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Por las islas Bermudas, más allá del triángulo

Por El Espectador/ LifeStyle | 6 Mayo, 2015 - 08:09
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En medio de las historias de este pedazo del Atlántico aparece un lugar lleno de paisajes coloridos y gran riqueza cultural.

Escuchar hablar sobre las islas Bermudas es remitirse, casi que automáticamente, a ese espacio triangular en el océano Atlántico entre la Florida, Puerto Rico y estas tierras británicas en donde, aunque mucho se dude de su veracidad, surgieron historias de misteriosas desapariciones protagonizadas por numerosos navegantes y aviadores, bien utilizadas en 1974 por el escritor norteamericano de ciencia ficción Charles Berlitz.

Sin embargo, este archipiélago de más de 53 kilómetros cuadrados, conformado por más de 150 islas y en el que habitan unas 60 mil personas es uno de los destinos más atractivos de esta parte del mundo, cuya singularidad geográfica y cultural lo ha convertido en un verdadero paraje para la diversión.

Sus playas de arenas blancas y las aguas cristalinas que la rodean hacen de este conjunto de islas el lugar ideal para el buceo y el esnórquel, que permiten apreciar de cerca decenas de naufragios y la diversidad de sus especies marinas, como delfines, tortugas y atunes, y la abundancia de arrecifes de coral que brindan desde la superficie un espectáculo de colores.

Aunque la capital administrativa de este conjunto de islas es Hamilton, hay una ciudad que se destaca por ser la más grande y por contar con un centro histórico y unas fortificaciones que son consideradas por la Unesco como patrimonio universal: Saint George. Aún conserva la arquitectura original de los siglos XVII, XVIII y XIX y en ella las autoridades han intentado mantener ocultos muchos elementos de los nuevos tiempos, por esta razón las líneas telefónicas y los cables de luz son subterráneos, al tiempo que la iluminación nocturna y calles estrechas de edificios centenarios como Barber’s Alley y Aunt Peggy’s Lane hacen que los turistas realicen un viaje al pasado.

Junto a Saint George, las islas deSaint Davis y Gran Bermuda forman el Castle Harbour, una inmensa bahía natural que podriá albergar embarcaciones de grandes dimensiones.

La belleza natural de las Bermudas hace juego con su mestizaje cultural, en la que no es extraño ver ejecutivos con corbatas de color rosa y pantalones cortos, y mujeres y hombres provenientes de una mezcla de esclavos africanos y marineros europeos que juntan cuerpos a través del Gombey, un baile típico caracterizado por el movimiento físico, sin olvidar los coloridos trajes.

Los paisajes y el gran despliegue cultural de las islas Bermudas las transforman en un destino de ensueño en medi o de sus misteriosos mitos y leyendas.