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Stanley Kubrick: genialidad concentrada en 13 películas

Por Excelsior | 27 Julio, 2017 - 15:54
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El director cumpliría 89 años de vida. Aparte del cine, su vida estuvo marcada por el jazz, el ajedrez, la fotografía y el boxeo.

¿Sabías que el cineasta estadunidense Stanley Kubrick, el genio del séptimo arte, solo realizó 13 largometrajes en toda su carrera?
 
Nació el 26 de julio de 1928, en Nueva York, Estados Unidos, creció en el seno de una familia judeo-estadunidense y desde pequeño mostró gran interés por el jazz, ajedrez y fotografía.
 
Se dio a conocer como fotógrafo en la secundaria donde estudiaba, gracias a las instantáneas que tomó a su profesor y que fueron publicadas por la revista Look, la cual lo contrató como reportero gráfico.
 
También trabajó en la revista Life durante algún tiempo y a los 21 años era uno de los mejores fotógrafos de América.
 
Sus inicios en el cine se dieron de forma autodidacta, con dos documentales: su primer corto en 16 milímetros The Day Of The Fight en 1949 y Flying Padre, realizado en México en 1951.
 
En 1953 realizó su primer largometraje Miedo y Deseo, el cual resultó ser un fracaso al igual que su segunda película, El Beso del Asesino (1955).
 
A partir de Atraco Perfecto en 1956, su primer éxito cinematográfico, le siguieron importantes y reconocidas realizaciones, como Senderos de Gloria.
 
Con Espartaco en 1960, recibió tres premios Oscar por Fotografía, Dirección Artística y Mejor Actor.
 
Su primer largometraje en Gran Bretaña fue Lolita al cual le siguió el filme Dr. Strangelove y más tarde, en 1968 realizó 2001, Odisea del Espacio, filme que marcó una época determinante en el cine de ciencia ficción, por lo que es considerada como una de las obras maestras del género.
 
Los éxitos continuaron con filmes como Naranja Mecánica, Barry Lyndon, El Resplandor y Cara de Guerra de 1987.
 
 
A finales de 1993, rodó AI (siglas de inteligencia artificial), y en 1996, Ojos Bien Cerrados.
 
Kubrick contrajo matrimonio en tres ocasiones, su primer esposa fue Toba Metz, después se casó con Ruth Sobotka y posteriormente con la pintora Susanne Christiane, y procreó tres hijas: Katharina, Vivian y Anya, las dos últimas de su tercer matrimonio.
 
En 2009, a 40 años de la llegada del hombre a la Luna, volvió a surgir la leyenda de que bajo las órdenes del ex presidente Richard Nixon, dirigió la proyección donde se muestra el recorrido del astronauta Neil Armstrong en el satélite natural.
 
Su influencia en el cine contemporáneo es enorme y difícil de definir en su real dimensión.
 
Luchó y logró el tan ansiado control total sobre sus películas, con el fin de que su visión fílmica no se viera afectada más que por lo que él entendía como coherencia artística. 
 
No sólo por la gran cantidad de libros dedicados a su persona y a su trabajo, las compilaciones que lo sitúan entre los más importantes de la historia, así como documentales televisivos sobre su vida y ensayos publicados en diversos medios de comunicación, sino también por los logros fílmicos que alcanzó en vida y el aporte que realizó al statu quo de rol del director dentro la industria cinematográfica.
 
Destacó en el mundo del séptimo arte tanto por su precisión técnica como por la gran estilización de sus cintas, y su marcado simbolismo.
 
Sin estudios formales de cine, participó en cada etapa de la producción de una cinta, aprendiendo las técnicas y el oficio, llegando a aportar innovadores procedimientos técnicos (efectos especiales, sistema de filmación, nuevas cámaras, focos, luces y lentes) y narrativos que le permitieron a la industria en general avanzar varios años.
 
 
Otro apartado donde fue decisivo fue en el empleo de la banda sonora en las cintas que dirigió, anticipándose a varias tendencias, incorporando tanto la enciclopédica revisión de la música perteneciente a la época en la que se ambientaba la película de turno, así como también emplear los aportes de la electrónica cuando ésta se aplicaba mayormente en el campo experimental.
 
En 2011, en la guerra con Apple, la firma surcoreana Samsung apuntó a su favor que el diseño de la popular tableta iPad aparece en el filme 2001, Odisea en el Espacio.
 
