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Moda XXL busca imponerse en un mercado que se resiste

Por María Inés Fiordelmondo/ El Observador | 26 Julio, 2017 - 11:07
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En Uruguay, incluso se planteó una ley que exige a las tiendas contar con todos los talles, pero la ropa grande es todavía considerada "anticomercial".

El Observador | A Carina, su esposo le había regalado US$ 350 por su cumpleaños, dinero que decidió gastar en ropa. Luego de tres días recorriendo varios centros comerciales y tiendas, seguía con cada peso en su bolsillo. Entre empleadas que con una mirada parecían advertirle que no iba a encontrar algo para ella, y ver prendas que por su falta de forma parecían más bien túnicas, la experiencia de ir de compras, disfrutable para muchas personas, a ella le dejó un sabor amargo.
 
Carina forma parte del 64% de la población uruguaya con sobrepeso –cifra que crece año a año y una de las más altas de la región–, y no pudo dar con vestimenta de su agrado hasta que llegó a Olivia, una de las marcas uruguayas de ropa femenina que apuntan a que todas las mujeres, independientemente de su talle, puedan vestirse con elegancia y a la moda. "Cuando hablamos de talles grandes, no solo vendés ropa, estás afectando mucho en la autoestima y estado de ánimo de gente que está acostumbrada a no encontrar nada en ningún lado, a cortes anticuados, colores aburridos, a comprar por descarte", apuntó la dueña de Olivia, Carolina García. Algo que parece tan simple como comprar ropa es una tarea que se torna cada vez más difícil para personas de complexión física grande.
 
Según consignó el secretario de la Cámara de Vestimenta, Elbio Fuscaldo, el 90% de la vestimenta que se comercializa actualmente en Uruguay es importada. Proviene cada vez más de países como China, donde, "la complexión física de su población no tiene nada que ver con la de los uruguayos", afirmó la diputada del Partido Nacional, Pía Biestro.
 
La oferta de vestimenta no responde a las características antropométricas de la población; este es el argumento por el que se planteó una ley que exige a las tiendas contar con todos los talles, lo que incomoda a la industria
 
Biestro fue quien se encargó a fines del año pasado de poner sobre la mesa un asunto que se mantuvo congelado durante 10 años en Parlamento, al presentar un proyecto de ley que exige que todas las tiendas cuenten con talles que estén acorde a las características antropométricas de la población uruguaya, tanto masculina como femenina. Quedarían excluidas de la ley las tiendas que venden ropa usada.
 
El proyecto fue planteado en 2007 por el actual intendente de Florida, Carlos Enciso. Más adelante, contó Biestro, se estancó por resistencia de la industria de la vestimenta y por no considerarse prioritario en momento de campaña electoral. Lo que pretende el proyecto actual es contribuir a la aplicación del principio constitucional de igualdad de los ciudadanos y evitar la discriminación con base en la apariencia física de las personas, así como a combatir la anorexia y la bulimia, generada por la valoración estética de modelos de delgadez extrema.
 
 
El 90% de la vestimenta que se comercializa actualmente en Uruguay es importada. Proviene cada vez más de países como China, donde, "la complexión física de su población no tiene nada que ver con la de los uruguayos", afirmó la diputada del Partido Nacional, Pía Biestro.
 
Actualmente, el proyecto está en tratamiento por parte de la comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados, que se encuentra dialogando con la Cámara de la Vestimenta y diferentes actores involucrados. "Estamos en proceso de recibir delegaciones y conversando con cada una de ellas para saber su posición frente a este proyecto", dijo la integrante de la comisión de Equidad y Género, diputada Gloria Rodríguez.
 
Para la diputada, la persona con sobrepeso no tiene la costumbre de reclamar cuando no encuentra ropa de su talle, pero igualmente se siente discriminada: "Tenemos tan incorporado que los comercios venden solo talles pequeños que cuando llega una persona grande se le dice que no hay ropa para ella. Hay que concientizar que una persona gorda también puede vestir elegantemente".
 
La legisladora señaló que se apuesta a llegar a un consenso con todas las partes ya que se considera una necesidad que reclaman "muchísimos ciudadanos" y no se ve como algo positivo que la persona tenga que ir a determinados comercios exclusivos para talles especiales. Contó que la comisión colocó el tema como una prioridad y se espera su aprobación. "No podemos pasarnos todo un período discutiendo este tema porque es un problema real", apuntó.
 
