Reseña

"Camino", la declaración de principios de Gustavo Santaolalla

Por LifeStyle.com |  8 Agosto, 2014 - 16:23
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Más que una propuesta, este disco es una muestra de la simbiosis que el argentino ha hecho de la música, el cine y las raíces de su cultura.

Con dos premios Óscar y unos cuantos Grammy en su poder, Santaolalla es ya una institución en la música latinoamericana. Productor, compositor e instrumentista, el argentino está detrás de los más diversos éxitos de la región.

Desde trabajos de carácter arqueológicos con León Gieco, con "De Ushuaia a La Quiaca", hasta top masivos como Juanes, pasando por Cafe Tacvba, Los Prisioneros, Julieta Venegas y Molotov, Santaolalla mira las cosas -definitivamente- desde arriba.

Goza tanto con su proyecto de tango electrónico "Bajofondo" como haciendo música para películas ("Amores perros" y "Babel", entre otras).

Pero si el protagonista de su último trabajo solista era con simplicidad el ronroco (1998), instrumento andino de diez cuerdas parecido al charango, en esta nueva incursión le suma más amigos: guitarrón, laúd árabe, cuatro, violín Toba y buzuki, entre otros.

“Es una experiencia muy personal, es la identidad que busco al tocar los instrumentos de cuerdas con los que siento una conexión especial. Los toco a mi manera y quizá por eso conecta con Latinoamérica de una forma que no es obvia. Quiero hacer música con identidad, que represente cómo soy y de dónde vengo, pero que también toque otros lugares del mundo”, explica.

Cuestionado sobre la esencia del disco, minimalista en buena parte de los trece cortes que se incluyen, Santaolalla es claro: no busca el éxtasis efímero de la música actual, quiere conseguir que los escuchas se concentren en la experiencia sonora de principio a fin.

Pero "Camino" es más que una propuesta: es una declaración de principios estéticos, un viaje antropológico por la historia y la actualidad de la música sudamericana. Una muestra de la simbiosis que Santaolalla ha hecho de la música, el cine y las raíces de su cultura, opción que no abandona aún cuando los ÓScar o los Grammys lo pudieran llevar por otras vías.