markus Rindt: "Estados Unidos no es tan libre como parece"

Por Eva Usi/ Deutsche Welle | 25 Mayo, 2017 - 11:57
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El director de la Orquesta Sinfónica de Dresde protagonizará un gran concierto en Tijuana en protesta contra el muro de Trump.

El cornetista, cofundador y director artístico de la Orquesta Sinfónica de Dresde, Markus Rindt, contó a DW el largo y engorroso trámite para obtener un permiso de las autoridades de Estados Unidos para que músicos de ese país tomaran parte en un concierto que estaba previsto realizarse en ambos lados del muro que separa a México y a Estados Unidos, concretamente en el Parque de la Amistad que comparten Tijuana y San Diego.
 
El concierto se llevará a cabo el día 3 de junio, de 11 de la mañana a las cuatro de la tarde, pero sólo del lado mexicano. Los músicos y el director de la Orquesta Sinfónica de Dresde, así como numerosos artistas y músicos invitados, se proponen enviar un mensaje en contra de los muros mentales, del fanatismo, chovinismo y del atrincheramiento de las naciones, una tendencia creciente en el mundo.
 
Las autoridades norteamericanas negaron la autorización. Involucradas estaban la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Seguridad del Interior, así como las autoridades responsables de los parques de California. Unos a otros se pasaban la solicitud como si se tratara de una papa caliente.
 
- ¿Por qué no obtuvo el permiso para realizar el concierto del lado estadounidense?
- Primero queríamos que actuara un coro infantil de San Diego del lado estadounidense, y otro coro infantil de México que actuaría del lado mexicano. En abril las autoridades estadounidenses rechazaron nuestra petición por razones de seguridad, lo que nos pareció muy extraño. Pero nos dimos cuenta de que no tenía sentido discutir con las autoridades. Decidimos seguir la recomendación que ellos mismos nos hicieron; que hiciéramos el evento en la playa, que es compartida por Tijuana y San Diego. Vimos muy bonitas fotos y, además, el muro en esa zona es más poroso. Entonces las autoridades nos dijeron que podíamos tocar ahí, pero que los músicos estadounidenses tenían que guardar una distancia de seguridad.
 
- ¿Una distancia de qué extensión?
- Debíamos guardar una distancia de 40 metros. Compusimos una pieza para mostrar lo absurdo de la situación. Se podía tocar desde ambos lados de la frontera pero había que estar muy distanciados unos de los otros. En el lado estadounidense tocarían no más de 20 músicos.
 
 
- ¿Es necesario un permiso en una playa pública?
- No se necesita ningún permiso en una playa pública, pero pensamos que podría llegar la policía o el Ejército y decirnos que no podemos tocar, así que decidimos solicitar un permiso. Eso hicimos. La semana pasada recibimos la decisión definitiva. Nos negaron el permiso por consideraciones de seguridad. Nos dijeron, además, que esa es una zona protegida, en donde especies de aves suelen empollar. Estoy a favor de un argumento así, pero resulta que el próximo sábado 27 de mayo, una semana antes de nuestro concierto, tiene lugar un evento en el mismo lugar, del lado estadounidense, con más de un centenar de participantes. Uno se pregunta por qué en ese caso no se protege a las aves.
 
- ¿Qué autoridades estuvieron involucradas?
- La Patrulla Fronteriza, la Oficina de Seguridad Interior y la responsable de los parques de California. Nadie quería asumir la responsabilidad. Se la pasaron enviando nuestra solicitud unos a otros, tampoco nos comunicaban nada. Fue sumamente difícil tener una respuesta. Si uno preguntaba no respondían, eso fue una constante en las últimas semanas.
 
- Eso suena como si quisieran impedir que se manifieste con este proyecto en contra del muro...
- Así lo veo. Yo creo que si hubiéramos dicho que venimos con unos músicos para interpretar Beethoven o Mozart para hacer música a través de la valla, a nadie le hubiera interesado. El problema es que nuestro concierto está vinculado con una declaración política y tan libre no parece ser Estados Unidos. Nuestro concierto no sólo alude al muro entre Estados Unidos y México, sino a otros muros que existen en el mundo. Queremos manifestar nuestro rechazo a que los países levanten muros para resolver problemas, que se protejan con muros de los refugiados que no tienen otra alternativa que salir de sus países y pedir asilo en otros lugares. Esos derechos son tratados con los pies.
 
- De cualquier manera, usted ha hecho un llamado a músicos estadounidenses a que participen ese día con acciones en la frontera con México. ¿Han reaccionado?
- Sí. Hay algunos que van a participar, como el singular Glenn Weyant, un músico de Arizona, célebre por sus actuaciones en el muro. Se ha especializado en sacar sonidos del muro y hacerlo sonar. Eso fue para nosotros una inspiración para utilizar el muro como instrumento. Eso haremos en Tijuana. Sacaremos de muy diversas maneras tonos del muro, será una gran improvisación en la que participarán muchos músicos y percusionistas. Eso será en el marco del estreno de una pieza en la que el muro se convertirá en un instrumento más.
 
 
- ¿Cómo se sacan sonidos del muro?
- El muro está construido con acero, y por eso se pueden extraer sonidos con otros objetos. Eso van a hacer los percusionistas. Además, tenemos previsto crear instrumentos a partir de chatarra. Tijuana es conocida por su depósito de chatarra. Queremos ir ahí, seleccionar objetos que tengan buena acústica y utilizarlos en el muro. Los músicos sacarán sonidos y tonalidades que permitirán una composición muy abstracta y experimental. También participarán numerosos grupos y artistas en el concierto de cinco horas de duración, entre ellos la cantante guatemalteca maya Sara Curruchich.
 
- ¿Fue un desafío organizar todo esto?
- Sigue siendo un desafío, porque tenemos no sólo una gran distancia de por medio, sino una diferencia de horario de nueve horas. De día no encontramos a nadie. Apenas hacia la noche, hora alemana, la gente despierta en Tijuana. Mi trabajo diario se prolonga hasta las 2 de la madrugada en promedio para poder hablar con los músicos, para organizar toda la técnica, la logística, el catering, el escenario, el suministro eléctrico y la publicidad del evento. Es una enorme tarea. Tenemos gente que nos está ayudando, pero hay que hablar con ellos todos los días, entre tanto ya es una gran cantidad de personas involucradas. Es una locura.
 
- Una de las particularidades de la Sinfónica de Dresde es que se interesa en proyectos políticos. ¿Por qué?
- Eso tiene que ver con que crecí en la antigua República Democrática Alemana (RDA). Tengo una visión muy particular sobre los muros. Fue algo singular que los ciudadanos del Este de Alemania lograran derrumbar el muro y todo un sistema con manifestaciones pacíficas. Eso nos une a los alemanes orientales. Pienso que no lograremos un cambio con un solo concierto, pero ya hemos logrado que se hable de ello, que se discuta, pese a que tenemos el viento en contra. Hay muchos que simpatizan y eso ya tiene mucho valor.
 
Markus Rindt (Magdeburg, 1967) nació en el seno de una familia musical. Su madre era cantante de un coro y su padre músico de orquesta. A los seis años de edad comenzó Rindt a recibir clases de piano. Posteriormente se especializó en el corno. Estudió con Peter Damm en Dresde y con Erich Penzel en Colonia. En 1996, junto con el músico y compositor Sven Helbig, fundó la Orquesta Sinfónica de Dresde.