"Anticomercial"
 
Aunque el sobrepeso ya alcanza a más de la mitad de la población uruguaya, esto no se refleja en la oferta de vestimenta local. A excepción de tiendas que solo se dedican a ofrecer talles especiales, la escala de talles en Uruguay va en su mayoría del XS al XL, variando las medidas de estos talles entre una tienda y otra. Discutir si el público que se adecua a estos talles es el que más consume y esto determina la oferta, o si, en realidad consumen más por ser quienes encuentran mayores opciones, parecería ser entrar en el dilema del huevo o la gallina.
 
Lo cierto es que la exigencia de contar con todos los talles en todos los colores y diseños es algo que incomoda a la industria de la vestimenta.
 
 
"Para algunos comercios, desarrollar talles grandes sería anticomercial, porque no los vendés", señaló Victoria Ortíz a Café & Negocios.
 
Para la empresaria Victoria Ortiz, dueña de la marca que lleva su nombre, "el público consumidor es el público S". Al menos esto es lo que le ha demostrado su experiencia al frente de su empresa que tiene una trayectoria de más de 40 años. "Para algunos comercios, desarrollar talles grandes sería anticomercial, porque no los vendés", señaló a Café & Negocios. Ortiz argumenta que el comerciante ofrece aquello que sabe que le van a comprar masivamente, ya que esta es su razón de ser.
 
La empresaria manifestó su opinión en la última reunión con la comisión de Equidad y Género a través de una carta, donde dejó claro que espera que el proyecto no se apruebe al menos para las tiendas de pequeña superficie, que se verían afectadas en beneficio de las más grandes que, según dijo, tienen más posibilidades de modificar su stock. A su vez, consideró que la ley a estudio atenta contra la libertad de comercio del fabricante.
 
Subsidio intraconsumidor
 
Según el secretario de la Cámara de Vestimenta, Elbio Fuscaldo, la implementación de esta ley generaría "un problema grave" en la industria por varios motivos. En primer lugar, las tiendas tendrían que aumentar su stock "brutalmente" y, como piensa que sobrarán talles grandes, se debería repartir el costo de esos sobrantes entre el resto de los productos, lo que aumentaría los precios de las demás prendas y disminuiría la competitividad de la empresa. "En definitiva unos consumidores van a subsidiar a otros", señaló.
 
Agregó que ante esta situación, no podrían competir con locales extranjeros de más de 2.000 metros cuadrados. "Estamos matando al negocio chico en beneficio del grande", dijo. Tanto Ortiz como Fuscaldo coinciden en que el mercado habla por sí solo. "Si hubiera una demanda importante, ya habría más negocios que se dedicaran a talles especiales", expresó Fuscaldo.
 
Señaló que para estas personas existe la posibilidad de comprar por internet, donde "hay de todo". En este sentido, Ortiz opinó que si vieran que se vende más el talle grande, lo fabricarían. "Hay casas que se especializan en hacer esos talles, yo no hago", indicó.
 
El proyecto establece que el contralor estaría a cargo del área de Defensa al Consumidor, que actuaría de oficio y a partir de las denuncias de los consumidores, es decir que ante un reclamo la tienda debería proveer el talle. Esto, según Fuscaldo, sería imposible de llevar a cabo ya que hoy no se cumple con la normativa en materia de etiquetado de textiles. "La persona se va a tomar la molestia de ir hasta Defensa del Consumidor que no controla el etiquetado de prendas. Va a quedar más molesta. El decreto de etiquetado es letra muerta", dijo.
 
Revolución a lo grande
 
En el mundo, la moda plus-size se está imponiendo con fuerza. Aunque en los desfiles de moda y revistas sigan abundando las modelos 90-60-90, los talles grandes y modelos curvilíneas están encontrando su lugar. Ashley Graham y Tara Lynn demuestran que no hay que ser delgada para desfilar en las principales pasarelas del mundo.
 
La marca Michael Kors incluyó en su último desfile en la Semana de la Moda en Nueva York a la modelo Ashley Graham luciendo sus diseños. Marcas como Mango y H&M lanzaron colecciones en talla grande –de XL en adelante– con cortes modernos que estilizan la figura. Sin embargo, "la obligación de tener todos los talles no existe en ningún país del mundo", apuntó Ximena Caballero en representación de Victoria Ortiz en el Parlamento.
 
En la búsqueda de cubrir una demanda insatisfecha, son varias las tiendas que han surgido. Olivia, Carlota, Grandes Damas y Mis Gorditas Queridas (MGQ) conforman parte de la oferta que importa y fabrica prendas que buscan romper con el mito de que la moda en talles grandes es "seria y aburrida, sin formas ni características que estilicen la figura" dijo la propietaria de MGQ, Alejandra Levin.