Una nueva polémica azota a la marca de alta costura Gucci, luego de que una de sus propias modelos protestara contra ésta en un desfile.

Durante la presentación de la nueva colección de la compañía en la Semana de la Moda de Milán, Ayesha Tan-Jones llevó a cabo una silenciosa pero potente expresión de descontento luego de que la firma presentara unas chaquetas que parecían camisas de fuerza.

En la ocasión, la joven levantó sus palmas para dejar ver un importante mensaje que tenía escrito en ellas. “La salud mental no es moda”, se leía en las manos de la modelo.

Luego, a través de su cuenta de Instagram, Ayesha explicó por qué lo hizo. “Como artista y modelo que ha sufrido sus propios problemas de salud mental, así como algunos miembros de mi familia y amigos que han padecido depresión, ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia, es doloroso y cruel que una firma de moda tan grande como Gucci use estas imágenes como un concepto de la moda”, señaló la mujer.

Luego, explicó que varias de sus colegas compartían su visión al respecto y anunció que donaría parte del dinero que ganó por el desfile a una serie de fundaciones.

Por su parte, Gucci indicó que las “camisas de fuerza” que se vieron en la pasarela -obras de su diseñador Alessandro Michele- buscaban transmitir un mensaje social y que no serán vendidas. “Los uniformes, las prendas que tienen una utilidad como las camisas de fuerza, fueron incluidas en la pasarela como la forma más extrema de un uniforme creado por la sociedad y aquellos que la controlan”, indicó sin hacer alusión a la protesta de la modelo.

De acuerdo a La Vanguardia, si bien no se emitió un comunicado oficial por la manifestación de Tan-Jones, un vocero indicó que uno de los mensajes del desfile era la libertad de expresión y por lo mismo, la modelo estaba en todo su derecho de expresar su malestar.

Pero esta, no es la única polémica reciente que enfrenta la firma. En febrero de este año, Gucci retiró de la venta un suéter negro con labios rojos después de recibir críticas en las redes sociales que acusaban a la marca italiana de racismo.

Se trataba de un suéter negro con cuello alto que, si se desdobla, sube hasta la nariz, dejando la boca al descubierto rodeada de unos carnosos labios rojos. Para algunos críticos, la prenda es una caricatura de los negros, un término que en inglés se conoce como “blackface”.