Envejecer es un proceso natural e inevitable, pero preservar la belleza y salud es algo que podemos lograr modificando hábitos en nuestras vidas, y optando por un plan de tratamientos rejuvenecedores realizados de acuerdo a la necesidad de cada persona.

 

“A partir de los 30 años se dan una serie de modificaciones, como pérdida de volumen en el rostro, remodelamiento de huesos y disminución en la elasticidad de la piel por la reducción progresiva de colágeno”, explica la doctora Gabriela Martínez.

 

Las mujeres de cierta edad quieren definir el arco mandibular, y la flacidez de pómulos y cejas. La técnica del lifting no quirúrgico consiste en “una combinación de técnicas que dan un rejuvenecimiento global para las personas que aún no necesitan pasar por cirugías, o aquellas que presentan contraindicaciones o miedo al quirófano”, sostiene la especialista.

 

 

La toxina botulínica es una de las sustancias que modificó la historia de las alternativas estéticas. “Es utilizada para el tratamiento de arrugas de expresión, presentes en la frente, patas de gallo y entrecejo. Su acción consiste en borrar las arrugas superficiales y de mediana profundidad, mejorando la apariencia de las profundas. Produce, también, un levantamiento de las cejas y da un aspecto más jovial. Su duración es de cuatro meses, con escasos efectos adversos; la mayoría, relacionados con malas técnicas de aplicación”, según nuestra entrevistada.

 

Debido a la alimentación, la edad, el sol y el descuido se produce la pérdida de volumen y firmeza. Para contrarrestar esta serie de dramáticos vestigios de la edad, la estética propone “el ácido hialurónico, una sustancia versátil que podemos utilizarla para distintos propósitos; por ejemplo, para devolver el volumen perdido en el rostro. La primera zona afectada es la de los párpados inferiores, que se confunde muchas veces con ojeras y da al rostro un aspecto cansado. Se aplica por medio de inyecciones con pequeñas agujas y tiene una duración de un año”.

 

Otro de los métodos contiene “hilos tensores de ácido poliláctico, que generan un efecto lifting de la región inferior del rostro, mejorando papada y líneas de marioneta. Los resultados tienen una duración de dos años y, al estimular la formación de colágeno en la piel, presentan un efecto plus a largo plazo”, asegura la experta.

 

 

La doctora Gabriela aconseja cuidar la piel del rostro desde jóvenes, principalmente de la exposición solar, que es la responsable del 80% del envejecimiento cutáneo, y no retrasar la búsqueda de tratamientos, ya que los no invasivos tienen sus limitaciones, de acuerdo con las condiciones de cada paciente.

 

El láser es el procedimiento que contrarresta a las arrugas, poros dilatados, hiperpigmentaciones y cicatrices de acné u otros orígenes.

 

Tratamientos como el láser fraccionado, radiofrecuencia o derma rollers se combinan a los anteriores para devolver la elasticidad a la piel, estimulando la síntesis de colágeno.

 

Como tratamientos de mantenimiento están indicados la radiofrecuencia y el plasma rico en plaquetas, asociados a cremas con antioxidantes, ácidos y sustancias tensoras.