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Seis capitales ideales para viajeros solitarios

Por El Espectador/ LifeStyle | 22 Mayo, 2015 - 15:47
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Reikiavik, Hong Kong, Dublín, Bangkok, Nueva York y Ámsterdam son ciudades ideales para conocer gente y disfrutar de sus diversos atractivos.

Viajar solos es toda una experiencia, muy distinta a cuando se va en grupo o acompañado. Planes culturales, panorámicas coloridas, bares y discotecas son opciones perfectas para disfrutar y conocer gente.

Son esos factores los que hacen que ciudades como Reikiavik, Hong Kong, Dublín, Bangkok, Nueva York y Ámsterdam sean unos de los mejores puntos para los viajeros solitarios.

Reikiavik
 
La capital de Islandia es un paraíso natural incomparable. Su ubicación, en una de las partes más al norte del planeta, le regala acceso al espectáculo de las auroras boreales. Otro plan es visitar el spa geotérmico de la Laguna Azul, donde una amplia gama de minerales ayuda a revitalizar el cuerpo, o incluso avistar ballenas.

La herencia vikinga de la llamada “bahía humeante” se hace sentir los fines de semana, cuando locales y extranjeros salen de fiesta a los bares, discotecas y cafés del centro de la ciudad.


 
Hong Kong
 
La bahía de Hong Kong tiene los mejores planes para los viajeros solitarios. Las alternativas van desde paseos en velero por las 260 islas que componen el archipiélago, un recorrido perfecto para degustar distintas variedades de mariscos, pasando por Victoria Peak —donde se obtienen las mejores panorámicas de la ciudad—, hasta los paseos en ferri para hacer compras en los mercadillos nocturnos de Kowloon y Temple Street; las opciones parecen inagotables.

Lo anterior se complementa con una visita al Ocean Park, donde una fusión de atracciones mecánicas, espectáculos acuáticos y pandas gigantes deja sin aliento a los turistas, o al Templo Sik Sik Yuen Wong Tai Si, que recoge lo mejor del taoísmo, el budismo y el confucionismo.


 
Dublín
 
La capital irlandesa se destaca por su oferta de pubs, perfectos para conocer gente en el sector de Temple Street. El Guinness Storehouse, un parque temático dedicado a una de las cervezas más famosas del mundo, también llama la atención.

El abanico cultural tampoco se queda atrás. Declarada como ciudad literaria por la Unesco, en Dublín es posible recorrer los pasos de escritores como Oscar Wilde mientras se visita la Galería Nacional o el Museo Irlandés de Arte Moderno, ubicado en un antiguo hospital.

Atardeceres y paisajes costeros, acompañados por castillos centenarios, también hacen parte del atractivo de la tierra de los duendes.


 
Bangkok
 
Por su gran cantidad de bares, turs fiesteros, hostales y hoteles económicos, el sector de Khao San Road, en el centro de la capital tailandesa, se ha convertido en uno de los puntos favoritos de los viajeros para conocer nuevos amigos.

Para quienes gustan de planes más tradicionales, la opción es ir a visitar el templo budista de Wat Arun, que con 77 metros de alto es el más famoso de la ciudad, y el Palacio Real de Bangkok, un complejo de edificios construidos en el siglo XVIII y que destacan por sus llamativos techos dorados.


 
Nueva York
 
La Gran Manzana es un mundo de posibilidades sin igual. Si lo que se busca es paz, los planes recomendados son darse un paseo por Central Park, apreciar la panorámica de la ciudad desde el último piso del Empire State y, por supuesto, visitar la Estatua de la Libertad en la isla de Manhattan.

Si por el contrario el objetivo es comprobar por qué se le conoce como la ciudad que nunca duerme, lo ideal es empezar por conocer Times Square y luego pasar a zonas como Soho, Manhattan East Village y Greenwith Village, donde se encuentran los bares y restaurantes más renombrados.


 
Ámsterdam
 
Coffee shops, casas coloridas, incontables restaurantes de comida vegetariana y vegana y, por supuesto, el polémico barrio rojo, sumados a los paseos en bicicleta, medio de transporte preferido por los holandeses, son muestra de una cultura completamente diferente.

En medio de todo esto es obligación visitar el Museo de Van Gogh y regalarse un momento para descansar navegando por los canales de la ciudad o incluso alejarse un poco de esta para conocer las plantaciones de tulipanes del campo.