Reseña
"Ladydi", la novela de las condenadas mujeres del narco
La novela escrita por Jennifer Clement muestra uno de los negocios que generan más actividad y ganancias para los traficantes mexicanos: la explotación sexual.
“Ahorita te ponemos fea, dijo mi madre. En el espejo la vi pasarme un pedazo de carbón por la cara”. Con esta frase Jennifer Clement introduce al lector en el diario vivir de Ladydi, una pequeña que vive en un lugar donde lo mejor que le puede pasar a una niña es nacer fea.
De hecho, donde ella vive tener demasiados atributos puede costar la vida o traer un viaje sólo de ida al infierno.
La lectura de Ladydi permite hacerse un panorama de lo que son la miseria y la violencia de género en un pueblo en el estado de Guerrero, zona con una tradición pedregosa. Es ahí, entre las montañas, donde las mujeres son tratadas como verdaderos pedazos de carne.
Se trata de una tierra sin maridos y sin padres. Casi sin hermanos, porque todos se han ido en búsqueda del sueño americano y han dejado a sus madres, compañeras y a sus hijas expuestas a la violencia salvaje de los carteles de la droga. Este es el pueblo donde ya nadie le reza a Dios “porque ni de él se fían”. Las mujeres piensan que hasta el presidente de la República tiene nexos con la droga.
Se trata de una novela de ficción, pero con arraigo en la realidad, y que permite al lector hacerse una idea de lo que viven millones de mujeres en México: la injusticia y las miseria por la que deben pasar en su intento por sobrevivir y no ser secuestradas por sujetos armados con ametralladoras y armas automáticas.
¿La razón? Explotarlas sexualmente. Hay estimaciones que situán a México en lugar tétrico, ya que la trata de mujeres genera alrededor de US$10.000 millones al año a los carteles de droga.
Pese a toda la miseria y la violencia de su entorno, Ladydi crece rodeada de amigas y al lado de una madre capaz de robar, maldecir y reír cuando le da la gana. Pasa por un período donde la miseria de Guerrero no parece tanta, ni tampoco el dolor. Pero luego es acusada erróneamente de participar en un crimen, la joven va a parar a la cárcel, lugar al que llegan muchas tras haberse defendido de una violencia respiran desde que nacen.
A través de sus 236 páginas el libro desarrolla un personaje que, pese a la crudeza que le rodea, mantiene cierto grado de inocencia. Su mirada hacia el exterior se caracteriza por la búsqueda de belleza allá donde no puede haberla y por la confianza en las personas que se mueven a su alrededor, una confianza que a menudo se ve truncada y traicionada.
El estilo de Jennifer Clement no es tan detallado sino más bien directo. Prefiere la acción a la descripción. Además se nota que conoce el tema que aborda en la novela.
Nacida en Estados Unidos, Clement se trasladó con sus padres a Ciudad de México cuando tenía un año. Estudió literatura y antropología en la Universidad de Nueva York. Ha sido finalista del prestigioso Orange Prize for fiction del Reino Unido y seleccionada por el editor literario del New York Times. Como presidenta del PEN México durante tres años, ha sido testigo de primera mano de la desgracia de niñas como Ladydi.
Con una prosa contundente, Clement da vida a uno de los personajes femeninos más llenos de rabia y energía del último tiempo. Ladydi es uno de esos memorables personajes que logran desenvolverse en la desolada y machista tierra donde se sitúa la acción y al mismo tiempo sacuden nuestras conciencias.
Una lectura brutal y atrayente, "Ladydi" ya ha sido distinguida con el premio humanitario Sara Curry y el National Endowment for the Arts. Actualmente es un éxito en Inglaterra y Estados Unidos. Los derechos de edición ya han sido vendidos a más de 17 países.