Bajo el concepto de "cage diving", el turismo de adrenalina está desarrollando una inquietante propuesta. Se trata de bucear entre tiburones, protegiéndose dentro de una jaula metálica que se sumerge en el agua.

La idea es generar un encuentro cara a cara con un tiburón, por lo general un gran tiburón blanco. Habitualmente los tiburones son atraídos con una carnada que se lanza al agua y que incluye una mezcla de sangre, pescado machacado y pequeños peces.

Expertos en tiburones critican esta práctica, ya que -advierten- alimentar a un animal salvaje puede ocasionar problemas e influir en su comportamiento, lo que puede perturbar el equilibrio natural.

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En Florida, Estados Unidos, por ejemplo, desde noviembre de 2001 está prohibido alimentar a los tiburones en libertad. Otras fuentes ligadas a la seguridad, advierten que el "cage diving" ha aumentado el reporte de ataques de tiburones a seres humanos.

Lo peor, para fuentes de ambos sectores, es que esta práctica incita a los escualos a acercarse más a las playas.

En Sudáfrica, un grupo de turistas que practicaban este buceo casi no cuentan la historia. Entre gritos y evidentes grados de desesperación, un enfurecido tiburón blanco de unos tres metros y medio, intentó romper la jaula en la que estaban. A pesar del miedo, el turista no dejó de grabar el momento que difícilmente olvidará.