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Tricomoniasis, una infección parasitaria contagiosa y común

Por Belén González/ Diario Las Américas | 18 Diciembre, 2017 - 09:59
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Las estadísticas aseguran que más de 180 millones personas son diagnosticadas con esta enfermedad de transmisión sexual.

Una de las enfermedades de trasmisión sexual más común entre las personas es la tricomoniasis, una infección causada por el parasito unicelular Trichomonas vaginalis, presente en el esperma, el líquido preeyaculatorio y las secreciones vaginales.

Se trata de una condición muy contagiosa, aunque de fácil tratamiento, que se transmite por contacto sexual, lo que incluye relaciones sexuales o contacto de piel a piel; aunque también puede propagarse por el contacto entre dos vulvas, por compartir juguetes sexuales o por tocar los genitales con secreciones infectadas, y afecta específicamente áreas como la vulva, la vagina, el pene y la uretra.

La infección provocada por el Trichomonas vaginalis se incuba en un periodo de entre siete y 21 días, desarrollándose en dos fases. Durante la primera se produce el asentamiento del parásito, mientras que en la segunda es cuando ya se produce la enfermedad que se evidencia en la aparición de los síntomas.

Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor de 7,3 millones de personas, en Estados Unidos, son víctimas de la tricomoniasis, especialmente los adultos jóvenes, y su incidencia es significativamente mayor entre las mujeres. Adicionalmente, cada año se diagnostican aproximadamente un millón de nuevos casos, y muchos pasan desapercibidos por tratarse de una condición usualmente asintomática.

Aunque no se trata de una enfermedad grave que ponga en peligro la vida de quien la padece, la tricomoniasis puede provocar algunas complicaciones, in incluso, aumentar el riesgo de contraer o transmitir otras enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el HIV.

Infección asintomática

Una de las características más llamativas de la tricomoniasis es que se trata de una infección silenciosa, sólo el 30% de las personas afectadas desarrollan síntomas que aparecen entre cinco y 28 días posteriores al contagio, que pueden desaparecer y reaparecer, y que sin tratamiento pueden durar meses o incluso años.

La sintomatología de esta enfermedad de transmisión sexual es evidente especialmente en el caso de las mujeres, puesto que en la mayoría de los hombres es asintomática.

En las mujeres el flujo vaginal de color verde, amarillo o gris; el mal olor vaginal; el prurito en el área; y las sensaciones dolorosas al orinar o durante las relaciones sexuales, son síntomas característicos de tricomoniasis.

Mientras que en los varones, los síntomas que son similares a los de otras enfermedades de transmisión sexual o a los que produce una infecciones urinaria, son escozor al orinar, sensación de no haber vaciado completamente la vejiga, dolor al eyacular, mantener relaciones sexuales o al masturbarse, y supuración a través de la uretra de un líquido blanquecino y espeso.

La tricomoniasis puede aumentar el riesgo de contraer o propagar otras infecciones de transmisión sexual, causar inflamación genital y hasta afectar peligrosamente la uretra.

Identificando la bacteria

El diagnóstico de la enfermedad, aunque sencillo, no puede hacerse basándose únicamente en la sintomatología, porque como señalamos anteriormente la mayoría de los casos son asintomáticos, es por eso que el médico, por lo general, tras un breve cuestionario y un examen físico del área genital, recurre a una prueba en la que se toma una muestra de la vagina o la uretra usando un hisopo de algodón.

La muestra es analizada usando un microscopio para identificar la presencia del parasito Trichomonas vaginalis, empleando uno de los dos sistemas aprobados por la Food and Drug Administration, por ejemplo el OSOM Trichomonas Rapid Test, cuyo resultado se obtiene en aproximadamente 10 minutos; o el Affirm VP III que arroja resultados concretos en 45 minutos.

Una vez confirmada la tricomoniasis, el tratamiento se basa en el uso de antibióticos de uso oral, generalmente los médicos recomiendan el uso del metronidazol, en dos dosis diarias durante un periodo de entre cinco y siete días, aunque en algunos casos se sugiere administrar este medicamento en una dosis única en forma de óvulos.

Para que el tratamiento sea realmente efectivo, es importante que tanto la persona infectada como para su pareja se sometan al mismo tratamiento. También es imperativo abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta que todos los síntomas hayan desaparecido, lo que suele suceder en aproximadamente en una semana, de lo contrario la enfermedad puede reaparecer, lo que sucede en uno de cada cinco casos y en un lapso aproximado de tres meses.