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¿Para ser innovador hay que ser rico? Un estudio dice que sí

Por El Espectador | 2 Enero, 2018 - 18:31
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Investigadores estadounidenses encontraron que quienes pertenecen al 1% más rico de ese país tienen diez veces más posibilidades de convertirse en el próximo Albert Einstein.

La imagen de un muchacho trabajando día y noche en el garaje de su casa, haciendo con sus manos y pocos recursos la próxima creación revolucionaria del siglo está más cerca a las películas que a la vida real, dice una investigación publicada en la revista norteamericana National Boureau of Economic Research.

De acuerdo con este estudio, la realidad es que los jóvenes que pertenecen al 1% más rico de ese país tienen diez veces más posibilidades de convertirse en inventores o innovadores que sus pares que pertenecen a estratos socioeconómicos más bajos.

Los investigadores, quienes fueron liderados por el profesor de la Universidad de Stanford Raj Chetty, estudiaron el perfil sociodemográfico de 1,2 millones de inventores en Estados Unidos, y midieron los ingresos de sus familias, sus calificaciones en el colegio y la cantidad de patentes registradas a su nombre.

Los resultados demostraron que ser pilo paga, pero no basta. De hecho, de acuerdo con los datos recopilados, un estudiante pobre con notas sobresalientes tiene las mismas posibilidades de conseguir una patente a su nombre que un estudiante rico pero con notas mediocres. "Convertirse en inventor depende de dos cosas en Estados Unidos: sobresalir en matemáticas y ciencias y tener una familia rica", concluyeron.

El estudio apoya la perspectiva que asegura que "los factores que afectan a los niños antes de ingresar al mercado laboral son un determinante clave de quien se convierte en un inventor”.

Esto no es un asunto aislado. El País de España cita un estudio similar que se realizó en Finlandia, y que tuvo resultados casi idénticos. De acuerdo con el diario ibérico, en Finlandia, un país con una educación igualitaria y gratuita, los investigadores se dieron cuenta de que a pesar de la capacidad intelectual de las personas, las posibilidades de convertirse en inventor aumentan a medida que crecen los ingresos familiares.

Lo que podría estar sucediendo en esos ambientes es que la falta de referentes cercanos, el desconocimiento de las posibilidades que existen o la falta de una red contactos familiares y de amigos pueden influir. Obviamente, la imposibilidad de acceder a una formación superior de calidad por los elevados costos es otro factor clave.

Y ni hablar de las posibilidades de convertirse en innovador si se trata de una mujer. El estudio de Chetty demostró que sus posibilidades eran igual de bajas a la de los niveles sociodemográficos más bajos y que solo el 18% de las patentes en USA fueron otorgadas a mujeres. El patrón se repite en el mundo: en un estudio de 2016, se encontró que apenas el 4,2% de las patentes europeas pertenecen a mujeres.

Varios factores tendrían que ver con esta brecha de género: falta de referentes que inspire a las niñas a inclinarse por la ciencia, o mensajes como que “las mujeres no son buenas en matemáticas”, que ellas terminan internalizando.

En últimas, dice el estudio de Chetty, el mundo se enfrenta a generaciones enteras de “Einsteins perdidos” que, según calculó su grupo, podrían hasta cuadruplicar la cantidad de innovaciones que se registran cada año.