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UPE Places, negocio que conecta a viajeros con familias donde no existen hoteles o posadas

Por Excelsior | 7 Abril, 2015 - 08:35
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Cuando viajó al norte de Perú, Óscar Castillo, fundador de UPE, no encontró hoteles y tuvo que tocar la puerta de una familia, que lo recibió y mostró sus tradiciones. Ahí fue cuando decidió crear la plataforma.

Viajar con un impacto social, esa es la primicia para UPE Places, que a diferencia de otras ofertas, es un negocio social, es decir, tiene la finalidad de unir a viajeros con comunidades donde al no haber hoteles ni posadas, las familias son quienes ofrecen sus casas, creando así una experiencia auténtica para los visitantes y una oportunidad de generar ingresos para los locales.

Cuando viajó al norte de Perú, Óscar Castillo, fundador de UPE, no encontró hoteles y tuvo que tocar la puerta de una familia, que lo recibió y mostró sus tradiciones. Ahí fue cuando decidió crear una plataforma que mostrara a los viajeros la realidad de las comunidades, al mismo tiempo que ayudan a las familias a tener más ingresos.
 
El precio va desde los US$45, hasta los US$70 por noche, el cual supera el presupuesto de los mochileros.

"El perfil de nuestros viajeros son 80% europeo, profesionales jóvenes entre 25 y 35 años y familias jóvenes. Deja claro que es un viajero consciente y que anda buscando las experiencias, pues por ese precio incluye la alimentación y te vuelves parte de la familia donde te estás quedando y de sus actividades cotidianas”, dijo Castillo.

Los viajeros que eligen UPE son aquellos que para Semana Santa, por ejemplo, no decidirían ir a un destino altamente turístico, más bien a alguna localidad, como Cahuita, en el Caribe, la cual forma parte del catálogo de UPE.
 
Ofertas como Airbnb y Couchsourfing no consideran en su línea de trabajo dejar un beneficio a la familia local, salvo el poder hospedarse con otras familias en otras ciudades; sin embargo, no tienen la red de comunidades con escasos recursos, ni dan beneficios económicos para quienes hospedan.
 
El origen

Nacida en 2012 y con el nombre tomado del español coloquial de Costa Rica y que se usa en lugar de llamar a la puerta o tocar el timbre, UPE, destina 70% de los ingresos a las familias que prestan sus espacios y 30% al negocio social.

"UPE cambia la industria del turismo porque algunos mayoristas que ofrecen servicios locales, terminan dando a la familia 10% o 15%. Nosotros estamos construyendo un canal de conexión directa con el viajero y la comunidad local. El modelo de 70-30 nos funciona bien y somos autosostenible y con capacidad de escalar”, comentó Castillo.

Hasta ahora, se han conectado más de 180 familias con más de mil viajeros y cuatro mil noches de hospedaje. Pero, según Castillo, el beneficio mayor no es el 70% que va a las familias, sino el intercambio de experiencias que también mejoran la calidad de vida de los locales y nutren a los viajeros.


En una de las localidades de Costa Rica, un viajero francés llegó a una familia que cultivaba 86 productos en su granja; sin embargo, él enseñó a la ama de casa a hacer vino y hoy esa familia produce 14 botellas de vino por semana que vende a la comunidad.

Para asegurar la mejor experiencia, UPE certifica a las familias, garantizando la calidad de servicio, limpieza, inocuidad de alimentos y seguridad. Por su parte, las familias están protegidas, pues la empresa tiene copia del pasaporte y datos de la tarjeta de crédito del viajero.

Actualmente, UPE busca una inversión de US$500 mil para escalar el modelo a México, Colombia y Argentina. Trabaja con otro modelo, el de voluntariado, en el que va un grupo de estudiantes a trabajar en proyectos comunitarios durante una o dos semanas y se hospedan con familias locales. En mayo dos grupos de mexicanos acudirán a la montaña y a la playa de Costa Rica para colaborar.