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Wolfine: "Si tienes el poder de hacer música con un bonito mensaje, ¿por qué no?"
El cantante colombiano habla sobre su más reciente sencillo “Le pido a Dios” y el paso del rap al reguetón.
¿Cómo fueron sus inicios en la música?
Yo empecé haciendo hip hop en mi barrio, soy de la escuela del rap y comencé a hacer música hace más o menos veinte años. Vi en la música una forma de expresarme; me acuerdo que escuchaba mucha salsa vieja, me gustaba mucho Héctor Lavoe, Willie Colón... todos ellos, y me dejé llevar por esa música, porque escuchaba las letras y me daba cuenta de que plasmaban lo que yo estaba viviendo en mi entorno. Cuando en los años 90 llegó el rap, me dejé llevar porque era un sonido más nuevo, yo no entendía nada de lo que decían las letras porque estaban en inglés, pero me dejaba llevar por el ritmo y yo simplemente movía la cabeza.
¿En qué momento decidió dejar el rap a un lado para enfocarse en el reguetón?
En el 2009 decidí hacer mi primera canción de reguetón, porque en ese momento estaba pegando muchísimo, así que lancé “Si te toco”, junto a un gran pionero del género, que es Alberto Style, y esa canción llegó a ocupar el primer lugar en las listas de Medellín, fue un éxito contundente que yo nunca me imaginé. Luego le siguió “Escápate conmigo”, y con ese tema me di a conocer en todo el país. En ese momento me di cuenta de que mi futuro musical estaba ahí y no en el rap, así que me dije a mí mismo: “El radicalismo atrás, hay que hacer música”.
¿Qué ha cambiado en su vida profesional en estos casi diez años desde el éxito de “Escápate conmigo” hasta hoy?
A mí me ha ayudado mucho la era digital, y no solo a mí, sino también a la industria independiente. Anteriormente moverse era muy difícil, porque en ese entonces no existía el Instagram, ni el Facebook, ni YouTube, así que ser escuchado era un reto mil veces más enorme que ahora. Yo creo que esas herramientas que hay ahora son demasiado importantes para la industria, y si hubieran existido antes mi historia y la de muchos artistas sería distinta.
¿Cómo fue ese proceso creativo en “Le pido a Dios”? ¿De dónde surgió la idea?
Es una canción muy bonita, con una letra que yo sé que va a mover fibras, cuando la gente la escuche se va a conmover, porque habla del amor tan grande que uno siente por la familia. Me parece muy importante este tema, porque siento que la principal fuente de motivación para todo ser humano son sus seres queridos: después de una larga jornada de trabajo, uno llegar a su casa y saludar a la mamá, al papá, al perro, al que sea, es un gran descanso de la rutina.
O sea que usted tiene una muy buena relación con su núcleo familiar...
Totalmente, y por eso escribí la canción, porque yo todo el año estuve lejos de mi familia, fuera de mi casa, y hay momentos difíciles en los que uno trabajando se siente vacío y comienza a extrañar... Justo en ese momento de mi vida yo dije “le pido a Dios que no me faltes tú” ¿Y quién es “tú”? Mi familia, mi esposa, mis hijos, mi motivación. De eso justamente quería hablar en la canción, y en el video lo quise plasmar gráficamente con un soldado, que representa la lucha de cada ser humano en la guerra del diario vivir.
En este momento de éxito total que atraviesa el género urbano, ¿qué considera usted que es lo más importante a la hora de componer una canción?
La música es la fuente de inspiración de muchísima gente, cuando una persona está triste escucha música, cuando está feliz también, y si tú tienes el poder de hacer música con un bonito mensaje, ¿por qué no? Ese tipo de cosas pueden cambiar el mundo, y a mí me parece que este género va muchísimo más allá de mensajes negativos. Muchos de nosotros hacemos música esperando dejar algo positivo en todas partes. “Le pido a Dios” es una prueba de eso. Le puse mi alma a esta canción.