Artículos
Rammstein y el efecto del punk en la Alemania comunista
Antes de hacerse famosos a nivel mundial por sus controvertidas puestas en escena y temáticas, la banda se nutrió del movimiento de una juventud en busca de libertades en la RDA.
Todo comenzó en la década de 1970, en el "país más aburrido del mundo", como el periodista y autor Torsten Preuss describió a Alemania Oriental en su libro, Wir wollen immer artig sein, que detalla la subcultura en el RDA. La subcultura punk llegó a Alemania oriental desde occidente, y para una juventud aburrida, este estilo musical anárquico impactó como una supernova.
Los jóvenes se divertían viendo la reacción de las autoridades estatales ante su cabello de colores brillantes, sus símbolos anarquistas y sus pulseras de cuero con tachuelas. Se afirmaba que los punks tenían una "apariencia decadente", y esto alentó a los adolescentes a seguir celebrando su audaz estilo de vida.
Se encontrarían en mazmorras y bodegas escondidas, clubes y graneros, tocando en condiciones imposibles. A veces tenían un solo micrófono, y un asistente tenía que pasar el micrófono cuando varios cantantes estaban en el escenario. Ellos mismos construyeron sus amplificadores a partir de viejas radios de bulbos y tocaban instrumentos baratos fabricados en Rusia y la República Checa. Cuanto más rudimentaria sonara la batería, más "punk" era el sonido.
Ilegal, decadente e influenciado por Occidente
Muchos de estos conciertos eran clandestinos. La policía y la Stasi, los servicios secretos, se presentaban regularmente. Se consideraba que los punks eran elementos subversivos, ya que se oponían abiertamente al régimen de la RDA. La Stasi quería dar un ejemplo arrestando a los músicos y encarcelándolos. Tres miembros de la banda Namenlos (Sin nombre) fueron condenados a 12 y 18 meses de prisión. Otros punks se vieron obligados a abandonar el país.
La gente escuchaba música punk a través de la radio occidental; compartían su propia música en casetes, ya que para el sello oficial de la RDA, Amiga, no existía ese género.
La comunidad underground despreciaba a bandas establecidas como Puhdys, Karat o City, a quienes con su estilo de rock "adaptado" a la RDA también se les permitió tocar en Occidente, a pesar de que esas bandas también se enfrentaron a la censura de la RDA (que oficialmente no existía). Se las arreglaron para engañar a los censores usando metáforas que hacían imposible que sus canciones estuvieran prohibidas.
Las canciones hablaban de la triste vida cotidiana de las personas que vivían en su Plattenbau (bloques de torres de hormigón prefabricados), la destrucción del medio ambiente, o los espías de la Stasi.
La Stasi infiltró la comunidad punk de la RDA y logró, en cierta medida, suprimirla. Sin embargo, la policía secreta había subestimado el poder de esta subcultura, que seguía atrayendo a más personas.
El punk se vuelve socialmente aceptable
Finalmente, a mediados de la década de 1980, las autoridades de Alemania Oriental se dieron cuenta de que ya no podían evitar que surgiera la música alternativa. El Estado de repente permitió conciertos, e incluso festivales enteros. Bandas alternativas se escuchaban en la radio, por ejemplo en el canal juvenil DT 64, y el género recibió un nombre oficial: "Las otras bandas".
Entre esas "otras bandas" estaba el grupo Feeling B, fundado en 1983. Su tecladista era Christian "Flake" Lorenz, de 16 años, mientras que Paul Landers, de 18 años, tocaba la guitarra. Feeling B fue una de las primeras bandas alternativas en ser sancionada oficialmente por el Estado como una "formación de música de baile aficionado", lo que les permitió dar conciertos. Sus letras no eran particularmente políticas; más bien encarnaron el género Fun-Punk que celebraba la bebida y la fiesta, que era en sí misma otra forma de oposición al modo de vida en la RDA.
La banda de Lindemann, First Arsch, también se encontraba entre los grupos aceptados. Los músicos de ambas bandas se conocieron dentro de la escena, festejando juntos o apareciendo en el escenario en los conciertos del otro. Compartían instrumentos e, incluso, en algún momento fueron compañeros de cuarto.
¿Cayó el punk con el Muro?
Cuando cayó el Muro de Berlín en 1989, la comunidad alternativa parecía haber perdido su propósito. Feeling B se desintegró. "Todo murió en los años posteriores a la reunificación. A través del cambio del sistema, ya no teníamos un enemigo; estábamos desorientados. Nos dimos cuenta de que si seguíamos con nuestra estrecha perspectiva, nadie en Occidente se interesaría en nosotros", declaró Flake la revista Der Spiegel.
En ese momento, Till Lindemann ganó una competencia con su nuevo proyecto, llamado Tempelprayers. La banda incluía al baterista Christoph Schneider y al guitarrista Richard Kruspe. Consiguieron que los miembros de Feeling B se unieran a ellos. El experimento resultó ser Rammstein.
En 1995, su primer álbum, Herzeleid, salió y fue un éxito explosivo. El nombre de la banda ya sonaba duro: Rammstein era una referencia a la base de la Fuerza Aérea de los EE. UU., famosa por su desastre en una exhibición aérea en 1988, accidente en el cual murieron 70 personas. Las letras de Lindemann en la canción "Rammstein - ein Mensch brennt" (Rammstein - un hombre está ardiendo) eran inusitadamente provocativas.
Muerte, endogamia, violencia, sexo, necrofilia, perversión: todos estos temas formaban parte de las letras de Lindemann. Para colmo, la banda tenía un estilo militarista y el canto de Lindemann hizo que el idioma alemán sonara más "marcial" de lo que realmente es. Rammstein fue rápidamente percibida como una banda de extrema derecha. Sus miembros regularmente tenían que posicionarse contra la derecha política para aclarar que no se asociaban con ella.
Siempre hay espacio para la interpretación en las canciones de Rammstein. Los músicos heredaron esa habilidad de su etapa en la comunidad punk de Alemania Oriental. "Si miras la letra de las bandas de la RDA, te das cuenta de lo buenas que son algunas de ellas cuando logran abordar un tema indirectamente. Todavía estamos fuertemente conectados con ese pasado", dijo Christoph Schneider a la revista Stern en 2001.
Rammstein ha estado recorriendo el mundo durante décadas, manteniéndose fiel a su estilo y aún logrando generar controversia.