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París, la incombustible capital del arte

Por DW/ LifeStyle | 11 Julio, 2016 - 23:12
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La capital francesa es una marca registrada y su fama no conoce fronteras. La Euro 2016 realzó las manifestaciones en museos, galerías y hasta en los muros y aceras de la vía pública.

París cuenta con más de 150 museos. El Louvre, por ejemplo, hospeda la pintura más famosa del mundo: la Gioconda. Por su parte, el Museo d'Orsay es un paraíso para los amantes del impresionismo. Los alrededor de nueve millones de visitantes al año que reciben solo estos dos museos son testimonio de aquello.

 

Pero a lo largo del Sena el arte no es solo cuestión de historia, sino parte de la vida cotidiana. Sus 1.150 galerías hospedan a creadores nacionales e internacionales que generan un diálogo sobre lo que es el arte contemporáneo, además de inyectar más de dos millones de euros anuales a la economía, con una media de cuatro millones de obras vendidas por año.

 

Para Mariana de Marzi, encargada de la Galería VU en el distrito 9, no es producto de la casualidad que París sea una de las principales capitales mundiales de la creación artística: “Detrás de Londres existe un fuerte apoyo al arte gracias a la concentración de capital. Pero si no eres conocido es difícil abrirte paso. (…) Berlín, por su parte, ofrece a los jóvenes gran libertad porque es una ciudad asequible, pero el mercado aún necesita expandirse. Mientras que en París, además de contar con el respaldo de una larga historia, son las instituciones las que apoyan el desarrollo de los nuevos creadores, al tiempo que promueven el crecimiento constante de un mercado sustentable”.

 

París no es solo atractivo para quienes quieren contemplar o comprar obra. Es una oportunidad de oro para aquellos que buscan hacer del arte una profesión y un estilo de vida. Los grandes maestros tienen en los museos franceses el mejor de los hogares, gracias a las multitudes que nunca dejarán de acudir a sus recintos. Ello se convierte en plusvalía para quienes se acercan a la red de galerías, que consolidan uno de los mercados más sólidos del rubro.

 

Incluso aquellos que por el momento están más pendientes de crear que de vender, encuentran en las calles parisinas el bastidor perfecto para plasmar sus sueños o miedos, sus anhelos o sus temores, la imagen que desean proyectar de sí mismos en el mundo o la influencia del mundo que ha calado en su persona. En París hay arte en los museos, en las galerías y hasta en los muros y aceras de la vía pública.

 

 

Sobre el asfalto, detrás de un semáforo o en la pared de una panadería se asoma un gato hecho sombra, unos ojos que componen un tribal moderno, fotografías de hombres con el dolor tatuado en el rostro o un edificio que existe hasta que uno observa con atención.

 

“Los museos aportan un valor extra a la ciudad, las galerías generan oportunidades a los artistas consagrados y a los que comienzan, al tiempo que el “street-art” funciona como una incubadora para quienes están esbozando una posible carrera en este ramo. Hay espacio y público para todos y no compiten el uno contra el otro, sino que conforman una trinidad que fortalece a París como capital del arte”, explica De Marzi.

 

La ciudad de las luces fue durante la Euro 2016 también la capital del fútbol. Pero mientras que el campeonato vivió solo en los estadios o en los televisores, en París, el arte está en todas partes y no se puede escapar de él.