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“Nikola Tesla: suyo es el futuro”, el comienzo de una reivindicación

Por LifeStyle.com | 17 Noviembre, 2014 - 12:17
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Parece que la ciencia y el arte hoy consideran al científico serbio como el verdadero fundador de la tecnología moderna, lo que hasta antes de su descubrimiento se posaba en el supuesto éxito de otros. En España una gran exposición lo reivindica con entusiasmo.

Bajo el nombre “Nikola Tesla: suyo es el futuro”, una exposición que se lleva a cabo en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid le rinde un intenso homenaje al que parece ser el verdadero padre de la tecnología moderna y a quien se consdiera tanto un científico brillante y visionario, como un héroe extravagante y underground.

Construida a base de la lectura del libro autobiográfico de Tesla "Yo y la energía" y con la colaboración del Museo Tesla de Belgrado, institución depositaria del archivo personal del científico, la muestra española puede contar con una serie de maquetas y modelos interactivos.

Luego de una negociación un poco más compleja, los curadores María Santoyo (gestora cultural independiente) y Miguel Delgado (periodista y escritor) consiguieron el préstamo de algunos objetos personales, como un bombín, un par de guantes y un par de botines.

Lo cierto es que el legado personal de Tesla ha estado concentrado en Serbia desde la fundación del museo en los años cincuenta, por lo que los objetos prestados no tienen tanta carga económica como simbólica, casi la evocación física del mismo Tesla: un tipo alto, extremadamente delgado, elegante y seductor.

Como otros íconos en la cultura popular, algo así como los vampiros o los ovnis, la existencia de Tesla desarrolla cualidades que lo acercan al mito, que trasciende su especificidad y muchos lo cargan libremente de contenidos que no siempre son fieles a la realidad.

En ese sentido, pero también por sus acciones concretas, se trata de un personaje que se relaciona con la creatividad por sus asombrosas capacidades mentales y por la manera en que desarrolla sus ideas, partiendo de visiones casi epifánicas. Lo que inventa y desarrolla, generalmente lo tiene fotografiado en su mente y pocas veces usó como paso intermedio algún dibujo o diseño complejo.

De acuerdo a lo señalado por los gestores Santoyo y Delgado la exposición se basa en la autobiografía y correspondencia -lo que se traduce en una especie de "voz" que guía al espectador-, definiendo los ámbitos principales. Las secciones también son protagonizadas por la iconografía del inspirador: los rayos, el laboratorio circular, la bobina y la torre de Wardenclyffe, entre otras.

Tampoco se ha olvidado el contexto sociocultural, para lo cual se presenta una recreación de la Nueva York que vive Tesla y su verticalidad: no es casual que Tesla erigiera sus aparatos hacia el cielo, como los primeros rascacielos de su ciudad de adopción, ni que las ciudades imaginadas por la ciencia ficción posterior se inspiren en Tesla.

Hay también secciones centradas en los personajes que giran en torno del científico, en una especie de biografía coral.

Hoy parece que la ciencia y el arte consideran a Nikola Tesla como el verdadero fundador de la tecnología moderna, la que hasta el redescubrimiento del serbio, estaba sobre los hombros de otras dos figuras: Thomas Alba Edison y Guillermo Marconi.

Con el primero vivió una disputa que correctamente se denominí la "guerra de las corrientes", pues se empeñó en mostrar la superioridad de la corriente alterna sobre la corriente continua de Edison.

En cuanto al italiano, fue el quien patentó la radio utilizando para su realización catorce patentes previas de Nikola Tesla. A pesar de ello, ganó el Premio Nobel de Física en 1909.

La inventiva de Tesla, en tanto, supera esos avances hurtados, ya que también fue pionero en tecnologías visionarias como la robótica, los aviones de despegue vertical, las armas teledirigidas, las lámparas de bajo consumo, las energías alternativas o la transmisión inalámbrica de electricidad.

Por si fuera poco, contribuyó en diferente medida al desarrollo del control remoto, el radar, las ciencias de la computación, la balística, la física nuclear y la física teórica.

Son muchos y variados los motivos por lo que la historia le debe una sólida reivindicación al científico serbio. Por eso, la exposición que se presenta en España desde el 13 de noviembre hasta el 15 de febrero de 2015 se enriela exactamente en esa dirección.