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Reciclaje electrónico, negocio que comienza a dar frutos en la pobreza de Kenia

Por La Razón | 3 Junio, 2014 - 16:43
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En una población cuya mayoría sobrevive apenas con un dólar diario, la instalación de una planta que trata la chatarra electrónica da oportunidades a la comunidad.

Restos de ordenadores, televisores, teléfonos móviles o frigoríficos, con un gran valor de reventa, se han convertido en una importante fuente de ingresos para muchas familias de las poblaciones pobres de Kibera y Mukuru, en Nairobi, donde la mayoría de su población vive con menos de un dólar al día.

La sobrevida de las mujeres en los vertederos de las favelas de Nairobi es por sí compleja, pero mucho más en la recopilación de material electrónico: valioso, pero altamente tóxico. Por eso, su situación ha cambiado de manera importante con el nuevo centro de reciclaje instalado cerca de la capital keniana, que procesa la chatarra y cuida el medioambiente.

La planta de reciclaje del Este de África (Eacr, en sus siglas en inglés) ha conseguido no sólo mejorar las condiciones de la comunidad local, sino que ha entregado un trabajo estable y seguro para la salud de muchas mujeres beneficiadas.

"Hemos establecido puntos de recolección que protegen el medioambiente y proporcionan incentivos económicos para las comunidades locales, a las que se les garantiza un precio justo y transparente", explicó a Efe el director general de la EACR, Robert Truscott.

Desde el pasado diciembre, más de cien personas -la mayoría de ellas jóvenes y mujeres- han sido contratadas como recolectores en estas zonas.

 En el centro de recogida de Mukuru, cerca de Dandora, uno de los vertederos más grandes de Kenia, 43 personas -veinte de ellas mujeres- recogen diariamente residuos y los procesan para la EACR.

"La vida de muchas familias de Mukuru ha cambiado con la llegada de la EACR, que les proporciona un contrato y un salario con el que poder pagar la comida y el colegio de sus hijos", explicó Bernice, una mujer que integra el Proyecto de Desarrollo de la barriada de Mukuru (MSDP, en sus siglas inglesas), colaboradora con el centro de reciclaje.

Aunque el valor de reventa de estos productos varía según su calidad, Bernice apuntó que los recolectores pueden ganar hasta 500 chelines al día (algo más de 4 euros), en un país donde el salario mínimo interprofesional ronda, de media, los 7.000 chelines mensuales (unos 60 euros).

 En África, la chatarra crece un veinte por ciento cada año debido al aumento de las ventas de productos electrónicos y de las importaciones de segunda mano, según datos de la planta de reciclamiento.

Pero todavía falta una infraestructura sostenible para gestionar estos residuos, ya que los métodos actuales producen una gran cantidad de productos químicos tóxicos muy perjudiciales.

La EACR ofrece unos cursos previos a sus empleados para enseñarles cómo manejar estos restos, que contienen materiales peligrosos como el plomo y el cadmio.

Truscott está satisfecho con los resultados y no descarta expandir este proyecto a otros países africanos, porque "si se recicla de la forma correcta, la llamada basura electrónica se convierte en un recurso muy importante".

Tras la recolección en los suburbios, los desechos son trasladados a la planta de reciclaje situada en la localidad de Machakos, a unos sesenta kilómetros al sureste de Nairobi, donde los procesan y los venden de nuevo a las empresas en todo el país.

Los gigantes de la informática estadounidenses Dell y HP financian este proyecto, debido a que la Autoridad Nacional de Gestión Ambiental de Kenia está obligando a intensificar la recolección de la chatarra electrónica peligrosa.