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San Miguel de Allende, el corazón de México

Por Claudio Pereda Madrid | 24 Septiembre, 2014 - 18:26
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Hacer el recorrido de casi cuatro horas desde la capital a esta inquieta ciudad bien vale la pena: se conoce mejor la intensa identidad mexicana.

Considerada una de las ciudades más atractivas de México, San Miguel de Allende es una pequeña extensión ubicada en el centro del país. A unas cuatro horas de Ciudad de México, lo cierto es que recorrer los casi 300 kilómetros que la separa de la capital valen la pena.

La arquitectura colonial del pueblo fundado el año 1542 convive con autos modernos y construcciones actuales. "Ese pueblo hoy está administrado por los gringos", comenta un taxista en el DF. Algo de razón tiene: en medio de las estrechas calles que conforman su centro histórico, es posible caminar entre adoquines y apreciar joyerías, hoteles y tiendas premium, con productos y servicios a ese alto nivel.

No por nada, incluso, viven ahí unos 10.000 extranjeros, especialmente estadounidenses y canadienses que observan con buenos ojos pasar sus años de retiro en esta hermosa zona.

Pero a pesar de ello, San Miguel de Allende posee un encanto intenso. Las callejuelas adoquinescas también hablan y hacen respirar una atmósfera de historia vital.

Fue aquí donde se fragüó la independencia mexicana, ya que el héroe de la emancipación Ignacio Allende reunió en esta ciudad al ejército liberador, conduciéndolo desde aquí al grito libertario final.

San Miguel respira de la mezcla con la que construye su adn: es fundada por el monje franciscano Fray Juan de San Miguel, quien bautizó el asentamiento como San Miguel el Grande, constituyéndose en un paso importante del Antiguo Camino Real y siendo parte de la potente ruta de la plata.

Luego, al convertirse en el lugar donde se prepara la liberación de la corona española, suma esa imborrable marca a su huella histórica. Es allí donde se instala el primer Ayuntamiento del México independiente en 1810 y por eso terminó conociéndose como San Miguel de Allende, uniendo sus orígenes religiosos con su gloria militar.

El renacimiento

A pesar de toda esa carga genética, se trata realmente de una ciudad tranquila, que marcha a un ritmo distinto de las grandes urbes. En 2008 la Unesco otorga al lugar el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

No es casualidad. Habitualmente se transforma en un activo foco artístico. Hace sólo algunos meses el reconocido fotógrafo Spencer Tunick desarrolló un curso en el inquieto centro cultural El Nido, recordando que el artista había realizado una de sus particulares perfomances en la ciudad.

Durante el mes de noviembre de 2012, Tunick se apropió de la fiesta de los muertos, para fotografiar en la zona de Los Senderos a 300 espíritus desnudos, encarnados en un número similar de voluntarios.  

"Nuestra idea es que San Miguel de Allende se posicione a nivel internacional como una ciudad de conocimiento, como lo fue hace tiempo por sus artes, con el fin de impulsar el talento y la creatividad de todos nuestros artistas", explica María José Garrido, fundadora y directora del Fomento Económico, Relaciones Internacionales y Desarrollo Turístico de la ciudad.

Pero la ciudad también tiene su pasado negativo. A principios del siglo XX estuvo a punto de morir. Olvidado y perdido, sólo se mantenía porque las ricas aguas termales que nunca dejaron de atraer a algunas familias adineradas.

Fue a partir de 1926 que, gracias a la iniciativa pública por declarar al pueblo como Monumento Nacional, San Miguel de Allende pudo evitar su desaparición. A fines de la Segunda Guerra Mundial la zona comenzó a ser exhibida como atracción turística.

En 1950 se instala el Instituto Allende que permite convalidar estudios con Estados Unidos, lo que resulta atractivo para que veteranos militares se trasladen con sus familias a la zona, tratando de olvidar la experiencia de la guerra.

En los años de oro de Hollywood, es el propio Cantinflas quien encabeza las grandes comitivas de famosos actores que llegan hasta el renacido pueblo.

Desde esos años comienza a gestarse una importante oferta hotelera que hoy se especializa en exclusivas versiones boutique, ambientados en lujosas y amplias casonas coloniales o del siglo XIX, convertidas en confortables lugares de hospedaje, que ofrecen -además- especiales servicios de spa y baños tenazcal, como el reconocido Rosewood.

Historia y cultura

San Miguel de Allende ofrece momentos potentes como el Desfile de los Locos en junio, fiesta en la que el domingo siguiente del Día de San Antonio la gente se disfraza y regala dulces. O las habituales "callejoneadas", en las que una tuna o estudiantina rinde homenaje a una boda, un bautizo o la llegada de alguien importante, paseando por el centro histórico a ritmo de canciones tradicionales.

También cuenta con variados lugares atractivos. Por de pronto sus imponentes iglesias, como la de San Miguel Arcángel (erigida a finales del siglo XVII con un evidente estilo neogótico), la de San Francisco (que cuenta con una torre notable y una cúpula imponentemente neoclásica) o la de Nuestra Señora de la Salud (en donde se conserva la campana más antigua de la ciudad).

A ello se suman puntos como el jardín botánico "El Charco del Ingenio", ubicado cerca de la antigua represa, con casi 70 hectáreas que muestran más de mil especies de cactáceas.

De todo lo que puede apuntarse sobre San Miguel de Allende es que se trata, sin duda, de un potente foco cultural. Su entorno histórico y arquitectónico ya entrega un contexto de turismo distinto, pero a ello se suma una permanente oferta de actividades.

El Mercado de Artesanías ofrece una permanente muestra de las expresiones artísticas de la zona. Sus productos culinarios poseen una sorpresiva mezcla de la cultura española con la mexicana, destacando sus churros y chocolate caliente. La zona de la plaza central es una constante pléyade de sabores y tentaciones en ese sentido.

Las propuestas bohemias de sus bares, terrazas y cafés abarcan todos los estilos, incluyendo desde tranquilos lugares para la conversación y al lectura hasta los más activos dj's y lugares de baile.

Durante el mes de marzo la ciudad alcanza notoriedad dentro del mundo clásico gracias al Festival de Música Barroca, en el que participan destacadas orquestas y reconocidos solistas provenientes de todo el mundo.

Como existe una comunidad activa de actores, los tres teatros de la ciudad entregan permanentemente obras para el disfrute de los seguidores de este arte.

La dinámica biblioteca de la ciudad abre de manera constante sus puertas, dando la posibilidad de gozar con la gran cantidad de libros, diarios y revistas existentes en español y en inglés. De hecho, aquí se encuentra la segunda colección más grande de libros en inglés de México.

Pero, sin duda, que el clima templado de la zona es su principal atractivo, porque gracias a él cualquiera de estas actividades se realizan en un contexto siempre agradable y cómodo.

Conocer San Miguel de Allende es respirar historia y cultura, es adentrarse a México de la mejor manera. Conociendo sus orígenes, sus gestas  independentistas, sus expresiones culturales y la manera en la que conformó su potente identidad.