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Publican antología con relatos descatalogados de escritora argentina Selva Almada

Por Télam | 16 Diciembre, 2015 - 16:52
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El libro incluye relatos descatalogados de la autora, que se hizo más conocida con sus novelas.

Celebrada en Argentina y traducida a varios idiomas, Selva Almada reaparece en la arena literaria con "El desapego es una manera de querernos", un libro que reúne su faceta cuentística menos conocida con relatos, en gran parte autobiográficos, que hasta ahora estaban descatalogados o eran inhallables y que fueron publicados a lo largo de diez años en revistas, sitios y antologías.

Almada (Entre Ríos, 1973), que gran parte de su vida autoral se dedicó a los cuentos como "única relación posible" con la literatura, revisó esta compilación integrada por las series "Niños", "Chicas lindas" y "En familia" (del libro "Una chica de provincia" de 2007), "Intemec" y otros relatos "dispersos", textos recuperados para revisitar los trabajos "menos conocidos" de la autora de las novelas consagradas "El viento que arrasa" y "Ladrilleros" y de la impresionante crónica "Chicas muertas", recientemente traducida al turco.



"Hice una selección de 'lo disperso'. Muchos otros relatos quedaron afuera porque sentía que no compartían el universo de Una chica de provincia. El título, el de uno de los cuentos, los nuclea temáticamente porque no hay temas originales, hablan de lo que hablo siempre: el amor, la muerte, los lazos familiares y el trabajo", dice Almada.

En torno a qué significa el libro para la autora, ella sostiene que sus nuevos lectores "ahora pueden también leer esa otra producción mía, más breve. Empecé escribiendo relatos y fue lo que hice durante muchos años y se leyeron poco porque yo era una escritora prácticamente desconocida. Me parece bien que esos relatos escritos durante diez años ahora se pongan en circulación; incluso que se puedan leer las marcas de cómo o qué escribía hace diez años y lo que escribí en los últimos tres o cuatro".

Almada subraya que durante gran parte de su vida "escribir cuentos fue algo cotidiano, era la única relación que veía posible con la escritura. No pensaba escribir novelas".



Incluso dice que llegar a escribir una fue -en rigor- "la imposibilidad de un cuento, la frustración de un cuento que era lo que quería escribir. Otras sí fueron concebidas desde el principio como una novela. Pero no veo una relación muy distinta. En general cuando empiezo a escribir no sé para dónde irá ni cuánto va a durar… es algo que descubro".

La escritora señala que "es en los cuentos donde todo cierra y se completa, con el mecanismo perfecto, no me interesan. Me gustan los relatos donde quedan cabos sueltos, lagunas, donde hay titubeos, que terminan no con bombos y platillos sino como si se diluyeran, como si fueran evaporándose de a poco".

(Fotografía principal, Juan Roleri, Télam)