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Brasil quiere dejar atrás imagen de equipo tosco de los últimos mundiales
El equipo del 2010 estaba repleto de mediocampistas defensivos y buscaba sorprender a sus rivales en el contraataque, mientras que en 2014 fue humillado en casa.
Si algo resume la forma de jugar de Brasil bajo el mando de Tite es el hecho de que cometió sólo ocho faltas en la victoria 3-0 ante Austria en su último amistoso de preparación al Mundial.
En las dos últimas ediciones de la Copa del Mundo, Brasil se ha desviado de la tradición y se ha mostrado muy lejano del “jogo bonito” que han brindado los pentacampeones del mundo a lo largo de su historia.
El equipo del 2010, con Dunga como técnico, estaba repleto de mediocampistas defensivos y buscaba sorprender a sus rivales en el contraataque. Finalmente perdió ante Holanda en los cuartos de final.
Cuatro años más tarde, jugando como anfitrión bajo el mando de Luiz Felipe Scolari, Brasil era demasiado dependiente de Neymar y tras la lesión del delantero la “Verdeamarela” fue humillada por Alemania con un categórico 7-1.
Esos dos equipos tenían una cosa en común: usaban repetidamente las faltas en el mediocampo para interrumpir los ataques rivales, considerando esto como una táctica legítima en lugar de una violación de las reglas.
Los ejemplos más extremos fueron en la final de la Copa Confederaciones contra España en 2013, cuando Brasil cometió 26 faltas, y el duelo de cuartos de final del Mundial contra Colombia en 2014, con 31 infracciones.
Para Tite, sin embargo, cometer una falta significa que su equipo desperdicia la oportunidad de recuperar la posesión de la pelota y comenzar un nuevo ataque.
“Ocho faltas: eso muestra que usamos marcas agresivas para tratar de ganar el balón y luego salir jugando”, dijo el técnico el domingo después del último partido de preparación de Brasil de cara al Mundial, donde debutará el 17 de junio ante Suiza por el Grupo E.
Bajo el mando de Tite, Brasil ha recuperado esa arrogancia futbolística que le ha faltado a sus planteles en las últimas ediciones del Mundial. El talento individual permanece intacto, pero este equipo está mejor equilibrado que sus predecesores.
La defensa es sólida y sus delanteros son letales y tienen la paciencia para abrir las defensas más cerradas.
Brasil ha ganado 17 de sus 21 partidos desde que Tite se hizo cargo del equipo hace dos años y ha perdido solo una vez. Ha marcado 47 goles, ha concedido cinco y en 16 encuentros ha mantenido su arco en cero.