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¿Nos dejará sin cerveza el cambio climático?
Los cultivos de cebada, utilizada en su producción, peligran y afectarían principalmente al mercado europeo.
Las consecuencias derivadas del cambio climático son evidentes: el nivel del mar está subiendo, la temperatura global está en aumento, los casquetes polares se derriten y se están produciendo fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, olas de calor o sequías en muchos lugares del planeta. Sin embargo, las consecuencias van más allá de todo esto.
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertaba de que el cambio climático ya está afectando a la producción agrícola global lo que hace peligrar, en un futuro, la disponibilidad de alimentos. Los precios, por tanto, se duplicarían. En esta línea, según el último informe sobre el estado de la seguridad alimentaria de la ONU, se confirma una tendencia del crecimiento del hambre, sobre todo en países subdesarrollados, como consecuencia de los desastres naturales.
La cerveza tampoco se salva de las consecuencias asociadas al cambio climático. Es la bebida alcohólica más consumida en todo el mundo, pero el calor y la sequía amenazan los cultivos de cebada, ingrediente principal. De esta manera, existe una creciente dificultad por la producción de cerveza que hará, irremediablemente, que suba su precio.
Los países europeos, los más afectados
Un estudio liderado por la Universidad de Peking (China) y la East Anglia (Reino Unido), publicado en la revista Nature Plants, ha revelado que los efectos nocivos del cambio climático reducirán entre un 3% y un 17% el rendimiento de la producción de cebada a nivel mundial. Las sequías y las altas temperaturas son las principales causas y no sólo afectarán a la explotación de este ingrediente.
Los modelos económicos utilizados en el estudio también han demostrado que los precios de la cerveza, como consecuencia de lo expuesto, aumentarán en los países donde mayor es su consumo, como es el caso de España. Si la oferta cae y la demanda sigue en aumento, no habrá suficiente para satisfacer a todos los consumidores.
Además, “no todos los países que cultivan cebada producen cerveza. Sólo el 17% de la cebada que se cultiva se usa para hacer cerveza. El resto se emplea principalmente para la elaboración de piensos para animales”, ha asegurado Dabo Guan, coautor del estudio. Un doble conflicto ante la demanda de cebada que presentaría un coste de oportunidad. ¿A qué damos prioridad?
¿Qué país será el más afectado? Uno de los epicentros de la cerveza, Irlanda, podría ver cómo aumentan los precios de este producto hasta 20 dólares más, según los expertos. “La producción de cebada en países europeos descenderá muy rápido. En España calculamos que lo haga entre un 5 y un 10%, y que el precio suba un 50%”, ha asegurado Guan.
En otros puntos del planeta como Argentina los expertos creen que el consumo bajará cerca del 30%, mientras que otros países como Australia tendrían que reducir drasticamente el número de exportaciones, o bien, aumentarlas como sucedería en Estados Unidos. Según el estudio, en el caso de Bélgica, Japón o China la demanda superaría el número de exportaciones, al depender de las importaciones, y se limitaría el suministro de cerveza. En cualquier caso, desestabilizaría el mercado global.
Aumento de la inseguridad alimentaria
Sin embargo, al ser un problema que nosotros mismos hemos ocasionado como consecuencia del aumento de consumo de combustibles fósiles, así como del incremento de los niveles de CO2, tenemos una enorme responsabilidad para comprender varios aspectos.
En primer lugar, no son productos imprescindibles para vivir. Algunos productos no esenciales pero si placenteros como el chocolate o el tabaco, también están amenazados por el cambio climático ya que sus cultivos disminuyen. En segundo lugar, lo verdaderamente preocupante es la disminución de cultivos de arroz, trigo o maíz que afectan directamente a los países más pobres, generando inseguridad alimentaria, como comentábamos al inicio del artículo.
Por tanto, es necesario luchar contra el cambio climático y entender su repercusión, sobre todo en términos de calidad de vida. Esto es así, porque podremos adaptarnos a la carencia de cerveza en este caso, bien comprándola más cara, o bien no consumiéndola. Pero, ¿qué sucede con aquellos países dónde el acceso a comida es insuficiente e inseguro y, además, sufren los mayores desastres naturales? La sensibilización y movilización ante este problema, que es de todos, es necesaria y de nosotros depende frenar las consecuencias del cambio climático.