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Negzzia: La modelo que escapó de Irán y durmió en las calles de París
Tras dejar su país por posar desnuda en una fotografía llegó a Estambul, donde no tuvo mejor suerte.
Esperar la implacable justicia en su natal Irán o dormir en las calles de París. Negzzia no tuvo una opción distinta a huir. Todo empezó por una foto en la que posó desnuda. Exhibirse en algunas naciones está penado con látigo o con cárcel.
En una reciente entrevista a la agencia Efe, la modelo persa narró su drama. En la huida primero probó suerte en Turquía. En Estambul trabajó en restaurante e intentó hacerse un espacio en el modelaje, pero varias puertas se le cerraron porque sus poses aparentemente son vulgares en un país que también es conservador. “Me teñí el pelo de rojo y la gente me gritaba por la calle. Las mujeres eran las peores, una incluso me mordió”, reveló.
De la ciudad turca migró a Paris en busca de más oportunidades. Pensó que en el lado occidental de Europa la vida sería a otro precio. Primero se enfrentó a la barrera de los papeles. Ingresó como turista y como turista se quedó. Bloqueada, sin poder trabajar y sin ahorros, conoció hombres que aparentemente se ofrecieron ayudarla.
“Todos me iban echando de sus casas porque no me acostaba con ellos. Un día me decían que me amaban y, como no funcionaba, me recomendaban que me metiera en la prostitución”, confesó.
Uno la invitó a dormir frente a la Torre Eiffel. “Nunca en mi vida me acostaría con alguien a cambio del éxito. Le dije que no, si quería ayudarme que lo hiciera, pero que no quería pasar una semana romántica con él. Me dijo 'vale, pues no hay trabajo', y me bloqueó", recuerda Negzzia.
Para evitar el acoso, prefirió dormir en la calle. Al principio pernoctar en un parque fue difícil, pero se sintió digna y fuerte. Su historia llegó a los medios de comunicación galos. En un trino Christophe Castaner, ministro del Interior francés, escribió a principios de junio que, después de analizar su situación, se le propondría asilo.
“Es mi cuerpo, sé quién soy y sé cómo vivo y haré con mi cuerpo lo que quiera hacer. Estoy orgullosa de mí misma porque peleo por lo que quiero, porque no me vendí. Y sigo teniendo un sueño: Quiero demostrarme a mí misma y a la gente de mi alrededor que crecer no significa dejar de soñar".
Hoy, a sus 29 años, con el permiso de trabajo en las manos, Negzzia espera por fin modelar para reconocidas agencias. Mientras eso ocurre, alimenta su portafolio de fotos es su cuenta de Instagram, en la que supera los 127 mil seguidores.