Y en su demanda, presenta una secuencia del film de 1968.
 
Ambos gigantes tecnológicos protagonizaron una batalla legal por las patentes de sus dispositivos estrella, despues de que Apple acusó a Samsung de "copiar descaradamente" sus diseños.
 
La batalla generó informaciones de lo más insólitas, como esta demanda preliminar que la compañía surcoreana presentó en los EU e incluye, entre otros argumentos, imágenes de la película para demostrar que el diseño de las tabletas táctiles ya aparecía en un film de 1968 y que Kubrick había sido el real inventor del iPad. 
 
Y sí. Una secuencia de la película revela dispositivos rectangulares y finos, con pantalla grande, bordes redondeados y superficie plana y negra.
 
Premonición pura que da escalofrío. 
 
La etapa de fotógrafo de Kubrick fue muy importante para él. Siempre quiso ser cineasta y, de hecho, pasó más tiempo en su juventud en las salas de cine que en las aulas", explicó en 2012 a la agencia Efe, la viuda del realizador, Susan Christiane.
 
Sin embargo, el talento visual del realizador fue descubierto años después de su muerte. 
 
 
Una fotografía, tomada en 1945, cuando iba camino de la escuela, muestra a un circunspecto quiosquero rodeado de diarios con la noticia en portada de la muerte del presidente Franklin Delano Roosevelt, y con ella consiguió transmitir la sensación de abatimiento en el país por la muerte del influyente mandatario.
 
Aquella instantánea comprada por Look refleja ya otra de las singularidades del Kubrick fotógrafo: contaba una historia y evocaba un estado de ánimo que sobrepasaba lo estrictamente representado en la fotografía.
 
Entre 1945 y 1951, el joven Kubrick hizo más de 27 mil fotografías para la revista Look, de las que se publicaron unas mil, con las que se ganó la admiración de la redacción por su afán de lograr siempre lo perfecto.
 
Esas fotografías, sin embargo, no eran del todo espontáneas, porque Kubrick solicitaba en muchos casos a los protagonistas de sus trabajos que posaran para lograr la imagen que él tenía en la cabeza, y es por eso que estas series se denominan "foto-ensayos" y no "foto-reportajes.
 
Para él, la diferencia entre cine y fotografía nunca existió. Hay una frase suya que dice que para hacer cine no hay que saber de cine, sino de composición fotográfica.
 
Kubrick, como en sus películas, opta por historias humanas fuera de lo común que a menudo narran un destino solitario: sigue a un limpiabotas en su jornada de trabajo por Nueva York o relata el día a día de un circo, con sus acróbatas y payasos, o la vida de una aspirante a actriz.
 
Las composiciones perfectas, la querencia por los espacios y las figuras solitarias, así como la voluntad de hacer un retrato sicológico de los personajes, son aspectos comunes de las instantáneas.
 
En estas fotos, que suponen también un retrato colectivo del Nueva York de la posguerra mundial, se desvela el lado social de Kubrick y algunas de sus pasiones, como una serie de fotografías dedicadas al jazz que le llevaron a Nueva Orleans para inmortalizar al conocido clarinetista George Lewis.
 
Otra de sus pasiones fue el boxeo, por su carga dramática y por el destino a veces trágico de sus figuras, y ese deporte se deja ver en su serie dedicada al púgil Rocky Graziano, en la que le retrata durante una jornada antes de un combate.
 
Precisamente, sobre una figura del boxeo hizo el genial director de 2001: Una Odisea del Espacio su primera incursión en el mundo del celuloide en 1951, con un documental de 16 minutos sobre el campeón Walter Cartier, titulado Day Of The Fight.
 
Kubrick también realizó trabajos para Look fuera de EU, como una serie de fotografías que realizó en Portugal en 1948 y en la que retrata de forma espontánea, sin posados, la vida de los pescadores de la localidad de Nazaré.
 
Como reportero gráfico de una revista para un público urbano tuvo que fotografiar también a estrellas de la época, como Montgomery Clift y Rosemary Williams, una protagonista del mundo del espectáculo neoyorquino de la época.
 
De esta forma fue capaz de capturar el pulso de Nueva York, desde lo anónimos viajeros del metro a las estrellas del cine, combinando los destinos individuales con una narrativa de la ciudad como colectivo.